Antes de la apertura en masa de la frontera para los jugadores europeos en la NBA, cualquier nombre exótico que lograba superar el muro y codearse con las estrellas de la mejor competición del planeta acaparaba de forma inmediata una gran lupa en su trayectoria americana, por mucho que en la mayoría de los casos esta no se prodigase más allá que en la noble tarea del agitamiento de toalla.
Richard Petruska nació en la antigua Checoslovaquia en 1969. Bajo el apodo de «Rich», el joven comenzó a jugar baloncesto en las canchas de su ciudad, Levice. Allí comenzó a destacar, mientras el país se veía sumergido en constantes cambios políticos que poco después darían como resultado la escisión pacífica entre Eslovaquia y la Republica Checa. Eso sería en 1993, aunque para entonces Rich ya había comenzado su aventura en California, primero en Loyola y finalmente en UCLA.
Con sus 2,08 metros de altura y el número 3 en la espalda, era un pívot tradicional, con capacidad de juego en el poste bajo y buena visión para pasar desde ahí. Defensivamente, era algo débil contra pívots más pesados, pero tenía una buena capacidad de rebote. También eran evidentes las secuelas de sus lesiones, lo que se notaba en un Petruska bastante más limitado en movimientos al final de su carrera.
Esas dos temporadas (no pudo jugar una por el cambio de universidad) fueron suficientes para que, en el Draft de 1993, los Houston Rockets lo eligieran en el puesto 46. El equipo, liderado por Olajuwon, venía de perder en las semifinales de conferencia el año anterior, y estaba cada vez más cerca del anillo.
Nuestro protagonista debutó en esa temporada, disputando 22 partidos de temporada regular, aunque con un rol más residual. Sin embargo, solo con eso fue suficiente para convertirse en el primer jugador europeo en conseguir el anillo de campeón, aprovechando el año del primer retiro de Jordan, a pesar de no haber disputado ni un minuto en todos los playoffs.
Como anécdota, es recordado entre los seguidores de Houston por ser el responsable de que, en la celebración del título, el trofeo quedara «abollado y despegado». En el año 2018, 24 años después del primer anillo del equipo, la NBA entregó un nuevo trofeo en perfecto estado, recordando aquello como una simple anécdota. Para Richard, la NBA fue «una época increíble. Era el suplente de Olajuwon. No te puedes imaginar lo que aprendí de él. Era algo extraordinario entrenar todos los días a su lado. Eso y luego ir a jugar contra Pat Ewing o David Robinson».
La siguiente temporada, Houston no contó con él, y, con una veintena de encuentros y el título en su haber, volvió a Europa. Su primera parada fue Italia, en Varese, donde coincidió con Pozzecco, actual seleccionador italiano, en su etapa como jugador. Fue una pieza importante en el equipo, pero perdió protagonismo con el paso de los años. Su siguiente destino fue el Galatasaray, pero un año más tarde, tras obtener el pasaporte italiano, cambió Estambul por Málaga.
En tierras andaluzas jugó dos años, donde llegó a ser campeón de la Copa Korać, el primer título internacional de la entidad malagueña. Su mejor partido en esas dos temporadas fue ante el Caja San Fernando de Javier Imbroda, con 19 puntos, 16 rebotes y 34 de valoración. Sin embargo, las lesiones y su bajón de nivel con el paso de los años lo llevaron a salir en 2001 rumbo al TAU Cerámica, donde, tras solo cuatro partidos, rescindió su contrato. Con una última etapa fugaz en Italia y un intento de ascenso a la ACB con el CAI Zaragoza, colgó las botas.
Tras su retirada, en una entrevista con «Endesa Basket Lover«, recordó su etapa en España con cariño, ya que sus dos hijos nacieron en Málaga y, como él dice, «son malagueños». Además, mencionó que estaba entrenando a niños a nivel amateur y que su empleo profesional era en una «empresa de informática». Sin embargo, unos años después se conoció que se convirtió en entrenador de la CBA (Canarias Basketball Academy), donde permaneció desde 2014 hasta 2018, para luego mudarse a Canadá.
El único jugador eslovaco en jugar en la NBA, el primer europeo en ganar la NBA y campeón de la Copa Korać con Unicaja. Una carrera impulsada en Italia y finalizada en España. Justo 30 años después de esta historia, los europeos ya no son meros complementos; lideran las franquicias de la mejor liga del mundo. Esto ha sido posible gracias a historias como la de Richard, que abrió camino a tantos otros que llegaron después y a los que aún están por venir.
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