Unicaja rompe el guion

Ha empezado la temporada 2024/25 en el primer nivel del baloncesto español. Murcia volvía a albergar una Supercopa guionizada exactamente igual que el año pasado. Dos semifinales con muchos alicientes: clásico en la primera y la reedición de una de las semifinales de la Liga Endesa el año pasado, así como de la BCl, con el UCAM Murcia-Unicaja.

El Real Madrid volvía a partir como favorito en un torneo que había sido suyo las últimas seis ediciones. Pese a que no tenemos claro dónde trazar la línea a la hora de definir la Supercopa Endesa, si incluirla en el final de la pretemporada o en el inicio de un nuevo curso. Al aficionado eso le da igual, el Palacio de los Deportes de Murcia estuvo lleno todos los partidos e hizo honor a ese sold out en apenas horas cuando salieron las entradas. Más de 7000 personas ansiosas de volver a ver en la cancha a su equipo tras un largo verano. Una oportunidad perfecta para poner cara y descubrir cómo juegan las nuevas incorporaciones. Tres en Unicaja, cuatro en el Real Madrid, cuatro en el Barça al no jugar Youssoupha Fall y una en UCAM Murcia, pues tampoco salió a pista Dani García.

Uno de los grandes alicientes para la tarde del sábado era entrever cuánta guerra le va a poder dar el nuevo FC Barcelona de Peñarroya a su eterno rival, el Real Madrid, que fue un rodillo en el baloncesto nacional (y salvo días contados también en Europa) el curso pasado. No tardaron los culés en dejar claro dónde han mejorado y cómo planean jugar. Un estilo más rápido, una clara mejora en el uno contra uno y en el triple, el factor Juan Núñez para facilitar las cosas a sus compañeros y, sobre todo, una plantilla más física, que puede dar un paso adelante en defensa y cuenta con muchos jugadores que pueden defender en varias posiciones.

Ahí no tardó en llamar la atención Justin Anderson, que oposita a ganarse al Palau muy pronto. Incluso Chimezie Metu, que no tuvo el día pero jugó en ambas plazas interiores. Y todo con el año II de Jabari Parker y un súper talento como Kevin Punter, que dejó algún destello. Pese a ello, todavía se vieron cosas a mejorar, como algunos fallos de comunicación en la defensa de bloqueo directo o la clarificación de roles y minutos que, a estas alturas, es normal que esté verde. Eso sí, poder ver a Brizuela con tantos galones ya es una gran alegría y un síntoma de cambio respecto al año pasado.

El conjunto catalán compitió y dejó buenas sensaciones, incluso reaccionó cuando los blancos parecían romper el partido, pero no fue suficiente ante un Real Madrid que, a años luz de su mejor nivel físico, es muy resolutivo y sintió el apoyo del pabellón para vencer por 89-83. Un Campazzo estelar decantó la balanza, muy bien acompañado por Abalde, Deck o Tavares, además de un tercer cuarto fantástico de Hezonja. Otras dos caras nuevas destacaron en los de Chus Mateo. La pegajosa defensa de Rathan-Mayes sobre los exteriores rivales hizo ver que su equipo tiene en el puesto de escolta un perfil diferente y un fichaje que eleva el nivel de la rotación. Junto a él, también fue clave cerca del aro Serge Ibaka. El interior español demostró que con una buena dosificación aún puede ofrecer un gran nivel atrás (firmó cuatro tapones) y tiene recursos en ataque. Quizá el Real Madrid no eche tanto de menos a Poirier. No fue el día de Feliz y Garuba apenas saltó a pista cuatro segundos por sus recientes problemas físicos.

Acto seguido, Murcia recibía a su equipo con un ambiente ensordecedor para enfrentarse al todopoderoso Unicaja de Ibon Navarro, contra quien ha florecido cierta rivalidad. UCAM Murcia se repuso de un buen inicio visitante gracias a su formidable defensa sobre balón, encabezada por Sant-Roos y Radebaugh. Con el talento de Hakanson y la producción desde poste alto de Todorovic, sobre todo asistiendo en cortes por fondo a Radovic, el conjunto pimentonero aguantó hasta bien entrado el último cuarto muy cerca de los malagueños. Los seis puntos anotados por los locales en más de ocho minutos de parcial fueron un lastre demasiado importante. En el siempre incómodo equipo de Sito Alonso pudimos ver a Vladimir Brodziansky con su nueva camiseta, entregado atrás pese a no tener su día en ataque.

En cuanto al partido de Unicaja, pudimos ver el debut de dos de sus incorporaciones, quienes luego no pudieron disputar la final. Tyson Pérez exhibió su capacidad atlética, movilidad y ganas de atrapar rebotes y correr la pista. Un jugador que siempre suma. Por otra parte, Aleksander Balcerowski disipó cualquier duda sobre su encaje. Prohibió el acceso a la pintura con su envergadura y palmeó todos los balones que quiso, además de abrir el campo. Un salto de calidad importante su llegada. Destacar el partido de Osetkowski, que hasta conocer el devenir de su temporada, está en un gran estado de forma. También firmaron un buen partido Melvin Ejim y Kendrick Perry, que rozó el MVP con la punta de sus dedos.

El equipo malagueño siguió fiel a su plan de partido para la final con el objetivo de acabar con la dictadura madrileña en el torneo. Vimos a Killian Tillie con los malagueños, aunque el francés todavía está falto de ritmo. Con una afición que siempre se hace oír, el acierto de los chicos de Ibon en el primer cuarto fue demoledor. Comandados por el MVP Kam Taylor, autor de 22 puntos, 6 rebotes y 6 asistencias al término del encuentro, obtuvieron una holgada ventaja en los primeros compases. Los blancos fueron incisivos hacia el aro y castigaron desde el tiro libre. Con el trío Campazzo-Deck-Tavares a la cabeza pelearon el partido hasta el final. 

Vimos buenos minutos, aunque escasos, de Ndiaye y en mayor medida de Garuba, que castigó en el rebote como ala-pívot al no estar Hezonja en la convocatoria. También tuvo su momento Andrés Feliz con una muy correcta segunda parte en ambos lados de la pista, aunque aún tímido. Pero ni con remontada de por medio el actual campeón de liga consiguió amedrentar al Unicaja, que sacó a relucir su muñeca en los últimos minutos cuando más cerca estaba la remontada rival. Kalinoski y Taylor sellaron un nuevo título rumbo al Carpena.

Y es que Unicaja se hace fuerte desde la perfección en cosas básicas. La idea clara de correr y jugar en transición cuanto sea posible, sin renunciar a ningún lanzamiento, como dogma. Pero también un dominio inmaculado del bloqueo directo en ataque y, sobre todo, en defensa, donde Yankuba Sima se doctoró ante todo un Tavares y firmó un partido para el recuerdo. También obtienen muchas ventajas con el trabajo en los bloqueos indirectos y la calidad de sus salidas. La cantidad de manejadores de nivel, la altura en las alas y la riqueza de los pívots en el dos contra dos hacen de éste un equipo temible. Ya los conocíamos, ya no nos sorprenden, pero cada día se superan. Cuidar hasta el más mínimo detalle para conseguir un equipo que busca la perfección. Ibon Navarro ha hecho una máquina casi perfecta y mantener el bloque por tercera temporada consecutiva les da, aún más si cabe, un punto extra cada año, especialmente en las primeras semanas. Un nuevo logro para un equipo que ya es historia de nuestro baloncesto.