Después de un verano en el que jugadores europeos de la NBA vuelven al círculo Euroliga, la incógnita de por qué regresan tan pronto ronda cada vez más en la cabeza de los aficionados europeos.
La NBA ha evolucionado hacia una globalización en la que los mejores jugadores ya no tienen por qué ser americanos. Quedan atrás los años donde los jugadores del viejo continente sólo estaban en el final del banquillo (como el caso de Petruska, del cual hablé en mi anterior artículo).
Sin embargo, esto también ha derivado en una “fuga de talentos” que, en muchos casos, deciden cruzar el Atlántico antes de tiempo. Quitando los picks bajos (donde esto es más habitual), cada vez hay más jugadores europeos que regresan unos pocos años después de ser elegidos en el Draft en una posición alta.
Aunque hay historias de jugadores que no pueden demostrar su potencial por lesiones (como Andrea Bargnani, número 1 del Draft de 2006), se ha vuelto tónica general que den el salto y se terminen de formar en la NBA (incluso prefieren ir a la NCAA que seguir formándose en las canteras europeas).
Empiezan jugando en la G-League, y aquellos que «son útiles» suben al equipo principal. Los demás siguen en la segunda competición, con contratos duales, hasta que nadie les ofrece ni el mínimo, o llegan a cumplir lo necesario para obtener la pensión. Esta se consigue con tener contrato durante 3 temporadas con un equipo de la NBA, y estar en un solo partido (no hace falta ni jugar, solo estar convocado) cada temporada mínima.
Obviamente, a mayor cantidad de partidos, mayor será la pensión, que incluye un seguro médico de por vida, dinero para educación y un plan de «ahorro privado» en el que los jugadores pueden, voluntariamente, aportar parte de su salario.
Los nuevos casos
Este verano han surgido los últimos casos, incluyendo un español. Entre otros picks más bajos, jugadores como Aleksej Pokuševski (pick 17 del Draft de 2020), Luka Šamanić (pick 19 del Draft de 2019) o Usman Garuba (pick 23 del Draft de 2021) han vuelto a la Euroliga tras sumar, entre los tres, 367 partidos en 4 (una temporada entera en G-League), 4 y 3 temporadas respectivamente.
Aunque vemos triunfar a jugadores como Luka Dončić, Giannis Antetokounmpo o Nikola Jokić, preocupa la cantidad de jugadores que vuelven «exiliados» tras 3-4 años en la NBA. En los últimos 13 años, 20 jugadores elegidos en primera ronda han vuelto a Europa. Parece un dato sin más, pero si desglosamos ese número, comienza lo preocupante: 15 de estos han estado 5 temporadas o menos en la mejor liga del mundo. Entre estos encontramos un pick 4 como Dragan Bender, un pick 5 como Mario Hezonja, un pick 6 como Jan Vesely o un pick 13 como Georgios Papagiannis. De los restantes, el que más ha permanecido ha sido Evan Fournier, con 12 temporadas (volviendo este verano a Europa con el Olympiacos).
Hay una tónica general en todos los casos: poca paciencia por parte de las franquicias, traspasos a equipos donde la situación empeora, apuesta por otros jugadores…
Volviendo a nuestro protagonista español, vivió un poco de todo esto. Primero, Houston lo drafteó como un «Kenneth Faried mejorado«, según NBA Draft Room. Otros medios lo compararon con Serge Ibaka, pero ahí no estoy de acuerdo (ni antes ni ahora). Es un perfil defensivo, atlético, con mucha agilidad (de ahí el apodo de «La Pantera de Azuqueca») y sin miedo de ir al aro. Su problema estaba cuando le tocaba defender a un hombre más pesado, pero los Rockets lo fortalecieron buscando ese perfil mencionado. Sin embargo, la apuesta no fue total por la irrupción de Alperen Şengün, y perdió protagonismo hasta ser cortado, quedando como un jugador que había perdido la agilidad para poder defender a cualquiera de los 5 jugadores del equipo rival.
Lo mismo les pasó a la gran mayoría de los jugadores mencionados. Y aquí viene mi gran pregunta: ¿se van demasiado pronto?
Volviendo al caso de Garuba, ese último año con Pablo Laso fue la gran sensación de nuestro baloncesto nacional, y era el gran jugador para los próximos años (ojo, no digo que ahora no lo sea, pero el «hype» ha bajado mucho). Titular en un Real Madrid con media plantilla lesionada, liderando a su equipo defensivamente en muchos tramos.
Pero no es el único, y hay casos bastante más evidentes. Pokuševski debutó un año antes de ser drafteado (jugó 11 partidos ese año con el filial de Olympiacos y algunos con el primer equipo), Šamanić un año en el Barça B y otro en el Petrol Olimpija, Leandro Bolmaro una temporada y 7 partidos de otra en el Barça, y así con gran parte de los jugadores que siguen este patrón. Es decir, proyectos que podrían llegar a ser estrellas pero que sólo están en sus primeros pasos como profesionales.
Expendiente Pokuševsk
El caso del serbio es parecido al de Garuba, pero con algunos matices. Oklahoma, desde la salida de su «Big 3» (Russell Westbrook, Paul George y Carmelo Anthony), buscó conseguir la mayor cantidad de «picks» posibles. Cuantos más tuvieran, más probabilidad de conseguir el número uno. Como dije antes, fue un pick cercano a la «lotería», pero sin prácticamente experiencia en altas competiciones. Los Thunder, en esa dinámica de acumular rondas, obtuvieron sus servicios en el traspaso que dejó a Ricky Rubio en OKC. Al ser un equipo enfocado en desarrollar jóvenes, comenzó jugando bastantes minutos en cuanto entró en la rotación, promediando en su primer año 24 minutos en 45 partidos.
Sin embargo, una lesión en la temporada siguiente (después de batir muchos récords de precocidad tanto en la franquicia como en la NBA) lo dejó fuera por más de 3 meses, y desde entonces perdió mucho protagonismo. Además, Oklahoma fue seleccionando las promesas que querían conservar, sacrificando a jugadores como «Poku», quien en febrero de este año fue cortado tras 150 partidos. Jugó 18 más en Charlotte, pero no lo renovaron al no tener grandes números (7.9 puntos en menos de 20 minutos). La poca paciencia de OKC, la lesión en el momento clave, una explosión rápida y una caída igual de rápida fueron algunas de las razones para su regreso precoz a Europa.
Dzanan Musa, que estuvo dos años en la NBA, también ha comentado esta situación en muchas ocasiones. En una entrevista con Basketnews, declaró: «Mis sensaciones en la NBA el segundo año fueron mejores que en el primero. En general, fue una buena experiencia para mí porque ahora estoy mentalmente más fuerte, pero entonces fue un momento muy difícil». Además, en otras entrevistas con este medio, admitió que se fue “demasiado pronto”, y en el documental de la ACB dijo que “tal era la frustración que volvió a Europa”. Hoy en día se ha vuelto a hablar de la posibilidad de volver casi cuatro años después, cuando el bosnio es uno de los mejores exteriores de la competición.
Algunos siguen prefiriendo Europa
Sin embargo, también hay casos de jugadores europeos que adoptan, por definirlo de alguna manera, el “modelo tradicional” de ser drafteado e ir a la NBA unos años después. Un ejemplo de esto es Juan Núñez, drafteado el año pasado, pero que jugará en el Barcelona este año. Algo parecido también le pasó a Jokubaitis (hablando del Barça), pero al lituano parece que las puertas se le han cerrado un poco estas últimas temporadas. Esta es una de las posibles soluciones para “ahorrarse” estar dos o tres años clave de la carrera del jugador en una competición como la G-League, o en un puesto 12 o 13 de la rotación.
Llegar a la NBA es el sueño de todo niño que juega al baloncesto. Estar en la misma liga que LeBron, Curry, Durant… Todos pagaríamos por jugar un partido en la NBA. Aunque es cierto que algunos jugadores sí han triunfado emigrando a una temprana edad (Giannis, Jokic, más atrás cronológicamente Marc Gasol…), muchas veces es mejor dar un paso atrás para poder dar dos hacia adelante. Ahora que van a coincidir en el mismo equipo, Musa podría aconsejar a Garuba sobre cómo hacer las cosas para que la NBA vuelva a llamar a sus puertas. Mientras tanto, muchos jugadores seguirán haciendo esto, y como mencioné anteriormente, cada vez se van antes (instituto, NCAA, Australia…). Ojo, esto no quita que estamos en un contexto en el cual los últimos MVP de la NBA han sido europeos, pero el problema está en buscar un “nuevo Doncic”, un “nuevo Giannis” o un “nuevo Jokic”. En este artículo recordé que a Usman lo comparaban con Ibaka, y seguramente sea más por la narrativa (pívot español con gran capacidad atlética) que realmente por su estilo de juego. A Killian Hayes o Theo Maledon se les esperaba como los nuevos “Tony Parker”, y prácticamente ya están de vuelta. Europa ya crea a los mejores jugadores, es cierto, pero también potencia el “hype” en otros que necesitan más tiempo de cocción. Las canteras europeas (y en muchos casos el jugador europeo) están en una situación de riesgo que no se había visto nunca, así que, o empiezan a cambiar las cosas, o el jugador europeo volverá a esa fama de saber jugar sólo en FIBA, donde eres leyenda o un fracaso en la NBA, sin punto intermedio.
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