Monbus Obradoiro, Real Betis, San Pablo Burgos, Fuenlabrada, Palencia, Estudiantes, Gipuzkoa Basket, Valladolid, Tizona, o alguno con el que no se cuenta hasta el momento. La recién creada Primera FEB, antiguamente denominada Leb Oro, ofrece un plantel de equipos con mucha historia, títulos, jerarquía, pedigrí, pero sobre todo, con hambre de ganar y de demostrar su nivel. Estos equipos, que ya han sido catalogados como los favoritos al ascenso, tendrán que rendir cuentas frente a sus rivales, a la vez que también deberán batallar contra sus propias mentes para no bloquerase durante los peores momentos, ni enloquecerse en los mejores. Todos ellos buscan el mismo objetivo, ese ansiado billete que les devuelva a donde un día estuvieron, a la Liga Endesa.
«Solía haber dos candidatos al ascenso, ahora salen seis o siete», comentaba Moncho López, entrenador del Club Ourense Baloncesto, en una entrevista previa al partido contra el Obradoiro. Lo cierto es que antiguamente, cuando la Leb era una liga menor a la que apenas se le prestaba atención, había dos equipos claramente favoritos que arrasaban en victorias y, por lo tanto, se ganaban el ascenso en la pista. Pero una vez terminada la temporada, los dirigentes, por diversas razones, no eran capaces de materializar los resultados deportivos en los despachos, y por lo tanto, volvían a comenzar el curso siguiente desde el mismo punto de partida. Debido a la existencia de este problema, la ACB advirtió a sus socios de la tremenda contradicción que su competición atesoraba y, consecuentemente, durante ese mismo verano se optó por la eliminación del canon necesario para formar parte de la competición, dejando unas barreras mínimas que resultaban en un menor desembolso por parte de los clubes sólo por el hecho de participar en la liga. Desde su abolición, el panorama competitivo de la Primera Feb ha dado un giro de 180 grados. Ahora todas las jornadas tienen la misma relevancia para todos los equipos, ya que con encajar un par de derrotas consecutivas te puede descuadrar toda una temporada, si no que se lo pregunten a los denominados clubes punteros, que han visto cómo sus sueños desparecían en un visto y no visto.
Trasladémonos a este período estival, uno movido e intenso para los equipos que ocupan la cabeza de la tabla. Por un lado, han dejado al aficionado boquiabierto con ciertas incorporaciones que perfectamente podrían haber ocurrido en la Liga Endesa, e incluso en alguna competición europea. De los diversos dirigentes que han estudiado y trabajado excelentemente el mercado, el Baloncesto Fuenlabrada, comandado por el nuevo director general Ferran Martínez, merece obtener una mención especial. Tras el devastador descenso a la segunda categoría del basket español (4 victorias en su último año en la ACB), los naranjas contaron, para su primera temporada en Liga Leb, con una plantilla desnivelada por la falta de puntos de los exteriores. Esa carencia se vio reflejada durante la primera vuelta y gran parte de la segunda, hasta que los inesperados fichajes de Jordan Swing y Pato Garino consiguieron cambiar el rumbo del equipo, acercándose levemente a los puestos de playoff, que terminaron siendo un deseo inasequible.
Pero la temporada terminó, y con ello vino un importante cambio en la dirección general (llegada de Ferran Martínez). El primer paso significativo del nuevo “jefe” fue decidir si apostar por la continuidad de Toni Ten, o por el contrario, volver a arriesgar con otro perfil de entrenador que debía amoldarse a un grupo nuevo de jugadores. Terminaron renovando al castellonense y, por el momento, con una plantilla provisionalmente cerrada, se puede afirmar que la tarea de cubrir equilibradamente todas las posiciones vacantes ha resultado ser muy buena.
Los del sur de Madrid se han hecho con nombres extremadamente peligrosos, en el buen sentido de la palabra, que complementan perfectamente a los renovados. Por un lado estarán los ex-bases de Obradoiro, Fernando Zurbriggen y Léo Westermann, que portarán la batuta del juego.
En el apartado de los escoltas, se seguirá confiando en la capacidad de evolución del madrileño Edu Durán, que seguirá bajo el mando de Toni Ten (cinco temporadas ya con él); se suma al plantel el siempre correoso Johnny Dee, y el estadounidense Paul Jorgensen, que cambia Goya por Fuenlabrada. Ellos serán los que le den vida al Fuenla cuando más tensos se pongan los partidos. No hay duda de sus facultades técnico-tácticas; ahora sólo queda que las implementen en la pista para demostrar su verdadero impacto en momentos críticos.
Pasemos al tres, un área que tampoco fue cubierto de la mejor manera la campaña pasada. Para este año cuentan con un viejo roquero que actualmente posee dos ascensos en el bolsillo, Osvaldas Matulionis. Su imponente físico le ha servido para resguardar a jugadores teóricamente más grandes que él, y por lo tanto, confían que su presencia en pista, añadida a su sabiduría en el juego, les aporte cosas similares, como ya previamente hizo con el recién ascendido Hiopos Lleida. El lituano compartirá puesto y rivalidad con Travis Munnings, un jugador que, a pesar de su juventud, cuenta con múltiples experiencias europeas que le valieron un puesto en el roster de la selección Bahameña que maravilló a todo el mundo durante el preolímpico de Valencia. Entra en la competición bajo el apodo de “Rookie”, ya que proviene de la segunda división francesa y nunca ha jugado en nuestro país, haciendo unos sobresalientes números: 12 puntos, 6 rebotes, y 2 asistencias por partido.
Por último, restan los componentes que ocuparán las posiciones interiores. Ellos son los repetidores Tanner McGrew y Jorge Bilbao, más los nuevos Iván Cruz, que regresa tras una lesión que le dejó apartado toda una temporada, y Lotanna Nwobo, un jugador muy utilizado por Paco García durante su periplo en Valladolid.
La escuadra fuenlabreña ha vuelto con las energías renovadas, y prueba de ello son los partidos de pretemporada (amistosos y Copa España) que ya ha disputado, en los cuales salió victorioso en tres de los cuatro encuentros. La prueba más complicada que afrontaron los de Toni Ten fue el derbi disputado el pasado domingo contra el Estudiantes, en el que dejaron escapar una renta de 17 puntos durante los primeros minutos del tercer cuarto. El marcador al descanso mostraba un favorable 29-46 para los visitantes, que, tras el parón, se vieron superados por un aluvión de triples y numerosos rebotes ofensivos que permitieron a los locales darle la vuelta al marcador, colocando un 68-62 al final del tercer cuarto, con un parcial demoledor de 39-16.
Olvidando las sensaciones de la segunda parte, el equipo compartió la pelota como un conjunto ya rodado, con automatismos que destacan la identidad que van a transmitir en las próximas semanas. Con este resultado, los naranjas quedan virtualmente eliminados de la Copa España; habrá algunos aficionados que incluso lo celebren. Ahora solo tendrán que centrar sus esfuerzos en la competición liguera.
Otra gran noticia, que iguala en importancia a la de todos los fichajes, es la certificación de un acuerdo de patrocinio con la empresa de vehículos de ocasión Flexicar para los próximos dos años. Por lo tanto, los fuenlabreños, que arrastraban dos años sin un espónsor principal, obtendrán una notable fuente de ingresos proveniente de la empresa que les impulsará a agrandar el proyecto. Por otro lado, el acuerdo, que recoge múltiples vías de colaboración y exposición, modifica la denominación oficial del primer equipo del club, que a partir de ahora se llamará Flexicar Fuenlabrada.
Las cartas ya se han colocado encima de la mesa, no hay nada que esconder. El próximo reto será un novedoso encuentro entre moronenses y fuenlabreños, que será la primera vez que se citen en su historia, dado que el Club Baloncesto Morón debutará en la categoría tras años de mucho sacrificio. Aunque los dos tengan metas distintas, los aficionados querrán seguir viéndoles ganar porque aman a sus respectivos equipos y, por lo tanto, no perdonarán ni un ápice de relajación.
Al Fuenla y a todos los equipos que componen la Primera FEB este año, les deseo mucha suerte. Confío en que cada partido sea una demostración del talento y la entrega que reside en esta liga, muchos años desaprobada por instituciones que no han permitido que muchos de ellos recalquen en ACB. Que la temporada esté llena de desafíos superados, victorias memorables y pasión, que es el principal motivo por el que este deporte es querido por tanta gente.
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