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Reflejos

Derrick Rose: diez momentos de la leyenda atípica

La carrera de Derrick Rose, el MVP más joven de toda la historia de la liga, estuvo marcada siempre por momentos inolvidables, para bien o para mal.

El baloncesto está lleno de historias que trascienden el deporte: esfuerzo, superación y, a veces, de tragedias inesperadas son las que conforman la narrativa de muchos jugadores. Pocos nombres dentro de la NBA han encarnado con tanta intensidad la dualidad del éxito y la adversidad como Derrick Rose. Desde su llegada a la liga en 2008, Rose se erigió rápidamente como una figura que prometía cambiar la historia de los Chicago Bulls, un equipo que aún vivía a la sombra del legado de Michael Jordan.

Sin embargo, el mismo destino que lo encumbró tan alto también le mostró sus límites de manera abrupta y cruel. Hoy, poco después del anuncio de su retirada, repasamos los momentos más determinantes de una carrera que, aunque marcada por las lesiones, seguirá siendo motivo de inspiración para muchos.

La llegada del niño prodigio

En 2008, Derrick Rose llegó a la NBA como la primera elección del Draft, seleccionado por los Chicago Bulls. Con apenas 19 años, Rose no solo llevaba sobre sus hombros las esperanzas de una franquicia deseosa de gloria, sino también las expectativas de una ciudad que buscaba al siguiente gran líder en la cancha. Desde el primer momento, quedó claro que Rose no era un jugador común. Su velocidad explosiva, su capacidad para penetrar entre los interiores y su agilidad felina le convirtieron rápidamente en una estrella en ciernes.

Rookie del Año en 2009

Su primer año fue la confirmación de ese potencial. Rose ganó el premio al Rookie del Año en 2009, después de promediar 16.8 puntos y 6.3 asistencias por partido. Su impacto en el equipo fue inmediato, llevándolos a los playoffs en su temporada de debut.

En su primer enfrentamiento en postemporada, contra los Boston Celtics, Rose dejó claro que no se achicaría en los momentos importantes: en su primer partido de playoffs, anotó 36 puntos, empatando el récord de un rookie en playoffs.

Primer All-Star para el joven D-Rose

Como todo el mundo se podía imaginar, su estatus fue creciendo dentro de la liga y no tardó en acudir a su primer All-Star. Era 2010 y Rose tan solo llevaba una temporada y media en la NBA, pero su impacto deportivo y mediático fueron más que suficientes para llegar al partido de las estrellas.

El MVP más joven de la historia

Si el debut de Derrick Rose había sido una promesa cumplida, la temporada 2010-2011 fue su consagración. En apenas su tercer año, Rose fue galardonado con el premio MVP de la NBA, convirtiéndose en el más joven en lograrlo, con 22 años. Su promedio de 25 puntos, 7.7 asistencias y 4.1 rebotes por partido lo catapultó al estrellato absoluto, llevándose a los Chicago Bulls a un récord de 62-20, el mejor de la liga ese año.

Bajo la dirección de Tom Thibodeau y con Rose a la cabeza, los Bulls parecían destinados a competir por el campeonato. Su estilo de juego era deslumbrante: cada penetración al aro parecía imposible de detener, su manejo del balón era un espectáculo por sí mismo, y sus mates encendían al público en el United Center. La ciudad de Chicago volvía a soñar.

La lesión que cambió todo

Pero el 28 de abril de 2012, en el primer partido de los playoffs contra los Philadelphia 76ers, ocurrió lo inimaginable. A falta de poco más de un minuto para el final del partido, y con el marcador ya asegurado, Rose hizo un salto característico para penetrar a canasta, pero al caer, su rodilla no soportó. El ligamento cruzado anterior (LCA) de su rodilla izquierda se rompió. En ese momento, el tiempo pareció detenerse.

La lesión de Rose no solo fue devastadora para él, sino para toda la franquicia. Las esperanzas de un anillo de campeonato se desvanecieron en cuestión de segundos, y con ello, comenzó un largo y doloroso camino para el jugador, uno que lo marcaría para siempre.

Se perdió toda la temporada 2012-2013 mientras se recuperaba de su cirugía y, aunque regresó en la siguiente campaña, no volvió a ser el mismo jugador.

Vuelta a la cancha y nueva lesión

Sin embargo, el regreso de Rose en la temporada 2013-2014 fue efímero. Después de solo 10 partidos sufrió otra lesión, esta vez en el menisco de su rodilla derecha, lo que le obligó a perderse el resto de la temporada Fue un duro golpe tanto para él como para la franquicia. Las expectativas de volver al mejor nivel se desvanecían a medida que las dudas sobre sus posibilidades de futuro crecían.

30 puntos y game-winner contra LeBron en los playoffs de 2015

Una nueva temporada y una nueva exhibición de Derrick Rose, esta ver en el Partido 3 de las semifinales de Conferencia Este. Chicago se enfrentaba a los Cavaliers de LeBron James, la serie iba igualada 1-1, y Rose se las ingenió para anotar 30 puntos a pesar de todo lo que le rodeaba.

Lo mejor fue el triple ganador del partido, sobre la bocina y con el marcador empatado a 96, que dio la victoria a los Bulls y puso la eliminatoria a su favor. Finalmente, Cleveland se repuso y pasó a finales de conferencia (y más tarde a la gran final contra GSW), pero parecía que Derrick Rose podía volver a un gran nivel a lo largo de su carrera.

Más lesiones y cambio de aires

A pesar de múltiples operaciones, Rose nunca se rindió. Volvió una y otra vez, demostrando un deseo irrefrenable de seguir compitiendo. Sin embargo, las lesiones lo perseguían y, en 2016, los Bulls decidieron traspasarle a los New York Knicks, cerrando así una era que había empezado con tanto brillo y que terminó en el eterno what if que le perseguiría por siempre.

El renacer del guerrero

Cuando muchos pensaban que la carrera de Rose estaba acabada, el destino le tenía guardado un capítulo más. Después de pasar por los Knicks y los Cleveland Cavaliers sin grandes actuaciones, Rose recaló en los Minnesota Timberwolves en 2018. Fue allí, el 31 de octubre de 2018, cuando Derrick Rose nos regaló uno de los momentos más emocionantes de la historia reciente de la NBA.

Fue en un partido contra los Utah Jazz cuando Rose anotó 50 puntos, su récord personal, en lo que fue un tributo a su resiliencia y lucha. Aquel partido fue más que una simple noche destacada; fue la redención de un hombre que había estado en la cima, que había caído en lo más profundo y que, contra todo pronóstico, había vuelto a levantarse.

Con lágrimas en los ojos al final del partido, Rose no solo celebraba una gran victoria personal, sino que agradecía el apoyo de sus compañeros y de los aficionados que nunca dejaron de creer en él.

Un nuevo rol, la misma determinación

En 2021, Rose volvió a reunirse con su antiguo entrenador Tom Thibodeau, esta vez en los New York Knicks. A pesar de ya no ser el jugador explosivo de antaño, Rose aceptó su nuevo rol como sexto hombre, siendo una pieza clave para llevar a los Knicks a su primera aparición en playoffs en ocho años.

Su experiencia, liderazgo y momentos de brillantez fueron fundamentales para el resurgir de un equipo histórico.

Un legado inmortal

La historia de Derrick Rose es una de promesas cumplidas y truncadas, pero también de resistencia ante la adversidad. Aunque las lesiones privaron al mundo de ver el verdadero alcance de su potencial, Rose ha dejado una huella imborrable en la NBA. Su MVP más joven, su regreso de las sombras con los 50 puntos y su resurgir como líder veterano son solo algunos de los momentos que definen una carrera que, aunque marcada por la tragedia, es un testimonio de lo que significa no rendirse nunca.

La historia del baloncesto recordará a Derrick Rose no solo como una estrella fugaz, sino como un guerrero que luchó contra el destino, y cuyo legado seguirá inspirando a generaciones de jugadores y aficionados.

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