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Guillem Vives, una ascensión silenciosa

Guillem Vives es uno de los bases más prometedores en el baloncesto español. Con tan solo 23 años ya ha sido internacional absoluto con la selección española y se ha asentado como uno de los jugadores clave en el Valencia Basket. Su trayectoria profesional hasta el momento no tiene desperdicio, desde sus inicios de niño hasta su debut en ACB con Joventut, pasando por su fichaje sorpresa por el equipo taronja en 2014.

Desde bien pequeño, Vives sintió atracción por el baloncesto. Le venía de familia. Se animó tras asistir a encuentros de su hermano, pero antes, su padre jugó de manera profesional en el club La Salle García, y su madre también había sido baloncestista, aunque no en la alta competición. Así, su primera experiencia real con el deporte de la canasta fue en las filas del UE Claret, donde compitió en la categoría mini en la temporada 2003-2004.

Pronto, el Joventut se interesó por él, a los 9 años. Allí, en la cantera del equipo de Badalona estuvo diez años, progresando continuamente. En las categorías inferiores de La Penya coincidió con nombres como Marko Todorovic, Álex Suarez o Albert Ventura, entre los que Guillem estaba “tapado”. En ese entonces, solo destacaba en algunas jugadas individuales y no se esmeraba en el tiro por su irregularidad.

Por ello, pocos pensaban en aquel momento que ese jugador acabaría donde está y con los números que, actualmente, le acompañan. Su primera oportunidad llegó en 2011, con el salto al C.B. Prat Joventut, el segundo equipo de la Penya. Disputaba LEB Plata, pero se encontraba a tan solo un paso del primer equipo y, por tanto, de jugar en la ACB.

Sus números en sus dos campañas con el Prat muestran una clara evolución del jugador. En su primer año, disputó 21’3 minutos, con un promedio de 5’5 puntos, 1’3 en rebotes defensivos y 1’9 asistencias. Ya en el segundo, en la temporada 2012-2013, sus estadísticas fueron mucho mejores. Jugó una media de 23’6 minutos, anotó un promedio de 8’9 puntos, con un 2’1 en el rebote defensivo y un 3’3 de asistencias. Si su primer año la valoración total fue de 6 puntos, en su segunda temporada ascendió hasta los 11’6, lo que evidencia una clara mejoría en su juego.

 

Explosión en ACB

Su buen rendimiento también se extendió a la ACB. Su debut en la máxima competición del baloncesto español tuvo lugar el 29 de septiembre de 2012, en la primera jornada de la temporada 2012-2013, con el propio Joventut. El encuentro fue ante el entonces Lagun Aro, y con apenas ocho minutos en pista, el joven base, que por aquel tiempo contaba con 19 años, no disfrutó del suficiente tiempo para mostrar su talento. Aunque, como ha asegurado en varias ocasiones, tampoco es que los nervios le ayudasen.

Ese partido resultó importante para él, pero no fue hasta el 17 de marzo de 2013 cuando encontramos la primera fecha destacada bajo su firma. Ante la lesión de Corey Fisher, Salva Maldonado, entonces entrenador del Joventut, convocó a Guillem Vives de nuevo, como segundo base. Lo que nadie se esperaba es que fuera uno de los que lideraran al equipo para conseguir la victoria ante Baskonia, 89-79. Jugó casi 14 minutos, en los que anotó 10 puntos y repartió dos asistencias, que le valieron 14 puntos de valoración. No fue el único que brilló aquel día, también lo hicieron sus compañeros Albert Oliver y Álex Suarez, pero para Vives significó su carta de presentación ante la liga.

Su gran actuación en ese día sería vital en un futuro para que se incorporara definitivamente al primer equipo. La oportunidad definitiva le llegó cuando Albert Oliver decidió fichar por el Gran Canaria. Ante esto, el Joventut apostó por Guillem Vives como base suplente. Comenzó la temporada 2013-2014 con ese rol secundario, pero al final acabó ganándole el puesto a Nik Cochran, siendo de los mejores del equipo, con un promedio de 8’3 puntos, 3’3 rebotes, 4’4 asistencias y una valoración de 11 puntos.

Su irrupción no pasó desapercibida ante nadie, ni siquiera para él mismo: “Nunca he sido un jugador del que se haya hablado mucho porque nunca he destacado. Me sorprende a mí y a mi familia, estamos contentos. Pero prefiero que se hable más del equipo”, afirmó en una entrevista a Mundo Deportivo en plena temporada.

Fue designado el mejor joven de la temporada en ACB y su nombre apareció en el mejor quinteto joven de la competición. Y es que todos en el Joventut, incluido el propio Guillem Vives, esperaban que fuera un año de aprendizaje. Pero resultó ser el año de su explosión.

Madurez en Valencia

Julio de 2014, noticia inesperada: Guillem Vives ficha por Valencia Basket. Apenas un año en liga ACB con Joventut bastó para que los grandes equipos nacionales se fijaran en él. Y el catalán aterrizó en la ciudad del Turia bajo un contrato de tres temporadas.

En su primer curso con los taronja no bajó los brazos ante el reto de jugar en un conjunto más competitivo e importante. Disputó una media de 18 minutos, promediando 5’8 puntos, 2’5 asistencias, que le valieron un 6’7 de valoración. Su mejor partido fue en la jornada 27, ante MoraBanc Andorra, donde anotó 20 puntos y acabó con una valoración de 24 puntos. Fue el punto de inflexión. Desde ese instante sus números mejoraron gracias a la confianza que iba obteniendo y que, además, se iba depositando en él. Finalmente, repitió en el mejor quinteto joven de la ACB por segundo año consecutivo. Y la selección tocó a su puerta.

Ya había sido internacional con España en categorías inferiores. Jugó en 2011 el europeo sub-18 en Polonia, donde consiguió el oro junto a Álex Abrines (MVP del torneo) y Dani Díez, entre otros. Y en 2013, con la selección sub-20, alcanzó la medalla de bronce en el europeo de Estonia.

El momento que, seguramente, no olvidará Vives corresponde con el verano de 2015. En dicho periodo estival debuta con la selección absoluta en el Eurobasket, “mi etapa en el baloncesto está pasando muy rápido. No me imaginaba llegar hasta aquí”, reconoció el jugador en plena concentración. Aunque su aportación fue limitada, le sirvió para ganar experiencia. Y la medalla de oro. Guillem subió a lo más alto del podio junto al resto de componentes de la selección, entre los que se encontraba su compañero de equipo, Fernando San Emeterio.

Después de su periplo veraniego con la selección, en la temporada 2015-2016 incrementó su aportación en Valencia. Ante la lesión del base belga Sam Van Rossom, se repartió los minutos con Antoine Diot. Jugó una media de 22 minutos, con 6’6 puntos, 4’5 asistencias y 9’6 de valoración.

El 7 de junio de 2016, a falta de dos segundos para el final de la prórroga, Guillem Vives anota una canasta vital que fuerza el cuarto partido ante Real Madrid, en las semifinales de los playoffs de la liga (87-86). Con ella, el base insufló vida al conjunto taronja y devolvió la moneda al equipo blanco, el cual, con un canastón de Sergio Llull, había ganado el tercer encuentro.

En el verano de 2016, fue el protagonista del “culebrón”. El F.C. Barcelona expresó su gran interés en incorporarlo como segundo base, pero Valencia se negó a traspasarlo, siempre remitiéndose a la cláusula del jugador. Al final, en agosto, el club blaugrana se rindió y fichó a Petteri Koponen, aunque sin quitar el ojo de encima al catalán, conscientes de que termina contrato este año. Por otro lado, fue convocado para la preselección olímpica, aunque, finalmente, se quedó a las puertas de disputar sus primeros Juegos Olímpicos en Río.

En esta campaña con Valencia, su papel está siendo distinto. La presencia de compañeros como Sam Van Rossom y Antoine Diot ha obligado a un mayor reparto de los minutos, por lo que su rol no está siendo tan vital en el juego del equipo. «Es una situación difícil.Está claro que todos queremos jugar más y estar más en pista, pero sabemos cómo es esto y creo que los tres lo que queremos es que el Valencia Basket llegue lo más lejos posible», afirmó Vives en una entrevista a principios de año.

Aun así, su entrega no ha pasado desapercibida. El 9 de marzo, lesionado, forzó su tobillo para jugar ante el Khimki en el tercer partido de la eliminatoria de cuartos de final de EuroCup, buscando ayudar y aportar a sus compañeros. Una temporada difícil, a causa de los varapalos sufridos en la Copa del Rey y competición europea, pero con la vista puesta en una ACB en la que lucharán para que no se repita lo sucedido.

Guillem Vives. Ese jugador, rápido en el manejo del balón, pero irregular en algunas ocasiones, que ha conseguido llegar a la más alta competición del baloncesto español, casi sin hacer ruido, cuando apenas destacaba en las categorías inferiores de la Penya, de donde han salido tantos jugadores excelentes.

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