Pocas escuadras habrían terminado cabizbajas el pasado curso baloncestístico habiendo firmado semejante hoja de servicio. Cuando el sorprendente UCAM Murcia sorprendió en las semifinales al favorito Unicaja de Málaga, líder de la temporada regular en la ACB, todavía estaba muy reciente el título de la Basketball Champions League. Por no hablar de una Copa del Rey en 2023 para los de Ibon Navarro, dejando por el camino a los transatlánticos del Barcelona y el Real Madrid, sobreponiéndose a una final a cara de perro frente al duro.
De cualquier modo, el conjunto de Ibon Navarro sabe el peso que porta bajo los hombros por la propia historia de uno de los históricos del campeonato español. Un proyecto que desde cimientos humildes ya sabe qué es estar en una Final Four combatiendo contra el CSKA, además de ser, junto al Tau Cerámica, una de las claves para que las pistas hispanas no cayeran en el duopolio entre blaugranas y madridistas. Los sueños cajistas en el Martín Carpena son incluso superiores a los que se daban en Ciudad Jardín, aquellos días donde Javier Imbroda dirigió a un recién llegado a las fronteras del Olimpo.
En vísperas de que vuelva a lanzarse la pelota hacia lo más alto en la Liga Endesa, en Skyhook deseamos rendir tributo a una de las atracciones de la pasada campaña. Repasando el brillante currículum del Unicaja de Málaga, planteamos una propuesta con los diez mejores jugadores que podrían configurar una plantilla antológica y permitiera una transición defensiva equilibrada.
Por supuesto, somos conscientes de que habrá controversias. Difícil entender que no pudiera estar en el roster un maestro del espectáculo como Marcus Haislip. Por no hablar del “Boquerón” Nacho Rodríguez, un hombre de la casa que se ganó luego laureles suficientes para triunfar también en el Palau. Tampoco es descabellado que algunos de los integrantes de la actual plantilla de Ibon Navarro no terminen escalando incluso más en la idolatría de la entendida afición del Carpena.
Hemos querido ahorrarnos el suplicio de dilucidar quién merecería estar en el banquillo como técnico principal y cuáles serían los ayudantes. Pesa demasiado la nostalgia con Imbroda, mientras que Sergio Scariolo puede presumir de haber sido quien comandó la nave a las tierras prometidas de los títulos nacionales, aunque sin descartar nunca a Božidar Maljković o Aíto García Reneses, maestros de la pizarra que se dejaron caer asimismo por Andalucía en algunas de sus últimas clases magistrales en España.
Las legiones nostálgicas podrán acompañar al relato poniendo el vídeo para gozar con Siempre te llevo conmigo, el documental estrenado a finales de 2022 y que es imprescindible para entender la mitología de la causa cajista, incluyendo la feroz rivalidad con el Mayoral Maristas durante la década de los ochenta del pasado siglo. Una trama de entrega y pasión que casa con la actitud de guerreros en la cancha como Alberto Díaz Ortiz, hoy uno de los ojitos derechos del público malacitano y pieza clave en el último gran éxito de la selección masculina de baloncesto en el último Eurobasket.
Sin más, en la playa abrimos el cofre con los diez magníficos seleccionados… y había mucho y bueno donde escoger.
BASE TITULAR: CARLOS CABEZAS
“Cuando entrenaba con mi padre en Marbella no se me pasaba por la cabeza que pudiera llegar tan alto y disfrutar tanto”. Al anunciar su retirada en 2021, Carlos Cabezas escenificaba el cumplimiento de un sueño personal: se iba a despedir en el club de sus amores en un duelo contra un rival con el calibre del Real Madrid. El perfecto epílogo de una carrera que sobrepasó cualquier expectativa, la de un habilidoso playmaker que reconciliaba al público con la pureza del juego.
Božidar Maljković, el flamante técnico balcánico que había forjado a la mejor Jugoplastika de todos los tiempos, creyó ver algo en aquel canterano de los verdes. Le dio la alternativa para dar los minutos de descanso y ponerle las cosas difíciles a una estrella estadounidense con el aura de Louis Bullock. Un bautismo de fuego donde iría entrando por los ojos a la entendida afición del Martín Carpena. Siempre gustó.
La gran oportunidad le llegó con Sergio Scariolo. El taimado estratega italiano le juzgó preparado para ser la mano que mecería la cuna de su escuadra. Su crecimiento llegó a tener tal altura que apareció en la complicadísima convocatoria de 2006 a cargo de Pepu Hernández, una expedición llamada a alcanzar la gloria nipona. Allí convivió con un base genial al que se le comparó durante aquellos años dentro de los mejores directores de orquesta españoles: José Manuel Calderón.
Actualmente, su dorsal número 10 está retirado, justo tributo a tantos días de glorias con los malacitanos. Si bien fue un trotamundos (cabe recordar su periplo en aquel Khimki ruso que ambicionó ser la alternativa al CSKA de Moscú o vistiendo la elástica del Nacional de Uruguay), en la persona amante del basket los términos cajista y Carlos Cabezas quedan estrechamente vinculados.
Como club grande, el Unicaja reservó un día con mucho predicamento para colgar su camiseta en todo lo alto, junto a su camarada Berni Rodríguez: durante una visita del Fútbol Club Barcelona. Cabezas estuvo acompañado de hombres como Jorge Garbajosa, Walter Herrmann o Fran Vázquez, entre otros. Justo agradecimiento a tantas generosas asistencias del andaluz, fabricante de canastas fáciles ajenas.
Su brillante currículum con la selección nacional y la entidad sureña garantizan su puesto tan destacado en nuestra lista. Honrando el legado de su progenitor, un notable anotador del baloncesto español en la década de los setenta del pasado siglo, Cabezas se caracterizaba por ser un caso atípico dentro de la élite: podía encajar perfectamente como un jugador de rotación muy valioso en las sombras y luego brillar como máximo referente de su equipo. Todo dependía de lo que el momento requiriera.
El único posible debe en su carrera fue no haber terminado de probar la aventura de la NBA, si bien sería un hecho incontestable que en varias ocasiones estuvo a punto de ocurrir. En sus primeras Finales ACB, disputadas contra el Tau Cerámica de Luis Scola y Nocioni, el legendario Epi elogiaba la capacidad del por entonces imberbe muchacho de hacer reversos con el propósito de abrir las defensas y luego mandar cómodos pases picados a sus compañeros libres.
BASE SUPLENTE: KENDRICK PERRY: MR. MVP
Supuso la estampa más hermosa de una noche inolvidable en el Belgrado Arena. Tras 17 puntos y contagiar a sus compañeros de ritmo vertiginoso, Kendrick Perry se dejó caer en el suelo. Acababan de lograr la ansiada redención en la Basketball Champions League en 2024, justo un año después del gran batacazo cuando las expectativas estaban en lo más alto. No obstante, la escuadra de Ibon Navarro había acostumbrado al Martín Carpena a aguardar lo mejor tras recibir los golpes más devastadores.
El menudo y ágil jugador exterior se encontraba en aquellos compases en una nube. Iba a ser nombrado como MVP del torneo continental a costa de un combativo Lenovo Tenerife. Se culminaba así un sueño, la confirmación del olfato fino de un director deportivo con sangre cajista como Juanma Rodríguez. La organización andaluza le echó sus redes en el verano de 2022, una verdadera ganga por su pasaporte montenegrino, pese a haber nacido en Florida.
Perry tuvo unos primeros años en Estados Unidos que le permitieron conocer a colegas tan ilustres de profesión como Scottie Wilbekin o Shane Larkin. Al igual que ellos, vislumbró en el Viejo Continente algo mucho mayor que buscarse un plan B por si no sonaban los cantos de sirena de la NBA. Perry pertenece a esa casta de jugadores venidos del otro lado del Atlántico que terminan dejando huella allá por donde pasan. Está por ver si, en el futuro, podría incluso discutirle al legendario Carlos Cabezas la posición de titular en este listado de leyendas.
Y es que hablamos de un anotador con ángel, la clase de héroe que aparece en el día D y la hora H. Nadie puede discutir que Tyson Carter se mereció sin reproche la distinción de deportistas más valioso en la Copa del Rey de 2023, pero de igual modo en Málaga son consciente de que el bautismo de fuego para alzar el valioso título incluyó unos tensos cuartos de final contra un Barcelona que aparecía con la incómoda capa de favorito. Con 22 puntos, 6 rebotes y 4 asistencias, el habilidoso Perry se convirtió en una de las pesadillas del último año de Nikola Mirotić como gran estrella del Palau. Aquel día formó una pareja diabólica con Darío Brizuela.
En varios sentidos, por su forma de atacar agresiva e inteligente recuerda a otro fichaje que endulzó la vida al Unicaja: Louis Bullock. Además, Perry ha tenido un don para entrar en su nueva comunidad, haciéndose querido por la ciudad merced a bonitos detalles como su implicación en la fiesta de los Reyes Magos en su primer curso completo como base estelar de la ACB. En la logística del club malacitano se destaca que es un profesional que no ha vacilado en ceder algunas de las entradas a las que tiene derecho por compromisos para brindarlas como regalo a colectivos desfavorecidos.
Compañeros de tanto nivel como Tyler Kalinoski han subrayado lo divertido que es estar alrededor de un tipo que fue una de las atracciones cuando se brindó a la afición la copa europea en el balcón.
ESCOLTA TITULAR: MARCUS BROWN: EL PROFESIONAL
Dentro de la delicada reestructuración de un conjunto histórico que debía despegar de sus atávicas bases, el CSKA de Moscú que se abría al nuevo milenio tuvo la fortuna de hacerse con los servicios de Marcus Brown. Un trotamundos nacido en West Memphis y en que aquellos días ya hacía ruido por la Euroliga por sus prestaciones con el Efes Pilsen. Expertos como David de la Vega han subrayado que la máquina anotadora se cuidaba hasta unos límites hasta entonces no vistos en el Ejército Rojo; es decir, involuntariamente el recién llegado trajo el profesionalismo a emular por los futuros extranjeros que llegaran a la institución.
Cuando Málaga se hizo con sus servicios conseguía a un primer espada con ganas de redención. Si el excelente proyecto comandado por Dušan Ivković hubiera alzado el centro continental (algo que estuvo muy cerca de pasar), él habría sido un candidato a MVP. Morir en la orilla propició que el astro fuera uno de los señalados. Con mucha sagacidad, los despachos andaluces se movieron para sumar a un proyecto que ya contaba con campeones mundialistas como Jorge Garbajosa o Carlos Cabezas a un competitivo norteamericano que se labraba la vida en las pistas europeas.
Ciertamente, no estuvo mucho tiempo. Con todo, hubo un día para el recuerdo que justifica nuestra propuesta de incluirlo en la nómina de los diez magníficos: 13 de junio del año 2006. Encuentro definitivo contra un respondón Joventut de Badalona. Los pupilos de Sergio Scariolo necesitan ganar para terminar levantando la tan codiciada ACB que termine de consagrar a una institución histórica. Para poder plantar cara al Tau Cerámica fue preciso que Brown se destapara con 31 puntos, 1 asistencia, 2 robos de balón y otro par de capturas. Resultó el alma del ataque y contagió de una confianza a los suyos que permitiría el final feliz en junio.
Eso no sería todo. La campaña donde defendieron el título nacional mostró que no era flor de un día, cuajando una Euroliga magnífica donde dejaron en la cuneta a todo un histórico como el Fútbol Club Barcelona. Marcus Brown era uno de los referentes que se guardaba sus mejores recitales cuando sonaba la música de la Euroliga, siendo una de las grandes esperanzas malacitanas en las semifinales que se celebraron en el OAKA. A Atenas habían llegado sus antiguos camaradas del CSKA.
Brown resultó fundamental en el salto inicial y al arrancar el tercer cuarto, justo los momentos donde más pueden aflorar los nervios en esa clase de escenarios. De cualquier modo, con el párpado ensangrentado de Carlos Cabezas, la traslación de Scariolo a la pista, empezó a perder energías el conjunto español. Los guerreros de Ettore Messina sacaron toda su fuerza ene el último cuarto y Brown no pudo hacer nada en el demoledor parcial de 14-0 que disfrazó un encuentro que había sido mucho más igualado.
Por último, una curiosidad. La escuadra cajista le tenía echado el ojo a Brown desde hacía mucho tiempo, concretamente desde que lideró al Limoges para impedir al Unicaja a alzar una Copa Korać, firmando 49 puntos entre los dos encuentros. Como destacó Alberto Rubio en Solobasket (Artículo), hubo otra coincidencia: los andaluces buscaron hacerse con los servicios de Trajan Langdon, un jugador de corte muy similar al de Brown. Irónicamente, el primero acabó en la tierra de los zares, algo que facilitó al escolta decidir darse una oportunidad en la ACB y disfrutar de más minutos. Acertó de pleno.
ESCOLTA SUPLENTE: BERNI RODRÍGUEZ: UNO DI NOI
Hay hechos que son más elocuentes que cualquier disquisición. Pensar que hubo un día en que la selección española se podía dar lujos como tener a gente como Berni Rodríguez o Carlos Jiménez en el banquillo hablaba a las claras del inhumano nivel de calidad que tuvo el combinado. Hacer referencia a uno de los integrantes de los míticos juniors de oro que levantaron asombro en Portugal, es citar a uno de esos iconos que todavía de tanto en cuando se deja caer por el vestuario para iluminar con sus increíbles anécdotas a la plantilla sobre la importancia del Unicaja.
Implacable defensor, es curioso que una de sus mejores virtudes no impidiera un momento agridulce: Copa del Rey del año 2009. Nadie en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid echa en falta la presencia de clásicos como azulgranas y blancos. Unicaja y Tau Cerámica regalaron una oda al baloncesto, un thriller decidido en la prórroga con un inolvidable 100-98. Berni fue quien hizo la impecable defensa que Pete Mickeal convirtió en inútil para anotar uno de los tiros más celebrados entre los baskonistas. No alzaron el título, pero el canterano malagueño y sus compañeros honraron al deporte de la canasta y nadie pudo puntear mejor aquella daga ganadora.
Intenso marcando a la figura de los contrarios, nunca olvidaría la inauguración en el Martín Carpena la campaña 1999/00: le señalaron cinco faltas personales en apenas 7 minutos. Eso sí, dejo 4 puntos y nadie en el vestuario dudaba que tenían un jugador para mucho tiempo. Se había enrolado con apenas ocho años en la cantera y representaba esa clase de hombre de la casa con el que la grada enloquece.
Todos los sacrificios quedaron justificados al alzar la primera Korać, un instante donde los cajistas se hicieron reales para el Viejo Continente. Berni, actualmente embajador de honor de la entidad, nunca vacila en juzgarlo su recuerdo más hermoso de una fecunda andadura. Precisamente con “Boza” tuvo que aprender a apretar los dientes y a competir, puesto que la inversión del club subió y hubo de vérselas con rivales tan duros como Roger Esteller o Stéphane Risacher. Supo aguantar en el banquillo, rendir en los pocos minutos que le quedaban y salir a morder en la pista.
Su actitud ejemplar era algo que pronto se apreció en el resto del roster y los despachos. Berni era una de esas voces que se respetaban cuando hablaba y un zorro avispado de los banquillos como Sergio Scariolo pronto lo eligió como uno de sus portavoces. Marcus Brown fue uno de los obstáculos más imponentes de su carrera, aunque respondió como sabía, callando y hablando con la pelota: 9’35 tantos, 2 asistencias y otros tantos rebotes por juego. Un suplente ideal.
Los seleccionadores no suelen ser necios y en España rara resultó la convocatoria donde no hubiera hueco para una pieza de equipo. El clásico profesional que no quemará las redes sociales con quejas cuando no esté de titular, pero que pondrá las cosas complicadísimas al quinteto estrella en cada práctica. Y si tocaba sustituir a alguien lo haría sin que se lo echase en falta.
Si hacía falta algún dato más, hablamos del primer jugador cajista en alcanzar la cifra de los 4.000 puntos. Los epílogos de su carrera se escribieron en Murcia y Sevilla, permaneciendo un par de años en cada uno de dichos clubes.
ALERO TITULAR: WALTER HERMANN: EL PRODIGIO SUPERVIVIENTE
Hizo el suficiente ruido en Fuenlabrada para que el Unicaja no se lo pensara dos veces. Querían crecer aquel verano de 2003 y conseguir a ese explosivo argentino era justo lo que el médico había recetado a un equipo que ansiaba competir contra los más grandes sin miedo. Mucho tiempo después, en pleno 2018, recibiría su camiseta con el dorsal 12 de la mano de otro gran guerrero como Carlos Jiménez: la institución andaluza estaba de cuadragésimo aniversario y quiso aprovechar la visita del Gran Canaria para recuperar a uno de sus históricos.
Hermann tuvo una velada en particular: semifinales de la Copa del Rey del año 2005. Jorge Garbajosa terminó llevándose el MVP de aquel torneo, aunque los cajistas jamás habrían sobrevivido al Valencia sin su aportación. Aquel día el chico de la Albiceleste se disparó a los 30 puntos y dio una de las exhibiciones más grandes que se recuerdan en la ACB de dominar la ofensiva. Scariolo, mago de la pizarra, se las ingenió para sacar una zona 1-3-1 que rompió el excelente ritmo de los taronjas y nadie entendió mejor que Hermann aquella oportunidad que se abría.
“Yo venía jugando más o menos bien, pero ese día metí 5 o 6 triples, 30 puntos, una locura… Si ese día no meto esos puntos porque tengo una jornada mala quedamos eliminados” admitió mucho tiempo después al evocar aquel encuentro que más bien pareció un thriller. De hecho, aquel curso parecía tener algo personal contra aquel poderoso Pamesa, puesto que los volvió a azotar con 24 tantos en su casillero personal para vencer en el Martín Carpena en el enfrentamiento liguero.
La imagen de aquella barba rubia sentada sobre los aros y cortando las redes de la victoria (sumó Copa del Rey y ACB en su estancia en la Costa del Sol, lugar que le volvió tan loco que decidiría regresar a vivir allí) sería uno de los sellos inconfundibles de los momentos más felices de los verdes. Además, se trató de un atleta que se hizo querer por su forma de abrirse paso frente a terribles tragedias personales.
“Éramos todos cancheros, de ir al frente”, sonríe cuando evoca a aquella plantilla donde también hubo compatriotas como Pepe Sánchez, un habilidoso y frío playmaker que anotó el triple más importante que el Unicaja jamás ha anotado al Barcelona para acceder a la Final Four. Una curiosidad de Hermann, auténtico rey león, es que un principio chocó muchísimo con los sistemas de Scariolo. Acostumbrado a ser un jugador salvaje, un rompedor de encuentros, tuvo que exhibir diplomacia en la cancha para poder aclimatarse a una nueva jungla.
Aquel tira y afloja terminó siendo positivo para ambos. El técnico de Brescia pudo disfrutar de un auténtico estilete que daba una garra diferencia que un club con calidad siempre anhela cuando vienen mal dadas. Por su lado, el argentino mejoró sus porcentajes de tres y se convirtió en un estratega del juego cuando antes era un brillante guerrillero que iba por libre, ajeno casi a las reglas del partido por su don individual.
Por ello nadie se sorprendió cuando la familia del antiguo mito, quien incluso probó Fortuna en la siempre exigente NBA, decidió que para su retiro Málaga se convertiría en su domicilio oficial.
ALERO SUPLENTE: STÉPHANIE RISACHER
Los tuvieron contra las cuerdas. Si alguien pudo haber impedido el triplete del Barcelona de Svetislav Pešić, fue aquel Unicaja comandado por Božidar Maljković. Aquellas semifinales celebradas en la Fonteta durante el Copa del Rey de 2003 fueron un duelo agónico, donde genios explosivos como Milan Gurović o Roger Esteller disfrutaron poniendo contra las cuerdas a su ex, justo a tiempo para que Dejan Bodiroga y Šarūnas Jasikevičius lo salvaran en un duelo feroz contra Louis Bullock, siempre presto a las bolas calientes. De cualquier modo, nadie estaba jugando en el Unicaja en aquellos meses con más regularidad que Stéphane Risacher, una de esas estampas que no se olvidaban con sus cabellos largos y el pelo recogido en una coleta.
Cuando Walter Hermann llegó dispuesto a hacerse con el puesto del alero francés, pronto comprendió que la disputa iba a ser homérica. El galo era un profesional de los pies a la cabeza que se entregaba a la causa del equipo que lo compró del Olympiacos. Excelente tirador y hombre taimado en la cancha, su carácter era uno de los más sensatos en el proyecto campeón que controlaba Scariolo.
Uno de los pocos dramas que tuvo su fecundo periplo (2002/06) radicó en las constantes molestias en las cervicales que le hicieron probar todo tipo de remedios. Incluso se rumoreó que le aconsejaron que podría beneficiarse de cortarse el cabello, algo que conllevó un inmediato cambio de look. La apariencia, por cierto, de un ganador. Junto a su compatriota Frédéric Weis fue uno de los primeros medallistas olímpicos que pasearon clase por el Martín Carpena, fruto de la excelente participación del combinado galo que terminó cediendo en la Final de Sydney (2000) contra los vuelos sin motor de Vince Carter.
A diferencia de otros deportistas, Risacher siempre mostró una gran capacidad para mantener los pies bien pegados en el suelo: “La fama va, viene, vuelve y se va. No es nada especial”. No sorprende que su templada personalidad haya sido uno de los soportes para su vástago Zaccharie Risacher, nacido en Málaga, quien ha suscitado un constante interés por parte de la mismísima NBA.
Málaga no ha querido olvidarse de aquel alero de fina muñeca, un culto a las leyendas que ha trasladado a otro de sus compañeros de camada, Moustapah Sonko, otro exponente de esa explosividad francesa de la que “Boza” quiso rodearse para que el sueño cajista entrara con energía en el máximo nivel continental.
Risacher sonríe al recordar los primeros pasos de Zaccharie en suelo andaluz. Asimismo, de su retoña Ainhoa, quien también pronto quedó prendada de la herencia paterna y comenzó a hacer sus pinitos en el parqué. Un hombre que puede presumir de haber estado en los días más grandes del Martín Carpena, siempre beneficiando a los emparejamientos de su staff técnico por su condición de zurdo, algo que le daba una ventaja clave en los sistemas de ataque.
Con más de doscientos partidos defendiendo con honor la elástica verde, juzgamos que sería el suplente ideal de Hermann, además de dejarle claro al argentino que al menor síntoma de relajación le podría arrebatar la titularidad.
ALA-PÍVOT TITULAR: JORGE GARBAJOSA: EL PEGAMENTO
Dentro de las páginas de su libro Históricos del baloncesto español (2008), Juan Francisco Escudero resumió así la esencia del juego de Jorge Garbajosa: un hombre de 2’08 metros de altura que se caracterizaba por hacer que todo funcionara a su alrededor. En ocasiones, sin que nadie se diera cuenta. No obstante, el Martín Carpena pudo sumar dos títulos más de primer nivel en el breve e intenso plazo donde el madrileño fue su hombre franquicia.
Con una sólida formación extranjera en un club tan ganador como la Benetton de Treviso, nuestro protagonista llegó al proyecto comandado por Sergio Scariolo para dar el último salto de calidad. Y la puesta de largo aconteció en las semifinales de la Copa del Rey celebrada en Zaragoza (2005). Con un doble-doble (21 puntos y 10 rebotes) se encargó de ayudar a los andaluces en aras a sobrevivir al poderoso Pamesa Valencia. Su versatilidad y capacidad de ser una amenaza por fuera sería estupendamente aprovechada por el argentino Walter Herrmann (30 puntos en su casillero).
En la capital maña quedó forjado para siempre la idolatría malacitana hacia un internacional que estaba acostumbrado a ceder los focos a Pau Gasol y Juan Carlos Navarro, pero que aportaba unos intangibles imprescindibles. El gran don del ala-pívot era poder aguardar a que la ocasión se presentara. Frente al rocoso Real Madrid comandado por Božidar Maljković, Garbajosa encontró su esquina para recibir una asistencia de Berni Rodríguez con la que metió un zarpazo decisivo (70-62), además de alzar el puño frente a un más que presumible MVP del torneo (acabó con 17 puntos, 5 rebotes y 4 asistencias).
Lo habían fichado justo para eso en el verano de 2004 y dio un resultado inmediato que sería mejorado en su segunda y última campaña antes de hacer las maletas rumbo a la NBA. El poderoso Tau Cerámica de Duško Ivanović cortó sus alas en la anterior postemporada de la ACB, pero los malagueños hicieron un curso siguiente inolvidable donde tuvieron que asumir el siempre incómodo manto de favorito. Con solamente 8 derrotas en la fase regular, Garbajosa abanderaba un proyecto que confiaba en su capacidad de hacer daño por dentro y por fuera a las defensas rivales.
Un histórico como el Adecco Estudiantes no pudo competir contra la maquinaria de los de Sergio Scariolo, si bien el sorprendente DKV Joventut Badalona les puso contra las cuerdas. Atípico en él, Garbajosa erró un triple que hubiera puesto un colchón definitivo en el quinto duelo celebrado en el Martín Carpena. Sus compañeros salvaron la papeleta y él reservó el manto heroico para el primer equipo profesional que tuvo: volvía a medirse a los vitorianos y esta vez sonreirían los andaluces.
Ya miembro del quinto ideal de aquella edición, el ala-pívot añadió la guinda de ser el MVP de unas Finales que se anticipaban muy igualadas y quedaron rotas de inmediato. Eso sí, en el feudo baskonista resultó precisa toda la magia del hombre franquicia de los verdes: 22 puntos y 8 rebotes que incluyeron 5 de nueve en lanzamientos de tres. Aquel espigado barbudo volvería a defender los colores del Unicaja (2011/12), si bien ya únicamente por un curso. Tiempo suficiente para que jugador y entidad cajista se recordasen su amor eterno.
ALA-PÍVOT SUPLENTE: MIKE ANSLEY: SIN RUBOR
El pabellón de Ciudad Jardín llegó a entenderlo y a adorarlo. Mike Ansley estuvo en el momento adecuado y en la década oportuno. En unos días donde Málaga suspiraba por una grave crisis en fútbol y el Unicaja de Javier Imbroda surgió para desafiar a los más poderosos en la ACB. Una época feliz donde el interesantísimo Curro Ávalos no se había lesionado todavía de la rodilla, Alfonso Reyes revolucionaba el juego interior y Ansley se calificaba a sí mismo como el mejor 4 de Europa.
En verdad, hubo instantes donde lo pareció. Azotó con 37 puntos al poderoso Barcelona de un Epi en su última danza particular en el año de 1995, justo el día donde el underdog de aquel campeonato liguero podía reventar las casas de apuestas: cuarto duelo de las Finales y bala de plata para los cajistas para cerrar la serie en su propio feudo y no tener que regresar al Palau. No hay palabras para explicar la pesadilla que personificó el talento de Birmingham en aquella velada para los de la Ciudad Condal.
“¿Cuánta gente conoces que es famosa por fallar un tiro? Ese lanzamiento errado unió a una ciudad. Si tuviera la oportunidad, lo tiraría de nuevo…y lo metería”. Realmente, Ansley nunca ha tenido rubor en recordar nada de aquellas Finales, incluyendo pullas al estamento arbitral por su formar de tratar al gran favorito. Sea como fuere, el norteamericano tuvo el mismo dilema que Larry Bird y optó por la solución de la leyenda céltica: buscar un tiro de 3 puntos para ganar y no apostar por asegurar la prórroga. Javier Imbroda jamás cuestionó la decisión de su mejor hombre sobre la pista y únicamente los duendes de los aros impidieron el jaque mate. Ni Ansley ni sus brillantes compañeros, donde sobresalía un electrizante base de la casa llamado Nacho Rodríguez, estaban con gasolina para un Palau en tromba y dispuesto a dar a Epi el digno broche de oro que su leyenda ameritaba.
Irónicamente, Ansley solamente estuvo dos cursos baloncestísticos en la escuadra andaluza. Además, no de forma consecutiva. Entre medias se incluyó su aventura en el Hapoel Galil Elyon. Dio igual, el famoso concepto de “no triple” sería algo que no necesitaba carta de presentación en un club que usó aquel dolor y orgullo para crecer a pasos agigantados.
Llegaría el Martín Carpena, el perfecto refugio para una afición entregada. Camaradas en tantas batallas de Ansley como Kenny Miller, un intimidador nato, regresaron incluso en 2001 para, ahora sí, alzar un trofeo con el equipo de sus amores. Por su lado, sería una pena que Ansley, un auténtico trotamundos del balón, no quisiera hacer una última probatura con los verdes, si bien nadie puede dudar de lo vinculado que ha querido estar siempre a los actos de la entidad. Incombustible rockero, pasada la cuarentena seguía dando lecciones en el poste bajo en los pabellones de Polonia.
Aparte de sus méritos deportivos, colocamos en esta posición al estadounidense tirador con bigote por ser la metáfora de una generación privilegiada con una pizca de mala suerte. Aquella fase donde el Ciudad Jardín guardaba en estricto secreto a joyas como Ricardo Guillén o Manel Bosch.
PÍVOT TITULAR: FRAN VÁZQUEZ: LOS BRAZOS ALARGADOS
Poderío físico y dominio apabullante de la zona. Hablar de Fran Vázquez es recordar a una torre de 2’09 metros de altura que supuso uno de los referentes interiores más interesantes del baloncesto español a comienzos del siglo XXI. Dotado de unos largos brazos, el gran poder intimidatorio de este center nacido en la localidad gallega de Chantada era su don para colocar devastadores tapones, una destreza con la que aterrorizó en la ACB y en la mismísima Euroliga.
El Unicaja de Málaga y su buena labor de scouting logró entender a la perfección los informes que llegaban sobre una joven promesa que se estaba formando en Galicia y el País Vasco. Pronto, lograron el compromiso de la futurible estrella para ingresar a su filial, iniciándose así una andadura que sería excelente para ambas partes. Con unas condiciones naturales impresionantes, el asesoramiento del staff cajista ayudó al pívot a mejorar su juego de espaldas y tener mayor capacidad de asistir, no contentarse con ser el señor de la torre que protegía sus aros y martilleaba los contrarios.
Dentro de que su posición estaba bien cubierta en el primer equipo con extranjeros de calidad, el conjunto andaluz tomó la sensata decisión de darle cedidos a un club tan serio como el Gran Canario, una garantía de que Vázquez dispondría de más minutos y que no vería frenado su acelerado aprendizaje del máximo nivel competitivo. Además, en aquellos días pudo conocer a Pedro Martínez, un estratega insuperable para hacer explotar a los talentos jóvenes.
La bendición sería total cuando volviera al Martín Carpena. Si Vázquez había dado pasos de gigante para ser considerado un pívot de plenas garantías en la ACB, ahora iba a poder disfrutar de compañeros como Jorge Garbajosa, Berni Rodríguez o Walter Herman. La élite de lo que se podía ofrecer en Europa, además de playmakers tan excelentes para sacar rendimiento de su poder anotador como el argentino Pepe Sánchez o el inolvidable Carlos Cabezas.
A pesar de que llegaron cantos de sirena muy sólidos de los Orlando Magic para dar el salto a la NBA, Vázquez tomó la sorprendente decisión de abandonar el Unicaja, pero para apostar por aquel extraño, efímero y atractivo sueño que fue el Askavayu Girona. La adaptación al conjunto catalán le resultó muy complicada y tuvo que replantearse varias cuestiones. Por fortuna para su causa, tomó la acertada decisión de aceptar la oferta del Barcelona de Xavi Pascual, un proyecto coral donde encajó como anillo al dedo.
Su feliz viaje como blaugrana culmina en 2012: el hijo pródigo volvía a casa y no podía hacerlo en mejor momento. Tras años acostumbrados a estar en la mesa de la élite, los cajistas estaban afrontando una compleja transición. De inmediato, Vázquez se convierte en uno de los bastiones más queridos de los andaluces, como si no hubiera pasado el tiempo. Si bien no logra evitar la eliminación en las semifinales ligueras de 2014, su presencia se convierte en un dolor de muelas para Felipe Reyes, Nikola Mirotic o Giannis Bourousis. Individualmente, se hallaba en un momento de excelente madurez.
A la altura de su retirada, el gallego dejaba unas estadísticas de ciencia ficción como hombre del Unicaja: 337 tapones, 1.455 rebotes capturados y 2.341 puntos anotados. Un canterano sin parangón.
PÍVOT SUPLENTE: DAVID KRAVISH: LA LLAVE
Doc Rivers ha dejado varias perlas como base profesional de NBA y también como técnico de prestigio al otro lado del Atlántico. En una ocasión, hablando de un célebre compañero, afirmó que hay algunos jugadores que no dan la asistencia… y sí el pase que luego abriría la lata para la futura acción de canasta. David Kravish ha sido uno de los grandes actores en las sombras del proyecto de Ibon Navarro. Un socio ideal para gente con doctorado baloncestístico como Will Thomas y asesinos natos como Kalinoski.
El interior de Illinois había pasado por siete equipos hasta hallar su mejor versión en el Martín Carpena. Su fin de semana glorioso lo encontró en Badalona durante la Copa del Rey de 2022: trabajo ingrato bien ejecutado contra el Barcelona para que brillara Brizuela y unas magníficas semifinales contra el Real Madrid. Con todo el torneo obsesionado por el efecto Tavares, Kravish firmó 7/11 en tiros de campo y obligó a los hombres de Chus Mateo a estirarse en el juego que menos les convenía. Luego resultó otra vez el héroe discreto (8 puntos y otras tantas capturas bajo tableros) para remontar ante el Lenovo Tenerife.
La presencia interior barbuda y actualmente con pasaporte búlgaro es uno de esos pívots a los que hay que ver varias veces en acción para paladearlos de verdad. No posee la presencia espectacular y el músculo de Boniface N’Dong; tampoco el duende jugando bajo aros de Alfonso Reyes. No obstante, Kravish ha sido capital en las últimas hazañas cajistas: conviene no olvidar que acompañó a su amigo Perry en el quinteto ideal de la Basketball Champions League.
De hecho, sorprende poco que desde las oficinas del Carpena se anunciase una renovación por dos años (y una campaña más opcional) en abril de 2023, reflejo de lo bien que ha encajado un errante ronin de la pintura que ha estado en grandes de Turquía como el Galatasaray. Acostumbrado a hacer las maletas y perderse muchos eventos familiares por su situación laboral, Kravish sorprendió al medio Málaga Hoy al reconocer el floreciente cariño que cada vez tiene a la causa cajista: “Nunca imaginé enamorarme del Unicaja de esta manera”.
Asimismo, eso hace que las decepciones terminen doliendo más. Después de muchos meses sonriendo, el Martín Carpena echó el telón a la temporada del liderato antes de lo esperado. Tras sobreponerse a un agónico 0-2 colocado por un fantástico Murcia, Kravish y sus compañeros no pudieron completar la hazaña en casa cuando más fácil parecía tras haber superado hasta dos match-balls.
Los ojeadores andaluces le tenían en la recámara desde su excelente debut en Manresa: ya venía avalado por su trabajo en Rusia, pero en tierras catalana sería donde se pudo observar lo bien que encajaba este center de 2’08 metros y muy buena mano. De hecho, el espigado pívot admitió que una llamada de Ibon Navarro cambió por completo su carrera y le transmitió lo ilusionado que estaba de poder aprovechar en la pista su excelente rango de tiro como hombre alto.
Suscríbete a nuestras newsletter y no te pierdas ningún artículo, novedad, o menosprecio a Los Ángeles Clippers