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Reflejos

Dark ages: Los años oscuros de los Sixers

Entre la gloriosa época ochentera con Barkley a los mandos, y el reinado de Allen Iverson, los Sixers vivieron unos años convulsos repletos de decisiones muy cuestionables.

Temporada 92/93. Adiós Chuck

Después de una traumática temporada que acabó 35-47 (la peor en 17 años) y que dejó al equipo fuera de los playoff, los Sixers dieron finalizada por fin la época Barkley. Los problemas habían aflorado más que nunca durante toda la temporada, con un alterado Barkley que no se cansó de rajar de compañeros, entrenador, GM, periodistas y todo lo que se ponía por delante, además de tener algunos problemas fuera de la pista que además de dañar más su imagen si era posible hacían que su valor a la hora de un futuro traspaso fuese más bajo.

El vestuario estaba completamente roto, y el lanzamiento de jabalina era la principal ocupación de los jugadores una vez ponían el pie fuera de la pista. No está de más decir que Barkley tenía razón en algunas de sus críticas, los Sixers no consiguieron hacer un equipo aspirante alrededor de uno de los mejores jugadores de la liga ni le trajeron un acompañante de primer nivel. Hersey Hawkins era un buen escolta, pero era evidente que no podía ser la segunda espada de un equipo campeón, Armen Gilliam fue un jugador que no dio un salto al equipo como la franquicia esperaba y por el camino ya se había quedado gente en la que los Sixers en su día tuvieran esperanzas como Johnny Dawkins debido a graves problemas con las lesiones.

La franquicia no iba no iban a ningún lado con Barkley, aunque realmente tampoco lo iban sin él. En un medida de intentar ilusionar a la afición de alguna manera y previniendo la marcha del gordo, Philadelphia contrató de entrenador a Doug Moe, portador del famoso run&gun. Lo peor de todo no fue ficharlo, lo peor fue darle un contrato de 5 años (3 garantizados) y económicamente bastante cuantioso que le convirtió en uno de los entrenadores mejor pagados de la liga a una persona que ya reconoció en la rueda de prensa de su presentación que no había visto jugar a los Sixers el año anterior, siendo este detalle una posible muestra de las ganas que tenía de estar de nuevo en los banquillos.

A pesar de sonar para otros equipos en el pasado como Indiana o Miami, ninguno consiguió sacarlo del retiro al no poner posiblemente la suficiente cantidad de dinero encima de la mesa. Mientras tanto Jim Lynam dejó su puesto de entrenador y pasó a ocupar el de GM. De alguna de las maneras el hombrecillo siempre se las arregla para seguir ligado a esta franquicia.

Mientras a Moe se le llenaba la boca y hablaba de ganar 50 partidos, los Sixers traspasaron a Barkley a Phoenix a cambio de Jeff Hornacek, Andrew Lang y Tim Perry. Sabiendo toda la NBA que los Sixers estaban intentando traspasarlo, esa fue la mejor oferta que recibieron, y se aceptó prefiriendo traspasar a Barkley a un equipo de la conferencia Oeste que a cualquiera de la Este. A pesar de que Lynam reconoció que se habló de incluir en el traspaso a Kevin Johnson, una de las estrellas de los Suns y mejores bases de los 90, cuadrar algo para tenerlo en Philadelphia decía que era muy complicado por el tema del salary cap. Después de dos semanas de discusiones en el momento que los Suns se decidieron a meter a Hornacek en la operación el trade se cerró (Lynam también negó que hubiera posibilidades de un trade a pelo Barkley-Olajuwon o uno con los Warriors que mandaba a Hardaway y Owens a Philly a cambio de Barkley, Hawkins y Ron)

Jeff Hornacek había sido el máximo anotador de los Suns el año anterior, All-Star que promediara la última campaña unos fantásticos 20-5-5-2, además de ser uno de los mejores tiradores de la liga. Moe creía que era un buen jugador para su sistema pudiendo ocupar la posición de base y escolta, y ya había intentado llevárselo a Denver alguna vez en el pasado. El jugador no estaba muy ilusionado viendo la que se le podía venir encima “Yes, there is pressure”.

Tim Perry era un jugador que se sacó de la manga Temple en College. El jugador fue mejorando temporada a temporada en sus años en North Broad Street hasta ser elegido por los Suns con el pick 7 en el draft del 88. A nivel NBA estaba siendo un jugador decepcionante, pero había dado en su última temporada en Phoenix por fin un salto en su nivel, ganándose un puesto en el quinteto titular jugando alrededor de 30 minutos por noche y se le firmó un contrato multianual poco después de su llegada “Se ha convertido en un jugador mucho mejor de lo que yo pensaba que podía llegar a ser. Le ví hacer cosas en la pista este año que me hicieron caer de la silla. Esta desarrollando realmente su juego” decía John Chaney, su ex entrenador en la universidad, conocedor mejor que nadie de las limitaciones ofensivas de Perry.

Por su parte Andrew Lang era la pieza menor del traspaso, un jugador para ayudar en la maltrecha posición de center del equipo, que contaba con el “amigo” de Barkley Charles Schackleford, Manute Bol y el eterno lesionado y hombre por el que se cambió a Moses Malone Jeff Ruland (que fue cortado antes de empezar la temporada). Lang ofensivamente no podía ser más limitado, pero podía aportar algo de rebote y capacidad taponadora.

Mientras Barkley era el hombre más feliz del mundo después de su traspaso “Phoenix no es un mal sitio, podré jugar al golf todos los días”, ciertos jugadores de los Sixers también sacaron sus botellas de champagne para celebrarlo.“Yo creo que todos los que pusieron un pie en la pista el año pasado jugaron tan duro como podían. Aunque eso no fuese suficiente duro para Charles” decía Hawkins, que también les dijo a los periodistas que la marcha de Barkley podría ayudarle a expandir su juego. “Me ofende eso. Dos años antes él era un All-Star jugando conmigo. Yo lo hice mucho mejor jugador” contestaba Barkley, que como es habitual no se iba a callar con nadie. “¡Hey! Yo no estuve con él en sus otros dos equipos (Phoenix y Charlotte) y él no enseñó su juego entonces” comentaba Charles después de que uno de los jugadores con los que tuvo serios problemas en el vestuario, el recientemente fallecido Armen Gilliam , dijese que con su marcha por fin iba a tener una oportunidad de mostrar su juego.

Doug Moe tampoco se cortaba. A pesar de decir que le hubiera gustado contar con Barkley si la situación entre él y la franquicia fuera otra, dejaba caer que tenía dudas de cómo podría funcionar Charles en su sistema y consideraba que ya había comenzado su cuesta abajo. “No soy tan bueno como era tres años antes, pero nadie es igual de bueno con 30 que con 27. Yo soy el único jugador que puede estar en el top-10 de anotadores, en el top-10 de reboteadores, y en el top-10 de porcentaje de tiro y eso que tuve un mal año”

Con todas las tonterías que suele soltar Barkley por la boca, hay que reconocer que acertó en todo. Ni Hawkins llegó a otro nivel sin él, ni Gilliam mostró nada, ni era un jugador en cuesta abajo, ganando en su primer año en Phoenix el MVP y llegando a las finales de la NBA.

Los Sixers disponían del pick 9 en el draft. Para paliar su marcha escogieron irónicamente en el draft a Clarence Weatherspoon, un jugador conocido como “Baby Barkley”, que guardaba ciertas similitudes en su juego con Sir Charles, físicamente similar proveniente también del sur del país. Spoon tuvo un hype como pocos picks 9 tuvieron muchas otras veces por sus comparaciones con el gordo. Había hecho una gran carrera en sus 4 años en Southern Mississippi promediando en su última temporada 22.3 puntos, 10.7 rebotes, y 2.7 tapones, por lo que las expectativas en Philadelphia con él eran altas.

Spoon firmó un contrato de 7 años, y para hacerle hueco salarialmente los Sixers traspasaron al futuro All-Star Jayson Williams a los Nets por dos futuras segundas rondas.

La temporada fue un rotundo fracaso. En Pretemporada la franquicia firmó un penoso 1-7, siendo simplemente la introducción a lo que vendría después. El equipo no se supo adaptar a lo que quería Moe, que por su parte, tampoco ponía mucho interés en que los jugadores lo hiciesen. O simplemente en sus sistemas la realidad es que hay poco que enseñar. Moe vino a Philadelphia a ganarse el dinero de su jubilación, con solo 54 años el entrenador después de su etapa en Philly ya no se volvería a sentar nunca más a en otro banquillo. “Moe tuvo la ética de trabajo de un jubilado de Florida”, comentaba un periodista “es totalmente cierto que a veces daba por terminados los entrenamientos antes de tiempo para poder llegar a tiempo a una sesión matinal de cine”. Los penosos resultados que se estaban obteniendo cuando la organización pensaba antes de comenzar la temporada que se podía entrar perfectamente en playoffs acabaron con Moe en la calle cuando el equipo tenía un récord de 19-37. Después de una lamentable derrota en Seattle por 56 puntos, algo que se había repetido ya anteriormente ante Sacramento un tiempo antes, los Sixers no aguantaron más y dieron terminada su etapa en el equipo a pesar de restarle 4 años y medio de contrato.

El entrenador había perdido el respeto de los jugadores, que no compartían sus ideas de juego“yo siempre pensé que el sistema que quería inculcar no cuadraban con los jugadores de los que disponíamos. Tenemos muchos jugadores de media pista, el estilo no va con ellos” decía Hornacek, añadiendo meses después“Cuando Moe habló de ganar 50 partidos solo me pude reír. Le dije a la organización que bastante suerte tendríamos si ganábamos 35, algo que causó bastante malestar (en Katz)”. Moe por su parte ya daba por hecho que esta era su última parada en un banquillo ”Nunca sabes que situaciones pueden llegar pero creo que esta es mi última parada. Esperaba con interés el próximo año, sé los cambios y cosas que tenía que hacer. Pero hey, yo soy la persona que dijo que podíamos ganar 50 partidos este año. No funcionó” .

Le sustituyó Fred Carter, que había sido asistente en los Sixers durante 6 años, un hombre que podía imprimirle al equipo ese carácter ganador que tenían aquellos en los que él fue el líder y que acabaron en el año 73 con la peor marca histórica de la NBA. “Si yo hubiera cogido al equipo a principios de temporada, estaríamos luchando por el 7 o 8 puesto”. Con su padre también se marchó David Moe que formaba parte del cuerpo de asistentes, siendo sustituido por una persona que todavía hoy trabaja en los Sixers con cargos en las oficinas, Tony DiLeo. Si ya hubo críticas por lo poco que consideraban prensa y aficionados que se había sacado por Barkley, más feroces fueron durante todo el año.

La única noticia positiva de la temporada fue el rendimiento de Spoon, quedando claro tras esta temporada que era de lo poco de la actual plantilla que realmente parecía servible de cara el futuro. Fue titular desde el primer día promediando 15.6 punt-7.2 rebt en 32 minutos de juego, terminando elegido en el segundo quinteto de rookies.

Temporada 93-94. The Great White Hope

La esperanzas de los Sixers de cara esta temporada eran básicamente conseguir un buen pick en el próximo draft. Mientras que los grandes triunfadores de la lotería habían sido los Orlando Magic que se habían quedado la temporada anterior sin playoffs empatados con el equipo que finalmente obtuvo la 8 plaza y acabaron llevándose el 1 pick, los Sixers consiguieron la 2 elección del draft.

Y el nombre desde el principio fue uno: Shawn Bradley.

Bradley era sin lugar a dudas uno de los proyectos más enigmáticos de los que habían caído en la NBA en muchos años ¿sería más que un Manute Bol? El mormón, que solo disputó una temporada en College en BYU , había estado los dos siguientes años de misiones en Australia, por lo que hasta cierto punto las dudas y curiosidad sobre lo que se podía esperar del gigante de 7´6 despertaban más aún el interés de todo el mundo. A pesar de que sus números fueran buenos en su año freshman, tampoco es que fuesen impactantes, era su capacidad para correr la pista, su envergadura inhumana, o la agilidad que tenía para su altura, lo que hacían llamar la atención, un cúmulo de características que hacían del jugador de 7´6 atesorar un potencial que podía ser oro, haciendo vender a algún scout que incluso podría jugar de alero. El talento estaba ahí, y eso es algo que nunca se deja pasar si eres un pívot, por mucho que la mayoría de las veces haya salido mal.

Después de regresar de Australia, el jugador decidió renunciar a la posibilidad de volver a BYU y saltó directamente a la NBA a pesar de que en el pasado había dicho que jugaría al menos un año más en la universidad. La posibilidad de ser un top-5 del draft era ahora, y la posibilidad de ganar un dineral desde el primer día antes de que se instalara la escala salarial de rookies también.

Los Sixers estaban enamorados de él, con la posición de Center en el equipo totalmente vacía de algo potable. Jim Lynam y Katz creían que les había tocado la lotería si conseguían hacerse con Bradley, pero no eran los únicos realmente interesados en el center. Mientras que el favorito para el primer pick era Chris Webber, los Warriors que tenían el pick 3 estaban en busca y captura también de un center y a Nelson le interesaban tanto Chris como hacerse con Shawn, un jugador del que estaba enamorado (años después se hizo con él en Dallas).

Por su parte, aunque se daba por hecho que si Orlando no traspasaba su pick escogería a Webber, Pat Williams había reconocido que le intrigaba la idea de tener en un mismo equipo a Shaquille O´Neal y Shawn Bradley. A pesar de que Webber estaba siempre en la cabeza a la hora de hablar de quién sería el número 1, la comidilla en prensa o aficionados durante un tiempo era discutir si finalmente Bradley podría acabar en ese lugar o si merecía la pena apostar por un proyecto así.

Finalmente, la noche del draft los Magic eligieron a Webber con su primer pick, traspasándolo por Hardaway y tres futuras primeras rondas a los Warriors. Aunque Golden State valoraba igualmente tanto a Bradley como a Webber, los Magic tenían miedo de escoger a Shawn y que los Sixers optarán luego por Penny, a pesar de que los Sixers habían dicho públicamente que se quedarían con el jugador que sobrase del dúo Webber-Bradley.

La excitación por hacerse con Bradley y la oportunidad de juntar con él y Spoon un joven y prometedor juego interior era máxima “Esto fue una sala muy muy muy feliz. Esta franquicia ha tenido elecciones erróneas en el pasado (Leo Rautins, Christian Welp, Kenny Payne), pero el nombre de Shawn nunca va a acabar en esa lista” decía Jim Lynam.

“Está es la mayor apuesta que he tomado nunca” dijo Katz, “Con diferencia es el contrato más lucrativo que he firmado, en dólares totales puede ser uno de los más altos en el mundo de los deportes”. Y es que los Sixers llegaron a un acuerdo de 8 años y 44 millones de dólares, a pesar de que el propio Katz nunca lo había visto jugar.

Katz exigió a los aficionados de los Sixers paciencia, pidiendo que le dieran tres años, y que luego juzgaran al jugador. No era él el más indicado para pedirle paciencia a nadie, adoleciendo su historial siempre de ella, y precisamente los aficionados de Philadelphia en el ámbito deportivo no son conocidos por ir sobrados de ella.

En la segunda ronda del draft el equipo seleccionaría a Alphonso Ford, uno de los mayores anotadores de la historia de la NCAA.

Mientras los Sixers se ocupan en hacer ganar peso a Bradley ya desde el primer día (lo que era uno de los puntos más importantes para que el jugador pudiera ser un jugador importante en la NBA, debido a su extrema delgadez) en el mercado de la agentes libres habían cortado a Armen Gilliam, después de su insulsa campaña, y renunciaron a los derechos sobre Schakleford, Bol o Ron Anderson entre otros. Andrew Lang, por su parte, puso rumbo a Atlanta. Paliando la baja de los interiores, la franquicia contrató a Moses Malone, con la misión sobretodo de servir de mentor y tutor de Shawn.

Los Sixers tenían muy pocos activos a la hora de realizar traspasos que trajesen algún jugador interesante, siendo Hawkins y Hornacek los únicos jugadores que tenían cierto valor. Después de unos años decepcionantes en lo referido al colectivo y que el jugador no diese un salto importante en su juego en la última campaña, los Sixers dieron por finalizada la etapa de “the Hawk” y lo traspasaron a Charlotte a cambio de Dana Barros, Sidney Green, los derechos de Greg Graham y una primera ronda del draft. Los Hornets se llevaban al mejor jugador para juntar con Mourning y Jonhson, mientras que los Sixers se llevaban a un par de jóvenes mediocres y a un Dana Barros que no había pasado hasta entonces en la mayor parte de carrera de ser un jugador de banquillo.

Lo fundamental del trade fue esa ronda, propia realmente del equipo, que había sido traspasado por la franquicia en el año 90 y que pasó por un par de equipos entre medias hasta regresar de nuevo a Philadelphia.

En otro traspaso menor, se consiguió Sean Green a cambio de una de las segundas rondas del traspaso de Jayson Williams del año anterior y fueron Leckner y Warren Kidd los que dispusieron de más minutos en la rotación del equipo de los fichados para completar el equipo desde la agencia libre.

A pesar de parecer querer apostar por un movimiento joven, poco después de los primeros partidos de la temporada la franquicia contrató a Orlando Woolridge, un jugador de 33 años que todavía podía aportar en el apartado ofensivo y servir de ayuda a uno de los peores ataques de la liga.

En el banquillo de los Sixers seguía una temporada más Fred Carter, que cogió nuevamente al equipo con las expectativas de imprimirle algo de carácter y algo más de dureza. Carter era un entrendor muy espontáneo, que se pasaba todo el partido dando órdenes de manera alocada y corrigiendo detalles, llegando a desesperar en determinados momentos a ciertos jugadores. Y sobretodo, no tenía una rotación definida: Si un jugador da un mal pase, al banquillo. Tira un mal tiro, al banquillo. No coge un rebote fácil, al banquillo. No para a su hombre en defensa, al banquillo. Un jugador podía jugar una gran cantidad de minutos un día, a ninguno en el siguiente.

Durante algún tiempo la franquicia fue conocida como la franquicia de un solo jugador por el interés que despertaba Bradley. Todo era “Shawn Bradley esto” o “Shawn Bradley aquello”. A pesar de lo que vendían públicamente, tanto Lynam como Katz esperaban que Bradley desde el primer día fuese un jugador capaz de ayudar al equipo de manera importante. En su debut, un partido ante los Bullets que los Sixers acabaron ganando, Bradley hizo un 2/12 en tiros de campo, pero colocó unos importantes 8 tapones.

El jugador dejó de vez en cuando durante la temporada algunos flashes que hacían ver que realmente podía ser esa gran esperanza sobre la cual construir la franquicia. Aún así, también existía la vertiente crítica con él, ya que después del hype que había creado decepcionó a los que esperaban algo más de lo que ofreció durante su primer año, sobretodo durante las primeras semanas de que competición, que ya le hicieron ganarse los abucheos del público de Philly. A veces pensabas “sí, por esto han puesto el futuro en este chico” y en otras ocasiones, bastante frecuentes “No vale para nada. Sería incapaz hasta de anotar una canasta en la CBA”

Durante la temporada el jugador quizás algo olvidado debido al tirón del gigante fue Spoon, que cumplió nuevamente siendo esta vez el mejor jugador de un equipo de patanes dónde destacar no es tan difícil, haciendo reclamar a Fred Carter un puesto para él en el All-Star.

La primera mitad del campeonato no fue mala, consiguiendo el equipo un correcto 20-26 que incluso sorprendía teniendo en cuenta las pocas posibilidades que se les daba a principios de temporada, pensando que esas mismas 20 victorias seguramente sería lo que hubiesen conseguido cuando la temporada hubiese acabado. Pero poco duró la alegría. A partir de ahí, el equipo encadenó una racha de 15 derrotas seguidas en Febrero, la más larga desde que en el 73 se perdieran 13, y acabó la temporada con un parcial de 5- 31.

El juego del equipo llegó a ser tremendamente horrible, y la calidad sobretodo del banquillo hacían ver que esta plantilla era la peor que se había visto en la ciudad desde la del 9-73. Bradley finalmente solo pudo disputar 49 partidos al lesionarse una rodilla al darse un golpe con Harvey Grant en un partido ante los Blazers, siendo también esto una de las causas de la terrible caída del equipo. Aún así, acabó la temporada en el segundo quinteto ideal de rookies.

En esa racha de derrotas, la franquicia aprovechó para hacer un traspaso importante. A pesar de tener bastantes años de contrato por delante, Hornacek había pedido antes de comenzar la temporada que se incluyese un último año más en su contrato cobrando un dinero importante (y si esto no era así, que lo traspasaran), algo que los Sixers no iban a hacer ya que el jugador por entonces tendría 35 años. Decepcionado desde el momento en que lo mandaron de Phoenix a Philly, la franquicia lo traspasó (junto a Green y una segunda ronda del 95) a cambio de Jeff Malone (y una primera ronda del 94), haciendo esto principalmente pensando en que al de los Jazz le quedaban menos años de contrato por delante. Malone era un jugador que ocupaba la misma posición que él, de 32 años y que estaba registrando en Utah los peores números de su carrera. Mientras los Jazz se quitaron de encima un jugador que tenía problemas con su tocayo en Utah, ganaron uno que acabó con su camiseta retirada. “Admito que estaba deprimido cuando me mandaron a Philadelphia, pero todavía tenía mi entusiasmo. Luego despidieron a Moe, y esto me hizo pensar. ¿Para que contratas a Moe y esperas que su estilo funcione con estos jugadores? Si lo contratas tienes que darle otros jugadores, y eso no se hace en dos meses. Tuvimos una mala temporada en mi primer año en Phoenix, pero sabía que íbamos a mejorar y las cosas irían a mejor el año siguiente. Algo que me costaba pensar en Philadelphia, muchas pequeñas cosas me hacían dudar. Sabía que iba a ser una temporada dura, pero había jóvenes, un equipo entusiasta. Pero luego firmaron a veteranos como Malone y Woolridge. No tengo nada en contra de ellos, nos ayudaron a ganar partidos, pero no son las decisiones adecuadas” decía Hornacek.

“Jeff Malone puede salir del banquillo y aportar puntos” decía un Carter que coincidiera con el jugador en su etapa de asistente en Washington (posteriormente, Malone solo tardó unos cuantos partidos en salir de inicio a pesar de las ideas iniciales de Carter). La poca gente que seguía viendo el equipo no tardó en atacar al jugador en forma de abucheos, después que en su primer partido en casa firmara un patético 1/12 en t/c.

Los Sixers terminaron la temporada siendo el segundo peor ataque de la liga y la tercera peor defensa, siendo las 25 victorias el peor registro de la franquicia en 20 años.

Temporada 94/95. The Dana Show

Después de tres años perdedores y todavía sin atisbos de una mejora la temporada empezó con cambios tanto en el banquillo como en las oficinas. Jim Lynam, el hombre que estaba al mando de los destinos de la franquicia aceptó la oferta de Washington para volver a ocupar el cargo de entrenador después de que en la capital quisieran decir adiós a la perdedora etapa de Wes Unseld mientras que por su parte Fred Carter fue destituido en el banco y se contrató a John Lucas dándole un contrato de 4 años. Lucas había realizado un correcto trabajo en su año y medio en los San Antonio Spurs con un record de 94-49 en liga regular pero sus fracasos en los playoffs acabaron con él en la puerta de salida de la franquicia de Texas.

Los Sixers además hicieron algo que no suele fallar, en el peor de los sentidos. Además de darle el puesto de entrenador Lucas se quedó también con el de GM y el de Vicepresidente de Operaciones consiguiendo plenos poderes en el devenir del equipo. Tenía fama de ser un entrenador de buen trato con los jugadores y llegó a Philadelphia más con la intención de convertir la franquicia en un centro de recomposición en el que darle oportunidades a jugadores con problemas que en construir una franquicia ganadora.

Si el año pasado se tuvo algo de suerte en el sorteo del draft esta vez no acompañó y los Sixers se quedaron con una sexta elección en uno de los considerados en ese momento mejores drafts en muchos años, perdiendo la oportunidad de sumar a Glenn Robinson o Jason Kidd.

Poseedores de tres rondas, los Sixers escogieron a Sharone Wright (6), BJ Tyler (20) y Derrick Alston (33). Ouch.

Lucas tenía especial interés en Donyell Marshall y Juwan Howard, el objetivo era conseguir un ala-pívot en el draft, pero las posibilidades de que estos dos llegaran al pick 6 como finalmente pasó eran pequeñas. “Si Marshall o Howard están disponibles y tengo que elegir entre uno de ellos o Wright durante esos 5 minutos se me va a caer todo el pelo”. Wright era un jugador sobre él que ya existían ciertas interrogantes, sobretodo con su sobrepeso, que el jugador escondía diciendo que no era tal, que siempre había jugado así y que las cosas le habían salido bien de esa manera. El jugador había impresionado en los workouts con diferentes equipos y los Sixers creían que podría ser un buen complemento para Bradley jugando de PF. Era un jugador que ofensivamente tenía muy buenas cualidades pero que presentaba ya dudas en defensa y en su ética de trabajo. Sharone era un fan de Moses Malone, jugador al que había intentado emular creciendo y aunque tenía intención de llevar su camiseta con el número 2 la franquicia no lo permitió (aunque la camiseta no está retirada, los Sixers no dejan hasta el día de hoy que nadie juegue con el 2). Firmó un contrato de 6 años y alrededor de 20 millones.

Greg Minor, Howard Eisley o Dickey Simpkins fueron algunos de los nombres que Lucas tenía encima de la mesa para su elección con el pick 20 pero prefirió optar por un chico que ya conocía en una elección cantada. Y es que BJ Tyler había pasado por el centro del coach en Houston, al parecer para tratar una depresión, aunque el jugador no negó nunca que había sido para algo más que eso. Tyler era un base talentoso, muy rápido, explosivo, y de buenas condiciones atléticas, que había sido un top-50 en HS y que después de no contar con minutos en su año freshman en DePaul pidió el transfer a Texas, dónde brilló desde el primer día.

En la agencia libre los Sixers gastaron su oportunidad en Scott Williams, un jugador que había ganado 3 anillos en los Bulls y que en los minutos de los que había dispuesto había aportado defensa, rebote e intensidad. Los Sixers pensaban que dándole más minutos podía dar un paso más en su nivel y le firmaron un contrato a precio de estrella de alrededor de 20 millones por 7 largos años. Para hacerle sitio en la rotación se traspasó a Eric Leckner a Detroit a cambio de una segunda ronda y se renunció a renovar a Woolridge, Isaac Austin y Warren Kidd. Además para hacerle hueco a los rookies en el salary cap se cortó a Dawkins.

Al que sí se renovó fue a Dana Barros por un año, y a Spoon se le “permitió” hacerse agente libre restringido después de que lo pidiera para ofrecerle un mejor contrato, ya que según Katz el jugador había dado un rendimiento en sus dos primeros años bastante superior a su sueldo y existía el miedo de que con un nuevo convenio por llegar pudiese ser agente libre sin restringir el siguiente año. Las negociaciones no fueron fáciles y se alargaron más de lo previsto ya que a pesar de llegar a un principio de acuerdo él y su agente se echaron atrás para conseguir ser el mejor pagado del equipo. Finalmente el contrato que firmó fue menor al que Katz ofreció en un primer momento.

Lucas contrató para el Training Camp a Lloyd Daniels, famoso jugador en su época de instituto en New York a finales de los 80 y leyenda de playground que tuvo problemas con las drogas (o entre otros problemas, pasó un mes en el hospital al recibir varios disparos en el 89) al que Lucas había tenido ya a sus órdenes en San Antonio. Después de realizar una buena pretemporada en la que promedió 11 puntos por partido, el flojo inicio de temporada hicieron a Lucas hablar con él para intentar saber el motivo de su bajón de juego al repetirse lo mismo que le había pasado en los Spurs acabando el jugador siendo cortado poco después.

Ya con la temporada empezada se firmó a Willie Burton que había sido cortado por Miami. Burton fue un pick 9 en el draft de 1990 pero su carrera estaba siendo un fracaso atravesando entre medias algún problema en forma de depresión incluso.

Otras incorporaciones fueron las de Mo Cheeks que se había retirado del basket profesional y llegó a Philadelphia para ejercer como asistente o Kareem Abdul-Jabbar con la misión de ayudar al joven Bradley en su progresión para convertirle en un jugador mucho mejor en el lado ofensivo.

Las expectativas para esta temporada eran algo mayores que en temporadas pasadas, se confiaba en el juego interior que se había formado, en una subida en el nivel de Spoon ya en su tercer año en la liga y en el tiro de Barros y Jeff Malone.

Las cosas no empezaron del todo mal a pesar de que se perdieron bastantes partidos al inicio, llegando el equipo a poseer un récord de 8-11. A partir de ahí, la caída fue en picado.

Jeff Malone se lesionó y solo pudo disputar 19 partidos en toda la temporada, y Lucas no era capaz de aclararse en sus ideas. Durante toda la temporada el entrenador cambiaba constantemente el juego interior titular del equipo debido a la irregularidad que mostraban los jugadores. Un día se veía un Bradley-Wright, otro un Bradley-Williams y otro un Wright-Williams.

A pesar de algún partido esperanzador a principio de temporada frente a los Clippers en el que consiguió 28 puntos, 22 rebotes y 9 tapones (bastante tiene que ver el flojísimo juego interior de los angelinos) la temporada fue la confirmación definitiva de que Bradley no era lo que en su día se llegaron a imaginar. Sus números no mejoraron respecto la campaña anterior y batió el récord de la franquicia de expulsiones (18), siendo el jugador de la liga que más faltas cometió (338). Además de la imagen de blando de la que siempre se le acusó y de ser un jugador bastante posterizable se rumoreaba que era muy vago, no trabajaba nada en sus habilidades y de que no sentía una gran pasión por el baloncesto. El jugador se fue ganando motes como “Mormon Tabernacle Crier”, “Missionary Imposible”, y pasó de “The Great White Hope” a “the Great White Nope”.

Los otros dos interiores también decepcionaron. Scott Williams tuvo una mediocre campaña siendo incapaz de subir su juego a otro nivel a pesar de contar con bastante minutos y Sharone Wright como se verá más adelante tampoco convenció a pesar de tener algunos partidos buenos y un año rookie correcto acabando en el segundo quinteto de rookies. Mientras, Spoon hizo una temporada muy floja, promediando un patético 43% en t/c y menos de 7 rebotes por partido al jugar más alejado del aro que nunca.

La gran noticia de la temporada estuvo sin duda en Dana Barros. El jugador se erigió como el mejor jugador del equipo y una de las grandes sorpresas de la temporada en la NBA, ejemplarizando lo que llegaría un par de años después con su número 3. Su gran nivel y buena campaña a nivel anotador le hizo llegar por primera y única vez en su carrera al All-Star a pesar del récord del equipo y ganar el premio de jugador más mejorado a final de temporada. Barros promedió 20.6 puntos, 7.5 asistencias, 2 robos y tuvo unos porcentajes muy buenos, algo no demasiado habitual en anotadores bajitos. Acertó un 49% en t/c y sobretodo un fantástico 46% desde la línea de tres puntos a pesar de lanzar 4 triples por partido. Individualmente es poseedor quizás de la mejor campaña en los últimos 20 años de la franquicia en un jugador no llamado Iverson o Barkley.

Su mejor noche fue ante los campeones Houston Rockets consiguiendo llegar a los 50 puntos con un 21/26 en t/c, adornado con 8 asistencias y 6 rebotes. Llegó a conseguir también un triple doble ante los finalistas Magic un par de semanas después, con 25 puntos, 15 asistencias y 10 rebotes. Dana Barros también puede pasar a la historia como uno de los pocos jugadores de la NBA que han sido capaces de rapear decentemente

Pero no fue Barros el único que llegó esta temporada a anotar 50 puntos con la camiseta de los Sixers. Willie Burton frente a su ex equipo tuvo la mejor noche de su vida en el basket profesional anotando unos increíbles 53 puntos, con un 24/28 desde la línea de tiros libres.

Temporada 95/96. Stack in da house

Llegó el draft de 1995. Después de conseguir el cuarto peor récord la temporada anterior los Sixers se hicieron con el tercer pick del sorteo con el claro objetivo desde el principio de que llegase a la ciudad Jerry Stackhouse. El bajo nivel en el juego exterior y la oportunidad de conseguir a un jugador al que comparaban con Jordan y en el que creían poder ver a un salvador no se podía escapar.

El draft destacaba especialmente por la cantidad de ala-pívots. Los Warriors se decidieron a draftear a Joe Smith con el número 1 y posteriormente los Clippers escogieron a Antonio McDyess con el segundo.
Stackhouse acabó en Philadelphia, para alegría de la franquicia y satisfacción del jugador, que prefería jugar en la costa Este. Stackhouse conocía Philadelphia al haber pasado algún verano con una hermana en la ciudad y sobretodo debido a la familia numerosa que tenía en North Carolina jugar en la costa Este hacía que fuese más fácil que pudieran ir a verlo jugar y visitarlo. De hecho lo que más temía era la posibilidad de tener que jugar para los Clippers“¿que qué hubiera pasado si me hubieran cogido con el pick 2? Orar muy fuerte por un trade”. Incluso se rumoreó que el jugador o alguien autorizado por él había mandado una carta a los Clippers diciéndoles que regresaría a North Carolina si lo drafteaban aunque Stackhouse lo negó.

Los Sixers pasaron de Rasheed Wallace en este draft, compañero de Stackhouse en la universidad. Wallace había brillado jugando en North Philadelphia para Simon Gratz en su etapa escolar llegando a la universidad ranqueado como el mejor interior de su generación. Pero con un juego interior repleto de apuestas en los últimos draft los Sixers no se plantearon coger a Wallace con el pick 3 en ningún momento, aunque no les hubiera importado conseguir algún trade para hacerse con él aparte “Nos habría encantado poder tener a los dos. Y tratamos de hacer eso. Pero sabía que no importase a quién cogiéramos iban a tener que jugar uno contra el otro” comentó Lucas. “Nos gustaba Rasheed, nos gustaba su talento. Cuando me senté con él a hablar era diferente a como me habían dicho que era. Pero Stackhouse era nuestra necesidad. Tenemos a un escolta de 33 años que se perdió 63 partidos. Tuvimos a otros jugadores. Para nosotros era una obviedad, si hubiéramos pasado por alto a Jerry la respuesta aquí sería caótica”dijo Harold Katz.

Los Sixers también pasaron de Kevin Garnett, un jugador que se había saltado la universidad para llegar directamente desde un instituto de Chicago a la liga. Katz dijo que Garnett lo había hecho muy bien en los workouts en Chicago pero “ya he perdido mucho dinero en jugadores que tenían buena pinta individualmente”.

En el mercado de agentes libres la baja más importante fue la de Dana Barros, que firmó como agente libre por el equipo de su ciudad natal y al que los Sixers no querían firmar un contrato cuantioso económicamente para estropear la futura flexibilidad y, para que negarlo, creían que había jugado algo por encima de sus posibilidades el año anterior al jugar el equipo casi para él. Philly le ofreció a Barros un contrato de 3 años y 10 millones, pero los Celtics le dieron el doble, 20 millones por 6 años sobrepasando una oferta de Washington que se quedó entre las dos (15 y 5)

BJ Tyler, otro de los bases del equipo fue seleccionado por los Raptors en el draft de expansión no llegando nunca a debutar con esa franquicia al tener que poner fin a su carrera después de quedarse dormido con una bolsa de hielos en su rodilla provocándole una lesión crónica. Con bastantes años de contrato todavía por delante y a pesar de llevar solo uno en el equipo los Sixers no lo protegieron en el draft de expansión. Lucas había comentado meses antes“Cuando consiguió su contrato, paró de trabajar. El dinero lo atrapó”

John Lucas por su parte continuó con su labor de salvavidas, firmando por un año al problemático Vernon Maxwell que llegó con la misión de adaptarse al puesto de base a pesar de ser un escolta, y lo hizo rechazando (según él) ofertas económicas mayores de Charlotte o Indiana para jugar a las órdenes de un Lucas al que decía considerar un hermano y amigo. El jugador ya había ocupado ese puesto en College y en algún momento en los Rockets y decía que llevaba esperando ese salto en la posición desde hace tiempo “pensaba que tarde o temprano me moverían a la posición de base ya que los que llegan desde la universidad son cada vez más altos. Con mi altura (6´4) puedo colocar en muchos problemas a la mayoría de los bases ya que puedo postearlos”. El jugador tuvo una charla con Harold Katz sobre el famoso incidente golpeando a un aficionado de los Blazers en un partido “me dijo (Katz) que él le hubiera golpeado en la boca también”. Lucas decía que le entusiasmaba la competitividad de Vernon y quería que liderase al equipo “Cuando tú ves a los Rockets jugar, todo el mundo piensa que el líder es Olajuwon. Puedes preguntarle a Tomjanovich quién es realmente la columna vertebral del equipo, la persona que mantenía a todos motivados” decía Maxwell.

En vez de intentar conseguir en un traspaso a bases puros que estaban disponibles, Lucas consiguió lo que quería firmando a Maxwell convenciendo a un Katz que en un principio no estaba del todo seguro de querer contar con un jugador con su pasado. Los Sixers valoraron la posibilidad de hacer un trade por Douglas, al que la llegada de Barros a Boston lo colocó como transferible, pero su salario y la trade kicker (15%) ante un posible traspaso hizo que se acabase rechazando. Además de él, un base contrastado como Rod Strickland también estaba en el mercado, pero los Sixers no estaban dispuestos a desprenderse de piezas importantes en un trade “Parte del problema a la hora de hacer un traspaso es que tú pierdes talento joven. Nosotros estamos construyendo aquí, lo que queremos es sumar talento” comentaba Lucas.

Además de Maxwell, otro jugador de pasado turbulento llegó a Philly como lo era Richard Dumas. El jugador había sido titular en los Suns que llegaron a las finales en el 1993 pero su carrera se vino abajo al ser suspendido por abuso de sustancias. “No son un riesgo Dumas y Maxwell. Es divertido, ahora yo puedo hacer mi trabajo dentro y fuera de la cancha” decía Lucas.

Los Sixers solo le ofrecieron a Willie Burton la posibilidad de volver para el training camp sin asegurarle un contrato por lo que el jugador aceptó una oferta para ir a jugar a Italia al no tener interés de ningún equipo NBA. En el training camp Lucas siguió dando oportunidades a jugadores con turbulentos pasados, como Charles Smith, y a otros como Rick Brunson o Elmer Benett, ganándose este último un contrato no garantizado que le permitió ser parte de la rotación en los primeros partidos hasta ser posteriormente cortado.

La temporada no empezó mal. Los Sixers debutaron ganándole a los Wizards en un esperanzador debut de Dumas, una buena noche anotadora de Stack y 14 asistencias de Maxwell. Pero después de un inicio de 2-2, llegó la caída en picado perdiendo 14 de los siguientes 15 partidos, con un Vernon Maxwell criticando a la prensa la entrega de sus compañeros. “It´s real” rezaba el slogan utilizado a principios de temporada para esta campaña. Como la vida misma.

Entremedias, se produjo el traspaso de Shawn Bradley a New Jersey. El día de acción de gracias, Bradley acabó el partido con ningún rebote en 20 minutos. El siguiente partido, no anotó puntos en 23 minutos. Desesperado por el mínimo progreso del jugador y por ser incapaz de hacerlo ganar peso Katz acabó traspasándolo sin cumplir siquiera los 3 años de espera que le había pedido a los aficionados para poder juzgarlo. “El atleta más despreciado y vilipendiando que jugó en Philadelphia en los tiempos modernos”, era la manera de describirlo del columnista Bill Conlin. El público detestaba lo blando que era y que el jugador mejor pagado del equipo junto Spoon además de no dar un nivel acorde a ese contrato pasase tanto tiempo en la enfermería. Los propios compañeros de Bradley querían verlo fuera del equipo, y lo adornaban haciendo referencia a que lo mejor para él era un fresco inicio en otro lugar.“Haz un trade, haz lo que tienes que hacer. Tenemos que competir con los juegos interiores rivales” decía Stackhouse.

Los Sixers traspasaron a Bradley, Perry y Graham cambio de Coleman, Rex Walters y Sean Higgins. Derrick Coleman tenía problemas de corazón y era un jugador acusado de ser una prima donna, tener una pobre actitud de trabajo y problemas de peso. “No te preocupes, será diferente aquí” le dijo Lucas a Katz entusiasmado con otro proyecto al que poder remoldar. Los Sixers tuvieron que convencerlo para que aceptara venir a jugar a Philadelphia, el jugador había sido claro en un primer momento “No hay posibilidades de que juegue para vosotros”. Después de un debut en el que puso 17 puntos y 11 rebotes jugando completamente pasado de peso, DC se lesionó en el siguiente partido y Lucas tuvo que salir al paso para desmentir rumores de que se estaba borrando. El jugador incluso fue sancionado económicamente al saltarse un reconocimiento con los médicos del equipo al estar de permiso en Detroit “Fue un mal entendido, no sabía que era una obligación” dijo Coleman. Finalmente acabó jugando solo 11 partidos esta temporada.

Además de traspasar al top pick del draft del 93 los Sixers hicieron lo mismo con el principal pick del 94. Wright había mostrado ser un deficiente reboteador para su altura, una pobre defensa, no saber pasar el balón y problemas de peso en el tiempo que estuvo en la franquicia, haciendo de él un jugador prescindible para Katz debido entre otras cosas al contrato que tenía, lo que daría a los Sixers un importante espacio salarial en el siguiente mercado de verano. Los Sixers lo mandaron a Toronto a cambio de los expirings de Massenburg y Ed Pickney, más la posibilidad de intercambiar primeras rondas en alguno de los dos siguientes draft. El jugador promedió 16 puntos y 5 rebotes en 26 minutos en los 11 partidos que jugó esa temporada en Cánada, pero su carrera NBA dijo adiós al poco tiempo al tener un grave accidente de coche en el que sufrió múltiples lesiones.

Durante la temporada numerosos fueron los jugadores que pasaron y probaron con los Sixers como agentes libres. El más desatacado de ellos fue sin duda Scott Skiles, que después de estar esperando a que algún equipo contendiente le hiciese una oferta acabó firmando por los Sixers en Diciembre para cubrir en el puesto de base a un Maxwell que producía un montón de pérdidas por partido. El jugador duró menos de un mes al verse en un equipo con un estilo de juego muy alejado a lo que él acostumbraba basado en el 1vs1, un montón de derrotas encima y lejos de dar el nivel que desearía “ yo siempre dije que no jugaría para rellenar mi cartera. No soy igual de efectivo que antes. Es duro para mí. Puedo poner la cartera, pero no voy a hacer eso” dijo Skiles.

Los Sixers terminaron la temporada como la peor defensa de la liga y la tercera peor eficiencia en ataque y vieron pasar 24 jugadores distintos por la pista para un total de 18 victorias en una ridícula temporada cuando a principios de temporada Katz pensaba que los playoffs no quedaban lejos. En Enero se había hablado de la posibilidad de que Lucas fuera despedido, con el propietario entrevistando a candidatos para su puesto como el ex entrenador de los Celtics Phil Ford. Pero no sería él quién lo terminase haciendo, ya que el excéntrico propietario vendió el equipo poco después para sorpresa de muchos.

Harto de perder y perder y sin ver una luz al final del túnel que hiciese pensar en una pronta salida, Katz decidió vender el equipo ante la insistencia de un Pat Croce que llevaba cierto tiempo con un gran interés en la franquicia, sirviendo de enlace para la operación ante la mala relación entre Katz y Ed Snider. “Esto cansa. Es un día muy triste para mí. Sinceramente, si algo me hace tomar esta decisión son las derrotas. Fui siempre muy impaciente a la hora de tomar decisiones debido a las ansias de ganar ya. He sido juzgado por mis últimos 5 años, nadie habla de los 10 anteriores. La gente olvida que en los últimos 15 años solo 5 o 6 equipos ganaron títulos y nosotros somos uno de ellos. Esto hace que te preguntes ¿qué estoy haciendo aquí? Me están vilipendiando”

Jayson Williams, ex jugador de los Sixers que se convirtió en All Star tiempo después de salir de la franquicia resumió el final de la historia “Todo lo que él traspasaba se convertía en un buen jugador. Todo lo que conseguía nunca llegaba a ser bueno. Tal vez Jimmy Hoffa está enterrado ahí”

Temporada 96/97. The Answer

El año 96 está marcado en la historia de los Sixers por ser el de la elección de Allen Iverson en el draft. Pero no se puede olvidar que otro de los grandes puntos de este año es la llegada de Pat Croce a la franquicia, una persona que fue capaz de revivir a los Sixers durante su etapa a las noticias de la ciudad alcanzando el culmen con las finales del 2001 que hicieron que Philly estuviese enganchada al equipo como posiblemente no lo estuvo a ese nivel con otro equipo deportivo en mucho tiempo.

Pat Croce era un personaje muy excéntrico y carismático, una persona que pasó de ser un niño de familia de clase baja hasta convertirse en millonario. En Philadelphia, se convirtió desde finales de los 80 en un personaje cada vez más notorio. Estudió entrenamiento deportivo y terapia fisíca, y empezó a relacionarse con gente de clase alta de la ciudad al ser entrenador personal de alguno. Cinturón negro en karate, empezó a darle clases a un crio llamado Jay Snider, que como su apelllido indica era hijo del posteriormente dueño de los Sixers Ed Snider, por entonces solo poseedor de los Philadelphia Flyers, el equipo de hockey hielo de la ciudad.

Pat se convirtió en el entrenador de resistencia y acondicionamiento de los Sixers y los Flyers, y trabajó con figuras deportivas como Barkley, Erving o Mike Schmidt. Su carácter le hizo poseedor de un programa de radio en la ciudad incluso, con su famosa frase I Feel great! como grito de guerra. En 1993 vendió una candena de centros de fitness que había creado y expandido por 40 millones de dólares, y se aventuró a nuevos proyectos tras convencer a Harold Katz de que le vendiese los Sixers a Ed Snider ejerciendo de intermediario, convirtiéndose en el presidente del equipo y dueño de un 10% de la franquicia.

Con él a la cabeza llegaba el momento de los cambios y Croce comenzó la busca de un GM. Allan Bristow, Matt Guokas o John Gabriel son algunos de los nombres con los que se mantuvieron conversaciones, pero fue finalmenteBrad Greenberg (director of player personel en los Blazers) el que acabó consiguiendo el puesto. Croce quedó impresionado por como había preparado las entrevistas mejor que los demás candidatos, con scoutings de los mejores jugadores del draft y con el nombre de Allen Iverson por encima de todos, diciéndole que salvo que los workouts le hiciesen cambiar de opinión era el jugador que quería draftear.

Y es que la suerte acabó por sonreír, después de un lustro drafteando en los primeros puestos los Sixers podrían por fin encontrar ahora su respuesta desde arriba de todo. Para lo lotería como viene siendo habitual entre los muchos representantes cada cual lleva sus amuletos, y Croce no fue menos, pero fue Dave Coskey, vicepresidente de markéting y representante del equipo a la hora de hacer el sorteo en el aula cerrada el que llevo uno bastante curioso: unas zapatillas de Andrew Toney, sucias, que habían sido utilizadas por este en enfrentamientos ante los Celtics. Realmente los Sixers no ganaron la lotería, fueron los Raptors, pero al ser un equipo de expansión los términos del acuerdo decían que no podían elegir con el 1, y pasaron al 2. “Es como si alguien te da un regalo de cumpleaños y te lo roban, eyyy , todavía es un regalo!” dijo Croce, el cual como no podía ser de otra forma y para disgusto de Stern montó un buen numero delante de las cámaras olvidando las formalidades.

Siguiendo con los cambios el nuevo responsable deportivo Brad Greenberg decidió despedir a Lucas como entrenador (junto dos de sus asistentes, uno de ellos Tom Thibodeau), persona que ya había sido removido de sus cargos de GM y vicepresidente de operaciones anteriormente. Johnny Davis, que contaba con su total confianza por haber trabajado con él en los Blazers (como asistente) fue la persona elegida para el puesto de entrenador (el gran candidato, el flamante John Calipari, optó por firmar por los Nets cuando estaba en negociaciones con los Sixers), un cargo que seguramente sería complicado para una persona sin experiencia y tener que lidiar con mihuras como Coleman, Stackhouse y Allen Iverson. La prensa ya hacía ver en las crónicas que tenía ciertas dudas hacia él por su escaso bagaje, y el propio Pat Croce reconoció no saber quién era hasta que Greenberg se lo presentó.

De cara el Draft, los Sixers probaron a Iverson, Camby, Marbury ,Ray Allen y Kobe Bryant. A pesar de que Marbury estaba visto como un base de primero pasar y luego anotar, o al menos así le gustaba hacerse ver a él, a Greenberg no le gustó nada que en la entrevista personal el jugador se refiriese constantemente a los Sixers como “mi equipo”, mientras Iverson hablaba simplemente de ganar y no parecía considerarse por encima de sus compañeros.

Los Sixers llevaron a cabo la búsqueda de toda la información necesaria sobre Iverson, debido a su turbulento pasado, además de someterlo a un test psicológico. Lon Kruger, que lo entrenó en la Universiada del 95´ lo catalogó como“el base más talentoso que ví nunca”, y destacó su carácter ganador pero también que era un jugador “high maintenance”.

Se conoció que Iverson iba a clase a veces en ropa sucia, o que la madre y gente cercana a ella estaban asociados a temas de drogas en el interior de la casa en la que vivían.

Los Sixers trajeron a Iverson para un segundo workout días antes del draft para comprobar más que nada si era un jugador entrenable como decía John Thompson, y tanto Greenberg como Maurice Cheeks (asistente del equipo) quedaron convencidos.

Después de elegir a Iverson con el primer pick, en los inicios de la segunda ronda el equipo elegió a Mark Hendrickson para completar los minutos en la rotación interior (años después se convertiría en un jugador de la MLB) y Ryan Minor, un jugador que curiosamente al igual que Hendrickson también fue drafteado en la MLB (y jugaría) pero que no llegaría a debutar oficialmente en la NBA tras ser cortado tras el Training Camp. Además, con el pick 48 el equipo eligió a Jamie Feick, que también sería cortado tras el TC.

Greenberg dejó libres o cortó a diversos jugadores de la anterior etapa, gastándose el espacio libre del que disponía el equipo especialmente en Don McLean, un “4” que llegaba para darle poder de anotación al banquillo y que después de un par de campañas en la que se vio salpicado por diversas lesiones (en su año sophomore llegó a promediar 18 pp en unos débiles Wizards llevándose el premio a jugador más mejorado) llegaba a Philadelphia con un cuantioso contrato económico de 5 años de duración.

En una operación sorprendente, Greenberg firmó a Lucius Harris por 7 años, un jugador que nunca había pasado de ser uno más que de rotación en unos flojos Mavs. Su entrenador universitario había sido el hermano de Greenberg, y llegaba para ser el backup de Stack.

Además el equipo sumó a Michael Cage como presencia veterana en el puesto de center para proporcionar rebote y defensa, con un contrato multianual tras no ser capaz de conseguir el jugador en otro lado los 3 millones que deseaba repartiéndose estos ahora en Philly en dos años. Cage llegaba de ser titular en unos Cavs que jugaron el anterior año los playoffs, pero contaba ya con 35 años, aunque Greenberg creía en su imagen de Ironman al llevar 575 partidos disputados seguidos.

Doug Overton, años antes estrella local en la ciudad, se ganaría un lugar en el TC por su buen hacer
y Mark Davis, un jugador de segundo año que había sido el año anterior segunda ronda por los Wolves llegaba para cubrir la posición de alero suplente por el mínimo.

Sin duda la atención que atraía Iverson llenaba de ilusión a los aficionados locales que de un año a otro ya casi se habían olvidado del revuelo que había causado Stack el año anterior dejando ahora la imagen de la franquicia al diminuto jugador. El comienzo del equipo fue bueno, con un 7-8 en Noviembre que ya mejoraba por mucho las andanzas de las últimas campañas y hacía presagiar un mejor futuro.

Pero el conjunto no era muy profundo de jugadores, y a pesar de tener un quinteto inicial con talento el banquillo era muy débil , y más si las lesiones atacaban. Coleman se perdió varias semanas por lesión regresando pasado de peso, y McLean y Harris, los dos jugadores más importantes del banco después del dinero gastado en ellos en la agencia libre tuvieron también problemas para mantenerse sanos.

Los Sixers perdieron 17 de 18 partidos, y las noticias de desplantes y mala química arreciaban. Coleman se saltaba entrenamientos mientras que Iverson llegaba habitualmente tarde a ellos o a las sesiones de vídeo.

Mientras Iverson y Stack formaban un dúo terrorífico a la hora de anotar, ambos lanzaban con malos porcentajes y lideraban la liga en pérdidas de balón. La juventud y ansias de protagonismo de ambos hacía que sobre la pista no se entendiesen bien. Los dos querían ser el go to guy, y es posible que los séquitos que seguían a los jugadores formado por familia y amigos les comiesen la cabeza. Peter Vecsey aireó un rumor sobre que ambos séquitos se liaron a tortas a la salida de un entrenamiento, lo cual ambos jugadores desmintieron y Vecsey años después dijo no recordar siquiera si era verdad que pasó o no.

Lo que no fue un invento fue que Iverson y Stackhouse llegaron a los manos en un entrenamiento con el no sorprendente motivo de que la rifa llegó porque Iverson no le pasó el balón a Stack en una jugada.
“Fue una pelea entre alguien que no sabía pelear, y alguien que no quería hacerlo” remarcó Stack.
A pesar de los problemas que tenían ambos jugadores dentro de la cancha fuera de ella la relación era buena, e incluso cuando los Sixers visitaron Charlotte Iverson fue a comer a casa de Stackhouse.

Iverson se ganaba mucho enemigos en la liga por sus actos, y el culmen llegó en el All Star.
Para la cita cambio su peinado y llegó con unos cornrows que causaron mucho malestar en la gente veterana, marcando Allen su propio estilo más moderno contra uno más convencional que pesaba en la liga.

Iverson lideró al equipo a la victoria en el partido de rookies sumando un 19-9 y se llevó el MVP, no sin dejar de recibir los abucheos del público de Cleveland que la emprendió con él. “Igual la gente quería que Kobe se llevase el MVP, es la primera vez que me pitan por jugar duro”

Las críticas a Iverson no llegaban solo de ex jugadores, también de gente de la prensa.

“Iverson pasó de ser un emergente jugador joven a un emergente dolor en el cuello. Un chico de 20 años que está fuera de control en la pista y también quizás fuera de ella” – Mike Wise, New York Times

Si bien los Sixers no ganaban partidos, Iverson era uno de los centros de atención de la liga. En el mes de Abril consiguió algo histórico que no había conseguido nunca nadie antes, 5 partidos seguidos anotando al menos 40 puntos en su año rookie batiendo un record de Chamberlain. A Iverson no se le escapó el premio a mejor rookie del año, a pesar de que en la gran generación del 96 otras personas creían que ese premio debía ser para Marbury o Abdur-Rahim “Decirle a los chicos jóvenes que llegan a la liga que solo hay que poner números para ser galardonado” Kevin McHale “Yo, yo mismo, y Iverson. PLAGROUND ROOKIE OF THE YEAR” Charles Barkley.

Los Sixers acabaron la campaña con 22 victorias, solo 4 más que el anterior año a pesar de que el conjunto con el que se contaba era bastante más talentoso. Los mejores jugadores del equipo eran gente con mucho ego, y Pat Croce no podía soportar a un Derrick Coleman que además de saltarse entrenamientos se había negado a ejercer de capitán cuando se lo había pedido y que se negaba a aparecer en los actos sociales. “Es imposible ganar con Coleman” dijo un miembro del Staff técnico “ debería de ser cortado” “No entrena con el equipo desde el All Star. No quiere estar en este equipo” dijo un compañero.

Jerry Stackhouse se vio envuelto en algunos rumores de trade antes del All Star, y su juego en el puesto de escolta a pesar de acabar la temporada promediado 20 puntos por partido no era el adecuado. Sus porcentajes eran malos, y trató de poner remedio a ello penetrando más y yendo a la línea de personal. El jugador dejo claro contradiciéndose con unos comentarios que había hecho tiempo antes que no quería jugar para un equipo perdedor y que se planteaba jugar para otro equipo al acabar su contrato.

“Si Scott Williams comete un error, fuera. Si Walters lo hace, también fuera. Stack y Iverson cometen error tras error y no pasa nada” decía un jugador desde el anonimato.

Davis perdió el control del vestuario, e incluso su gran valedor en la franquicia, Brad Greenberg, sabía que se había equivocado con su contratación. En febrero le preguntaron como podía hacer Davis para sacar más de sus jugadores y la respuesta fue sencilla “Entrenándolos mejor”

Croce creyó que se había equivocado con Greenberg y Davis, así que los despidió inmediatamente a ambos una vez finalizó la temporada. Greenberg falló en la contratación del entrenador pero también con los jugadores firmados en la agencia libre. McLean solo jugó 37 partidos pasándose demasiado tiempo en la enfermería como le había ocurrido en los dos anteriores años a firmar por Philadelphia, y Harris promedió poco más de 5 puntos con un 38% de acierto en tiros de campo. Cage por su parte ya no tenía gasolina en el tanque y estaba para el arrastre además de no cuajar en el juego rápido del equipo. Solo Mark Smith fue un sólido fichaje.

Incluso los drafteados en la segunda ronda del draft fueron fiascos, sin sacar el equipo nada provechoso en esos tres picks.

“Todos los equipos tienen sus problemas, pero aquí se toleran cosas que se vuelven comunes. Cosas que se tienen dicho durante los partidos, descansos, entrenamientos te llevarían a suspensiones, pero aquí no se hizo nada de eso” “Somos de los peores equipos tirando, se queda alguien a entrenar después de los entrenamientos? Se lleva alguien vídeos a casa de los próximos rivales? En Seattle y Cleveland era algo recurrente, aquí no hubo nada de eso” Michael Cage.

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