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Perfiles

Fuenlabrada y él

“Nunca tuve uno así, siempre está encima del jugador. En la pista es duro, nos pide mucho y me gusta»

Néstor ‘Che’ García no solo se ha ganado a la afición del Fuenlabrada, también a sus jugadores

Néstor 'Che' García
Wikimedia

Podía haber nacido cerca de la fuente de las escaleras. O en las calles aledañas a la plaza del ayuntamiento. O incluso en los pisos cuyas ventanas dan a La Soli. «Papá, parece que llevas aquí toda la vida«, le decían sus hijas en Navidad. Pero no, no es de Fuenlabrada.

Su combativo y a la vez avezado carácter es típico de este municipio del Sur de la Comunidad de Madrid. Un pueblo trabajador que recluye un club de baloncesto cercano, del que todo el mundo siente formar parte y que, además, fideliza, gana y compite contra cualquiera en la mejor liga de Europa. Podía ser un barrio de Bosnia o Croacia, pero hablamos de Fuenlabrada, del Baloncesto Fuenlabrada y de él.

Del ‘Che’ García, tres veces ganador del Campeonato Sudamericano y campeón del FIBA Américas de 2015 como seleccionador de Venezuela. Un tipo argentino, un entrenador especial, un vecino más. Hasta las señoras le paran por la calle y le animan a resguardarse del frío en los bares del barrio. Y él acepta encantado, cafés incluidos. “Me siento como si llevara tres años aquí. Vivo a una manzana y media del Fernando Martín, con otros dos miembros del staff en la misma casa y estamos todo el día hablando de Fuenlabrada”.

De Nueva York a Fuenlabrada

Es lo que tiene una relación de amor a primera vista. El binomio perfecto Néstor-Fuenlabrada se cocinó mucho antes de este verano. El técnico había dirigido en Argentina, Puerto Rico, Uruguay, México, Brasil, Venezuela y hasta Qatar, pero se le resistía la experiencia en el Viejo Continente. El ‘Che’ conocía al presidente Quintana desde hace 20 años y tras tres ocasiones frustradas (el Estudiantes tanteó su fichaje), pudo por fin entrenar en España. Incluso su llegada este verano no fue sencilla: Néstor había recibido la llamada de la NBA: “Me habían invitado los Brooklyn Nets para formar parte de su staff y me iba a instalar una temporada en Nueva York, pero me llamó José Quintana. Primero cambié todos los planes; y, después de la reunión, con él cambié mi vida”.

Carismático también por su dialéctica, el ‘Che’ transmite lo que siente sin paliativos. Es una de sus grandes virtudes como entrenador. El poder de la oratoria para motivar a sus soldados, dispuestos para la guerra. Lo decía nada más llegar a Fuenlabrada: “Hay que crear grupo a través de la comunicación”.

Verbal o no verbal, Néstor García desprende pasión antes, durante y después de los partidos: «En la cancha paso a ser otra persona. El baloncesto me atrapa y sé que a veces me vuelvo insoportable. Cuando me doy cuenta, trato de parar un poquito. Y si no, mis ayudantes lo hacen; son las voces que todo el tiempo están ahí. Me conocen y encuentran, más que las palabras justas, el momento. Me equilibran».

La figura del entrenador, tan menospreciada muchas veces, cobra un sentido aún más importante cuando tiene voz y voto en la política de fichajes. El Fuenlabrada mantuvo hasta ocho jugadores con respecto a la pasada temporada, pero los que llegaron fueron avalados por la forma de ser del ‘Che’. Así lo explicaba él al comenzar el presente curso: “Le prometí al presidente que haría un equipo de profesionales comprometidos con el corazón, intenso y que se identificaría con los aficionados. La gente trabajadora que coge un tren a las 6 de la mañana, cuando paga para vernos jugar, lo que quiere es ver entrega. La misma que tienen ellos a la hora de ganarse el sueldo”. Más claro imposible.

Con un mensaje tan evidente, los resultados no tardaron en llegar: fue el mejor arranque histórico del club, 5-0. Creer en imposibles es la filosofía de vida del ‘Che’ García. «Yo creo en ser competitivo, que es no tener miedo a ganar ni a perder, estés donde estés. Yo doy todo y el resultado después depende de muchas cosas. Tienes que irte tranquilo si diste lo mejor. Baso toda mi vida en eso».

La intensidad defensiva no se negocia

En una época en la que la utilización del triple parece casi fundamental para la consecución de objetivos, el ‘Che’ apuesta por fundamentar su baloncesto en otros aspectos. La defensa cobra un papel principal. El Fuenlabrada ha disparado su registro de personales por encuentro (líderes de la ACB con 24,2 faltas de media por partido), fruto de esa intensidad atrás. Lo que transmite Néstor desde la banda, se refleja en la pista: “Muchas veces ser un buen atacante es defender bien. Son estilos y nosotros tenemos que defender. El compromiso defensivo da muchas cosas a un equipo y es el reconocimiento a varios roles. Yo no puedo tener a doce jugadores que hagan veinte puntos, ni a cinco, porque luego vienen al equipo y no hacen cien entre todos”

Montakit Fuenlabrada se ha convertido en eso, en un grupo de profesionales que dejan algo más de lo que pueden en la pista, sin importar momento y rival. Con uno de los presupuestos más bajos de toda la Liga Endesa, el Fuenlabrada demuestra cómo construir un equipo competitivo, de garantías y con cotas altas para soñar. Con roles establecidos en los que cada jugador sabe cuál es su papel y el del compañero. Veteranos líderes del vestuario y jóvenes con altísima proyección que juntos representan hasta once nacionalidades distintas. Con todo, la química del equipo es magnífica: “La clave es que mis jugadores están unidos. Han querido implicarse en la idea que les propuse. Tienen ganas, compromiso y hambre. La única manera de mostrar el talento es poniéndole pasión todos los días. Y, en la vida, cuando tienes hambre luchas mejor por lo que quieres”.

Reflejo de la dura competición, el Fuenla, a pesar de encontrarse en la zona noble de la tabla (al cierre de este artículo son séptimos con un balance de 15 victorias y 10 derrotas), firma un basketaverage negativo. Incluso meses antes, cuando la diferencia entre triunfos y tropiezos era mayor, también encajaban más puntos de los que encestaban. ¿La razón? Partidos de extrema igualdad resueltos, en su mayoría, a favor de los pupilos del ‘Che’. Al final, esa fuerza grupal, esa garra, ese baloncesto tan primario, decantaba la balanza. Y si no se conseguía, el Fernando Martín, uno de los pabellones más calientes e inexpugnables de España, daba el último aliento a los suyos. Grada y equipo en perfecta sincronía.

Pupilos incondicionales

Creyente el ‘Che’, también lo son sus jugadores: «Este equipo te da una seguridad increíble. Con estos compañeros puedo ir a una batalla porque me siento seguro y confiado», cuenta Gregory Vargas, uno de los nuevos que se ha convertido en la proyección del entrenador en la pista: “Conozco al ‘Che’ desde 2007 y hemos logrado muchas cosas juntos. Él es una persona que ayuda a cambiar la mentalidad de las personas, que trata de sacar el máximo de cada uno y sobre todo le hace ver a todo el mundo que nada es imposible. Cuando llegó a Fuenlabrada, nos dio una charla a todos y nos hizo ver que sí podíamos, que no hay dos ligas y que cualquiera puede ganar a cualquiera”.

Christian Eyenga, el fichaje relumbrón de la temporada, define al ‘Che’ como un entrenador especial: “Nunca tuve uno así, siempre está encima del jugador. En la pista es duro, nos pide mucho y me gusta». Y como no, Marko Popovic, capitán y líder del Fuenla: “Sabemos qué quiere en todo momento, y jugamos con esa intensidad. Estamos en Fuenlabrada, no en un sitio con un presupuesto alto. Estamos así en la tabla por nuestro trabajo, por la humildad que tenemos, por la buena química que tenemos dentro del equipo y con nuestra afición».

Cuando Néstor habla todos escuchamos, pero es un tipo muy humano, que siempre está bromeando. Eso nos ayuda a quitarnos presión. Tiene mucha experiencia y ha demostrado que saca lo mejor de cada uno. Estamos disfrutando mucho con él”, comenta O’Leary.

Además de la intensidad de Vargas, las canastas de Popovic, los mates de Eyenga o la magia de Smits, hay otra estampa que se repite, partido sí y partido también, en el fortín del Fernando Martín. Tiempo muerto y el ‘Ché’, antes de hablar con sus jugadores, invade la pista y, brazos levantados, jadea a la afición, que se levanta orgullosa. En Fuenlabrada esperan que la escena se reproduzca muchos años más. Porque no hay otro entrenador así, no hubo ni hay una simbiosis igual entre afición y equipo. Entre ellos y Néstor ‘Che’ García.

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