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Perfiles NBA

The Šibenik’s Process

Los primeros pasos en el baloncesto de Dario Šarić son un continuo vaivén por toda la geografía croata. Un viaje camino al estrellato

Dario Šarić
Wikimedia

Tener un talento precoz no siempre puede ser una virtud, a veces puede convertirse en una losa pesada que difícilmente uno puede deshacerse de ella. Algunos creen que el talento está conectado con la geografía, con el lugar de nacimiento, no seré yo quien les contradiga, más si cabe cuando se habla de los Balcanes. Esa zona recóndita y escarpada en el Este de Europa que tantas veces ha sufrido el peso de los acontecimientos pero que no ha impedido parar la cadena de montaje que nutre continuamente al baloncesto mundial.

La vida de Dario Šarić parecía atornillada a la memoria de Dražen Petrović desde sus primeros pasos. Nacido en la ciudad croata de Šibenik al igual que la leyenda, creció en el seno de una familia que radiaba baloncesto por todas partes. Su padre, Predrag Šarić (1959), había sido uno de los jugadores más importantes en la historia del KK Šibenik siendo partícipe de la liga yugoslava de 1983 y de las dos finales de la Copa Korac que perdieron ante Limoges. Por otro lado, su madre, Veselinka Šarić (1971) también de Šibenik jugó en el Revija Elemes desde los años ochenta hasta que se quedó embarazada de Dario.

Una historia de amor unida por la pasión por el baloncesto que habría de dar un resultado inequívocamente obvio. Dario comenzaba a dar sus primeros pasos en el Omladinski košarkaški klub «Dražen Petrović» donde destacaría en el Otvorenog prvenstvo Hrvatske, el campeonato alevín por excelencia de Croacia en el que se dan cita anualmente equipos de todo el país como el KK Zagreb, Cedevita o el SK Split.

Su familia no pasó apuros económicos como muchos de sus compatriotas en los primeros años de vida del país croata. Su padre, tras retirarse poco después de que naciese el propio Dario, comenzó un negocio de transporte mientras su madre regresaba a las canchas, ahora como entrenadora. El baloncesto era la base de su vida, todos en Šibenik notaban que tenía algo especial, no solo su altura, que con 14 años ya superaba los 2 metros. Un talento que hacía presagiar lo ineludible, Šibenik se quedaba pequeño.

En 2009 el por entonces TAU Cerámica ponía encima de la mesa la friolera de 3 millones de euros para intentar traer a tierras vascas a un chaval desgarbado de apenas 15 años. El Baskonia le ofreció un contrato de ocho años de duración en un equipo entonces dirigido por Dusko Ivanovic. El Real Madrid también lanzó una oferta por Šarić, pero la del TAU “parece ser más interesante” decía su padre a los medios. Tras esta oferta acechaban otros clubs de la zona. Cibona, Split o Zadar no querían dejar escapar a la que podía ser el diamante en bruto de la Croacia del futuro.

Pero el dinero no lo es todo para algunos, lo que en un momento concreto puede ser una oferta estratosférica, en unos meses puede no valer nada. Eso fue lo que pensaron los padres de Dario que rechazaron la oferta del Baskonia a pesar de todo lo que significaba. El adolescente desgarbado ponía rumbo en un autobús a Zagreb donde jugaría para el KK Zrinjevac al mismo tiempo que estudiaba en la escuela privada de turismo de la ciudad. “Papá y mamá querían que jugara más y vieron una oportunidad en Zagreb donde les está yendo bien con los jugadores jóvenes” decía Ši-Ši en una entrevista en 2010. De esta forma llegaba Šarić al Zrinjevac donde coincidiría con otras jóvenes promesas como Darko Novosel o Robert Rikic.

“No pienso en ganar millones de euros, sino en la riqueza de mi juego” Dario Šarić

Poco tiempo duraría en el Zrinjevac. Los inicios de Šarić son un ir y venir a lo largo y ancho de la capital croata. Zagreb era el lugar elegido para dar sus primeros pasos como profesional, pero sin llegar a asentarse definitivamente en un club hasta su salida de Croacia en 2014 rumbo a Turquía. El KK Zagreb sería la nueva casa de Ši-Ši, lugar desde donde comenzaría a forjarse un nombre en el baloncesto europeo como uno de los hombres a tener en cuenta.

Estamos en 2011, esto es Barcelona y se celebra el NJIT (Nike International Junior Tournament).

El KK Zagreb presenta un grupo que en retrospectiva es escalofriante: Mario Hezonja, Dominik Mavra, Filip Knezevic y Dario Šarić. En esta misma edición del NJIT se darían cita jugadores como Marius Grigonis (Zalgiris), Arturas Gudaitis (Zalgiris), Metecan Birsen (Fenerbahce), Lluis Costa (FC Barcelona) u Oriol Pauli (FC Barcelona).

El Dario Šarić que nos encontramos aquí es un totalizador, canaliza a través de él todo aquello que ocurre en la pista. Se vislumbra un jugador total, capaz de ser diferencial en ambos lados de la pista. Un Šarić que juega de fuera adentro y que encuentra en Mario Hezonja su aliado más fiel.

El torneo no fue un paseo para los croatas que digamos, partían con la condición de underdogs y se amarraron constantemente a cada posibilidad que el juego les otorgaba. En la fase de grupos tuvieron enfrente a las dos bestias italianas: Siena y Stella Azzurra. A esto habría que sumar a CSKA y Lietuvos. De la fase de grupos el balance sería neutral, 2-2, a partir de aquí comenzaría la locura. Dario Šarić entró en trance. El por entonces junior rozó el doble-doble en todos los partidos de la fase final consiguiendo llegar incluso a firmar un triple doble ante el FMP serbio.

Zalgiris esperaba en la final, de nada servía haber pisado el día de antes a Fenerbahce sino se consumaba la gesta ante una de las canteras más importantes de Europa. El Zagreb comenzaba rezagado, a la sombra de los lituanos. Šarić no firmaba el mejor comienzo en una final, con apenas 2 puntos y 2 asistencias, nadie podía presagiar que se iba a hacer historia. La reacción de Šarić fue progresiva, siempre a rebufo de la senda del equipo solamente mantenido por Mavra que daba constantemente aire a los croatas.

Tras el paso por vestuarios algo cambió en la mente de Dario. Estaba más activo, como si las palabras del entrenador o el propio contexto del partido hubiesen hecho mella en él. En este tercer tiempo Šarić y los suyos dieron la vuelta al marcador, pasando del 32-34 en contra al descanso al 53-43. Los Dioses del baloncesto quisieron poner a prueba a Ši-Ši que con el partido en un pañuelo tras un buen parcial lituano cayó lesionado. Quizás fuese un golpe menor o quizás fuese la bravuconería de la juventud en apenas unos minutos Šarić volvía a pista para certificar la victoria y grabar su nombre en la historia.

“Dario Šarić, apúntense ese nombre” decía Daniel Marzo en la crónica de Solobasket. “El futuro está en las manos de este chico y en los últimos días, en Barcelona, ha demostrado que por actitud, condiciones y talento, puede marcar una época”. Palabras que no estaban sobredimensionadas, ya que tras juguetear con el triple-doble contra FMP, Šarić firmó 19 puntos, 14 rebotes y 10 asistencias en la final, siendo decisiva su aportación como distribuidor colectivo en los dos últimos minutos del partido.

«Teníamos un buen equipo que había perdido en el campeonato croata y fuimos a Barcelona a demostrar que había sido un mal día. Mis compañeros y yo teníamos motivación extra y jugamos un gran torneo y demostramos a todos que éramos el mejor equipo, volviendo a casa con el trofeo” declaraba el de Šibenik.

Con apenas 17 años y un año menos que la gran mayoría de sus rivales, Dario Šarić presentaba su candidatura a gobernar Europa. Al año siguiente repetiría presencia en el torneo sin correr la misma suerte que en 2011, siendo eliminados en semifinales de nuevo ante Zalgiris, a la postre campeones, que se cobraron su venganza.

Si el nombre de Dario Šarić ya recorría todos los pabellones de Europa antes del torneo en Barcelona, tras firmar un triple-doble con 17 años recién cumplidos no iba a ser menos.

Comenzaba así a dar sus primeros pasos con una firmeza y una seriedad que podría sorprender a muchos y no generó pocos escépticos. Las etiquetas le rodearon constantemente. Kukoc, Petrovic, Magic Johnson… Pero Šarić tenía claro quién iba a ser, Barcelona supuso una declaración de intenciones y la constatación de que su vía era la correcta: sin un gran club detrás uno también puede dar la sorpresa. Dario llevaba mucho trabajo detrás, pero el show solo acababa de comenzar.

Infame Frank Underwood, brillantemente interpretado por el también infame Kevin Spacey en House Of Cards, lanzó durante la primera temporada una sentencia que bien podemos trasladar al deporte de la canasta. “Todo tiene que ver con el sexo, excepto el sexo, que tiene que ver con el poder”. El baloncesto acostumbra a jugarse en una cancha con unas dimensiones concretas, delineada y flanqueada por dos canastas en donde compiten cinco jugadores por cada equipo para demostrar quién puede anotar más puntos. Acostumbra a jugarse dentro de esos marcos, pero la mayor parte de las veces el baloncesto no tiene que ver con el baloncesto, sino con el poder, y más concretamente con el dinero.

Dario Šarić era a comienzos de 2012 uno de los mejores jugadores de menos de 23 años que no portaban un pasaporte norteamericano. No solo era una posibilidad, una idea con la que soñar de cara al futuro, era una realidad baloncestística. Competía y superaba a rivales que le doblaban en edad en competición doméstica y continental, pero donde verdaderamente castigaba era contra los jugadores de su edad. El trofeo del Euroleague Next Generation de 2011, el oro en el Eurobasket U18 con Croacia y su correspondiente MVP le acompañaban allí donde jugase.

Media Europa estaba tras de él, no sólo los clubs más cercanos al de Šibenik, sino entidades de prestigio internacional como ya intentaran antes Baskonia, Real Madrid y demás equipos con un legado que les precedía. Con tan solo 15 años, los padres de Šarić tomaron la decisión de unir caminos con el KK Zagreb, ellos fueron los responsables de firmar el contrato con el club croata ya que legalmente Dario no podía hacerlo todavía. Las llamadas eran incesantes, Predrag, su padre, reconocía constantemente ante los medios la situación que vivía el entorno del jugador. Šarić parecía atascado dentro de su espacio de confort, el KK Zagreb le ofrecía la posibilidad de madurar en un equipo en progresión y sin muchas expectativas intercontinentales, pero las expectativas creadas sobre Šarić superaban su propia realidad. «¿Por qué el Zagreb impidió el desarrollo de Dario? No sé, llamo todos los días a diez clubes y scouts del mundo y les pregunto cómo es posible que un jugador así se estanque», afirmaba su padre para Portal Oko.

En estas y sin que nadie lo esperase apareció el Bilbao Basket. En el curso de unas semanas el club bizcaino puso encima de la mesa el dinero suficiente para llevarse a Dario y atar al mejor jugador joven del momento en Europa. La jugada no sólo pasaba por dejar inhabilitado al KK Zagreb, sino por ser capaces de convencer al entorno de Šarić para que diese el verde a la operación. Ahí jugó un papel fundamental el segundo movimiento tras el fichaje, de los cinco años que contemplaba el contrato, el primero lo pasaría cedido jugando en el KK Split. Un arreglo en aras de mantener a la joven perla cerca de casa -apenas hay 90 kilómetros de distancia entre Šibenik y Split- y al mismo tiempo de hacer la transición al mundo profesional más sencilla.

Desde Bilbao se regocijaban por su jugada maestra, poniéndose la medalla por haber sido capaces de adelantarse al resto de peces gordos de Europa. Su entrada Europa sería de tal forma triunfante, abriendo paso a una época de despilfarro y una pésima gestión que daría para un escrito a parte.

Pero el Zagreb no iba a ser derrotado tan fácilmente. La batalla que habían perdido en la cancha al no ser capaces de ser competitivos y crear un contexto propicio para el desarrollo del talento de Šarić se resolvió en los despachos. El club croata, a pesar de que los padres de Dario habían llegado a un acuerdo con el Bilbao, demandó una cantidad superior al millón de euros por la salida de Šarić al no haber finalizado definitivamente el contrato que les unía desde su salida de Šibenik. Una cantidad desorbitada con un único objetivo: entorpecer el proceso de compra del jugador para intentar retenerlo a toda costa.

A raíz de esto surgieron más irregularidades que hicieron saltar las alarmas en Croacia: había habido irregularidades en su primer contrato con el KK Zagreb. Al parecer, cuando los padres de Dario firmaron el contrato el Zagreb realizó un «contrato desventajoso» y no informó al Centro de Bienestar social del Gobierno croata. Esto suponía que el contrato que unía a las dos partes podía darse por invalidado y el precio de salida que exigían no podía realizarse. «Sin el consentimiento del Centro de Bienestar Social, cualquier acto jurídico es nulo si se relaciona con el menor», relataba la familia Šarić para Index.hr.

Alrededor del club croata siempre había rondado una especie de sombra negra que hacía indicar que ningún movimiento estaba exento de ser irregular o, directamente, ilegal. Desde el cambio en la directiva del club alrededor del 2008 se habían producido una serie de movimientos que unían directamente al equipo con el HDZ, el partido de Gobierno en Croacia de perteneciente a la derecha liberal y fundado por Franjo Tudjman. Esta relación club-partido era posible a través de la figura de Tomislav Karamarko que, sin tener ningún cargo oficial, hacía de cara visible del equipo croata. Así pues, el Zagreb era concebido por la opinión pública como un equipo Estatal, solo así se entiende que en apenas unas temporadas pasase de ser un equipo de tradición y poca fuerza a campeones en 2011 y entrar en la Euroliga posteriormente.

A pesar de las irregularidades, el entorno de Šarić era consciente de que la situación estaba lejos de solucionarse. «Zagreb invirtió mucho dinero (en Šarić), no es un problema reconocerlo, y debe recibir una compensación, pero no un millón de euros. Entonces, ¿quién les va a dar tanto?» decía Predrag Saric.

En un mar de problemas, anomalías y juego de despachos intervino la FIBA tres meses después de que Bilbao Basket hiciese oficial la incorporación de Šarić. Un Šarić que seguía entrenándose a parte en Split, mantenido económicamente por su familia a la espera de que se resolviese este tremendo culebrón. «En cada sesión de entrenamientos del equipo dálmata hay un puñado de scouts de la NBA, que le persiguen casi desde que era un niño» relataba una crónica en Málaga Hoy.

La Federación Internacional tras abordar el caso tomó la decisión de cifrar el valor de Dario en 550.000 euros. Una cifra sustancialmente menor que la que proponía el club croata. La decisión de la FIBA marcó un precedente, nunca antes se habían establecido indemnizaciones por encima de los 200.000 euros en casos similares y nada, salvo esto, hacía presagiar un fallo así.

La pelota estaba en el tejado de los vascos.

Bilbao tenía varias cartas encima de la mesa. Por un lado, apostar por Šarić, un jugador que lo había ganado casi todo lo que había jugado en categorías de formación y era absolutamente imparable por su condición física y sus habilidades técnicas. De esta forma, si los vascos apostaban por él, podrían incorporarle en la temporada 2013-2014 y mantenerlo como mínimo otra temporada más hasta que diera el salto a la NBA. Si esta cronología se hacía realidad, el Bilbao Basket podría ganar unos 150.000 euros de beneficio por su salida a Estados Unidos. Una apuesta casi segura, puesto que las webs especializadas le colocaban ya en 2012 entre los 30 primeros picks del Draft de 2014.

Por otro lado, Bilbao podía echarse atrás y renegar lo firmado, escapando de una alta suma que les podría endeudar altamente y poner en riesgo el proyecto. A esto había que sumar que Dario no había demostrado ser un bendito que digamos. Desde que salió de Šibenik muchos eran los rumores que le tildaban de ser un rebelde y una mala influencia para otros jóvenes, especial fue el caso con Mario Hezonja. Un diamante completamente en bruto que podía convertirse en una estrella o una bomba de relojería a punto de explotar.

El tiempo pasaba y cada día el sueño de ver a Dario como un «hombre de negro» más se veía más y más borroso. La jugada del Zagreb había creado un efecto llamada por toda Europa, retrasó el proceso de salida de Šarić, sí, pero al mismo tiempo, su precio de venta establecido por la FIBA atrajo a grandes clubs dispuestos a lanzar la moneda al aire. Equipos como Cedevita, Anadolu Efes o Unicaja, con el entrenador croata Jasmin Repesa al mando, valoraron la posibilidad de pagar esa suma. El propio Repesa el 7 de noviembre intentaba forzar al Unicaja a cerrar la incorporación del croata lanzando grandes halagos a su compatriota. «Es el mejor talento en Europa de su edad» decía. «Perder esta oportunidad y no traerle a Málaga sería una verdadera pena».

Finalmente, aquel fatídico 8 de noviembre de 2012 se confirmaba lo esperado: Bilbao Basket no pagaría el buyout de Šarić al KK Zagreb. En una rueda de prensa, el responsable de comunicación del club vasco, José Manuel Monje, alegaba que «por el estado económico del club, este no va a pagar la cantidad por Dario Šarić». Una decisión que desde la entidad bizcaina se justificaba como un acto de responsabilidad debido a la resolución inaudita de la Federación Internacional.

Šarić no pisaría España y no se vestiría nunca de negro. Los despachos jugaron una mala pasada a Bilbao Basket que optó por salvaguardar su situación económica en vez de apostar por el mejor jugador joven de Europa.

Hace 6 años el Bilbao Basket anunciaba que no incorporaría a un joven Darío Saric en su equipo después de que la FIBA marcase en 500.000 euros la indemnización por su fichaje al KK Zagreb.

Apenas 20 días después del anuncio de Bilbao, Šarić cambiaba de equipo pero no de ciudad. La Cibona de Zagreb había abonado la cantidad pertinente y su salida del KK Zagreb era ya una realidad. Una decisión que no fue secundada por su padre, que rompió relaciones con su hijo al considerar que no había elegido correctamente su destino. «Me alzó la voz y dijo que él se preocuparía por su carrera», argumentaba la leyenda croata que añadía que el futuro de su hijo sería gestionado por gerentes a partir de ese momento.

El juego de tronos daba a su fin, Dario partía hacia un nuevo destino, rompía con su pasado y comenzaba una nueva etapa. Šarić había pedido ser tratado como un adulto y nada más que eso es lo que recibiría, la legendaria Cibona de Petrovic sería testigo de su explosión como lo que todos promulgaban que sería. Un desenlace que dejaba en la estacada a los Hombres de negro, desacreditados y sin margen de maniobra en la que podía haber sido una jugada maestra. Y es que, aquí, el verdadero Frank Underwood fue el Zagreb. Midió los tiempos, supo como sacar partido de la situación para acabar consiguiendo su objetivo: dinero.


Tanto el entorno del KK Zagreb como del Bilbao Basket han preferido no participar en la realización de este artículo.
Fuentes: Solobasket, Index.hr, Novosti.rs, Portaloko.hr, Sportnet.rtl.hr

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