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Objetivo Europa

El teorema de Anadolu Efes, una ecuación sin resolver

Turquía se ha convertido en los últimos años en uno de los lugares del mundo donde más se invierte en equipos de baloncesto. El país otomano ha tomado ventaja respecto a otras ligas nacionales y sus equipos se han potenciado, económicamente hablando, a base de empresarios millonarios y de grandes corporaciones que quieren apostar fuerte por el deporte de la canasta, consiguiendo que su competición doméstica se convierta en una de las más atractivas del continente. A pesar de eso, de los equipos turcos que a día de hoy compiten en Europa, sólo el Fenerbahçe parece preparado -por el momento- para dominar el baloncesto continental por el potencial de su plantilla y, sobre todo, por Obradovic.

De esa manera, en el otro lado de la balanza se encuentra un proyecto de gran inversión que no ha dado tan buenos resultados, y es que el Anadolu Efes ha puesto mucho dinero sobre la mesa durante las últimas temporadas sin conseguir asentarse entre la élite europeo. El conjunto que preside Tuncay Özilhan ha golpeado duramente el mercado a base de talonario, sumando mucho talento a su escuadra y debilitando a otros competidores, tanto en el panorama nacional como el continental. Año tras año, el Efes consigue armar una plantilla muy capaz que debería ser capaz de competir contra los mejores equipos de Europa, pero la realidad es que todavía no ha terminado de conseguirlo.

Grandes expectativas temporada tras temporada

Desde hace unos cuantos años, la inversión de Özilhan en la edificación de su equipo ha sido muy importante. Su afán por meter al conjunto turco en la Final Four de la Euroleague y de convertirlo en dominador absoluto de la TBL le ha hecho pujar muy fuerte por jugadores que no están al alcance de todos los bolsillos: Bostjan Nachbar, Bootsy Thornton, Igor Rakocevic, Esteban Batista, Sasha Vujacic, Jordan Farmar, Zoran Planinic, Milko Bjelica, Dontaye Draper, Dario Saric, Stephan Lasme, Thomas Heurtel, Bryan Dunston, Derrick Brown, Nenad Krstic y Jayson Granger son algunos de los nombres que han vestido la camiseta del Efes desde 2008. Más de un equipo salivaría por tener o haber tenido a alguno de los mencionados en sus filas.

A pesar de la captación de grandes figuras, durante las últimas ocho temporadas el resumen del Efes ha sido bastante triste. Los de Estambul han sumado dos copas de Turquía y una TBL, consiguiendo clasificarse para los cuartos de final de la Euroleague en sólo dos ocasiones. La apuesta económica de Özilhan ha ido creciendo poco a poco con el paso de las campañas, algo que iba en consonancia con el desembolso del ya mencionado Fenerbahçe y con el ferviente y necesario deseo de ser un dominador claro en Europa.

No obstante, al dirigente turco se la he agotado la paciencia de forma rápida y los entrenadores han  durado una o dos temporadas como mucho. Hasta seis técnicos han pasado por el Efes en estos últimos ocho años, algo a lo que podemos sumar la gran cantidad de cambios que la plantilla también ha sufrido en busca de una mejora competitiva. Todo eso ha conseguido que la inestabilidad se establezca como punto de partida, y así es muy complicado alcanzar un nivel lo suficientemente óptimo como para que el proyecto arranque.

Ivkovic tampoco fue la solución

Para buscar un revulsivo potente tras el pobre bagaje cosechado, los turcos fueron en busca de un hombre consagrado y con aura de campeón para que les ayudara a dar el paso necesario para consolidarse. Özilhan consiguió sacar de la retirada a un Dusan Ivkovic cuya última gesta había sido, nada más y nada menos, hacer campeón de Europa a un Olympiacos que estaba pasando por unos fuertes problemas económicos partiendo, casi exclusivamente,  de un baloncesto y una filosofía inquebrantable de equipo, compromiso y trabajo. Y, seguramente, esa idea de convertirse en un equipo de verdad fue lo que más llamó la atención del millonario para acercar posturas con el ex seleccionador de Serbia.

Los otomanos confiaron la nave al veterano técnico balcánico de forma convencida, aunque los resultados siguieron sin aparecer. El Efes gastó mucho dinero en los dos años de Ivkovic en Estambul y los resultados continuaron siendo insuficientes a tenor de la inversión. En Europa, el equipo sufría mucho: el Efes no terminaba de ser competitivo y tampoco conseguía una base sólida sobre la que crecer deportivamente hablando, no había logrado hacer que el equipo fuera fuerte en lo colectivo, cayendo en el mismo error que sus antecesores.

Sólo en su primera temporada en el banquillo otomano, Ivkovic fue capaz de llevar a los suyos hasta unos cuartos de final donde el Real Madrid ejercería de verdugo.  

Esa situación se agravó, seguramente, tras la espectacular campaña del Fenerbahçe en el segundo año del técnico serbio. El vecino le había adelantado por la derecha, sin compasión y sin avisar, consiguiendo meterse en la Final Four de la Euroleague.

De esa manera, la paciencia de Özilhan se agotó una vez más y, también finalizó el periplo del Ivkovic en Estambul. Había que volver a reiniciarlo todo con las prisas y las necesidades de un nuevo panorama en la máxima competición europea.

Reconstrucción con Perasovic, otra vez

Tras dejar atrás la etapa de Ivkovic, la directiva del Efes quiso dar otro giro importante en el plano deportivo para empezar a cambiar la dinámica. El cambio de formato de Euroleague obligaba a los grandes equipos a formar una plantilla de garantías, capaz de pelear contra todo el mundo ahora que la competencia iba a ser más encarnizada y dura que nunca. El primer paso fue recuperar a Perasovic, que venía de hacer una temporada increíble en Vitoria y que podía desarrollar un baloncesto atractivo. El croata asumió el reto con naturalidad, sabedor de las exigencias de los dueños del club, ya que conocía la casa.

Con Peras atado, se apostó en primer lugar por mantener un núcleo de jugadores importantes que ya estaban en nómina la temporada pasada como Thomas Heurtel, Derrick Brown, Bryant Dunston, Cedi Osman, Jayson Granger, Dogus Balbay y el joven Furkan Korkmaz. En ese sentido, se decidió reforzar la plantilla priorizando la polivalencia e intentando asegurar mucho. Por ello, llegaron a Estambul Deshaun Thomas, Tyler Honeycutt y Bryce Cotton, tres hombres que pueden ocupar diferentes posiciones y asumir varios roles gracias a su versatilidad. 

Sin embargo, el Efes quiso poner toda la carne en el asador con un fichaje que en el mundo del fútbol se conoce como “galáctico” pero que nunca llegó a producirse. Y es que Perasovic quiso traerse a Estambul a un Ioannis Bourousis que había sido elegido MVP de la Liga Endesa ACB e integrante del mejor quinteto de la Euroleague, aunque los contactos quedaron en agua de borrajas. El elegido finalmente fue Alen Omic, otro jugador que destacó mucho en la ACB la temporada pasada en las filas de Herbalife Gran Canaria.

Un mal arranque

Los mimbres ya estaban puestos, pero el verdadero trabajo de Perasovic era conformar un equipo sólido, competitivo y en el que pudiera aunar toda la calidad individual en favor del colectivo. Con un buen margen de mejora, el balcánico ha empezado a currar sobre un folio en blanco que debe ir rellenando, aunque a las primeras de cambio las cosas no están saliendo de forma positiva. El Efes ha tenido muy buenos jugadores en los últimos tiempos, pero en pocos momentos se ha visto a una escuadra compacta, unida, capaz de de que todos sus miembros tiren hacia un mismo lado. Y ese ha sido el gran problema que han tenido a la hora de competir, porque en cuanto a calidad es algo en lo que han ido bastante sobrados.

En ese sentido, durante los cuatro primeros partidos el equipo turco ha ido cometiendo los mismos pecados que en el pasado. En muchos instantes intentan resolver los encuentros a base de fogonazos, de individualidades y picos de forma que les convierten en una escuadra muy irregular. En ocasiones encadenan minutos en los que mantienen un ritmo alto de partido y anotación, pero no son capaces de alargar esa situación lo suficiente como para ganar, dependiendo en la mayoría de ocasiones de la toma de decisiones de sus jugadores. Por ello, sólo han podido salir victoriosos en un partido hasta el momento.

Mirando hacia el futuro

No obstante, es imposible que este tipo de proyectos funcionen a la primera. Lo más importante es hacer de la paciencia la mejor compañía para alcanzar el objetivo. Perasovic es un entrenador que ha demostrado ser capaz de dominar grupos, de convertirlos en ganadores y el Efes le dará prácticamente lo que pida. La temporada sólo está empezando y con una plantilla con tanta calidad es imposible no pensar en que este equipo acabe funcionando y cohesionado.

Veremos dónde acaba este Anadolu Efes a final de temporada y si Özilhan se arma de paciencia como para dejar trabajar a sus empleados.

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