Tan solo unas horas después de confirmarse la debacle de Miami Heat en las Finales de la NBA 2014, Shane Battier, alero los últimos tres años del equipo de Florida, anunció su retirada como jugador en activo después de más de una década en la mejor liga del mundo.
Shane Courtney Battier siempre será un jugador especial para una generación de espectadores españoles. Pese a no ser un jugador con grandes número en su carrera, ni desde luego, espectacular en su juego, que coincidiera con Pau Gasol en los míticos Memphis Grizzlies de Sidney Lowe, Jason Williams, Lorenzen Wright y compañía provocan un sentimiento de añoranza y melancolía que traen al recuerdo un tiempo que no volverá, un tiempo en el que muchos poníamos por primera vez un pie en esa selva que era la NBA. Una selva desconocida, llena de peligros y cosas maravillosas que la globalización de los últimos quince años ha transformado, acercándola en muchos de sus aspectos, quizá demasiado.
Battier llegó a la liga muy hecho, más de lo normal en un novato y a años luz de casi todos sus compañeros de generación. En un draft del 2001 repleto de niños que acababan de dejar el instituto, Shane era una realidad, un jugador que lo había sido todo en la Universidad de Duke, a la que había llevado al título ante los Wildcats de Arizona unos pocos meses antes.
Atrás quedaron los años en los que compaginaba el baloncesto con su otra gran pasión, la trompeta,en su Michigan natal. Battier sabía la noche del draft que estaba a punto de convertirse en profesional, y desde su círculo más intimo se soñaba con una posición muy alta en el draft, quién sabe si hasta el número uno.
Sin embargo, la fiebre por los prospects de instituto estaba en su punto álgido y ese privilegio fue a parar a Kwame Brown, elegido personalmente por Michael Jordan para acompañarle a su vuelta a la liga. Nuestro protagonista tuvo que conformarse con una sexta posición y un destino pequeño y repleto de incógnitas, los Grizzlies, recién mudados a Memphis desde el frío de Vancouver.
Los comienzos siempre son duros
La temporada de novato de Battier fue paralela a la de su compañero de andanzas Pau Gasol. Un montón enorme de derrotas y una esperanzadora actuación individual, con una gran importancia desde el primer día (de hecho, fue junto con Jason Williams el único jugador titular en todos los partidos). Como decíamos antes, Shane era un jugador ya hecho, al que incluso la fortuna -para él- de la lesión del titular Dickerson lo convirtió en imprescindible.
En definitiva, una temporada de transición, en la que consiguió una mención como novato del mes y el mejor promedio anotador de su carrera, que como veremos más adelante se iría inclinando más hacia el plano defensivo conforme pasaran las temporadas.
Como anécdota, que seguro muchos de nuestros lectores recuerdan, tanto él como Gasol protagonizaron una curiosa campaña de marketing, promovida desde la franquicia, en la que emularon a dos superhéroes. La publicación tuvo bastante eco en su momento, sobre todo por la popularidad de las dos jovenes estrellas, y por el contraste de la situación del equipo (en la cola de la liga) con las historias que éstas contaban.
Con el paso de las temporadas, la franquicia de Tennesse fue creciendo lentamente a base de añadir piezas a su perímetro (Eddie Jones, Mike Miller, Bonzi Wells…) que fueron menguando la necesidad de protagonismo ofensivo de Battier. lo que conllevo una especialización de éste principalmente en dos aspectos del juego: Su capacidad defensiva y su acierto desde la línea de tres puntos. Esto lo convertían en un titular sólido, con limitaciones pero correcto, y sin duda en una pieza básica del esquema de Hubie Brown y esos Grizzlies que pisaron los playoffs después de muchos años en el desierto de la NBA.
Durante esos primeros años en la liga ya se observaba el talante político de Shane Battier, que apenas fue tratado como un rookie y que contó siempre con un gran respeto, tanto por sus compañeros como por la prensa, que incluso lo situaban en unos años como aspirante a la Casa Blanca. Su gran educación, una formación exquisita y una amplia capacidad de comunicar, incluso en temas farragosos, son las bazas que han esgrimido siempre los defensores de un proyecto tan ambicioso.
Traspaso a los Rockets
Shane Battier fue traspado a los Houston Rockets por Stromile Swift y Rudy Gay, cerrando así una larga etapa de cinco años en una franquicia que no terminaba de despegar. Los Rockets era un equipo instalado en la zona noble de la Conferencia Oeste, que sin embargo no terminaba de dar un paso más, y que buscaba en Battier un jugador de rol que apoyara a sus dos principales estrellas, el chino Yao Ming y Tracy McGrady.
Quizá en Texas vimos la mejor versión de Battier hasta ese momento, con un acierto excepcional en el tiro de larga distancia, y sobre todo un despliegue defensivo que le sirvió para estar con los mejores de la liga durante dos temporadas (dos veces en el segundo equipo defensivo, temporadas 2008 y 2009). El alero, que había participado en el desastre de la selección USA en 2006, tampoco pudo lograr el éxito deportivo con los Rockets, principalmente debido a la frágil salud de sus dos estrellas, que nunca pudieron rendir los suficiente para llevar a su equipo más allá de unas semifinales de conferencia.
El fracaso de los Rockets se consumó la temporada 2009-2010, en la que quedaron fuera de la lucha por el título y el proyecto puso el cartel de cerrado por demolición tras la salida de McGrady y la prematura retirada de Ming. Battier, que ya era un jugador reconocido en la liga como especialista defensivo -famosas eran sus defensas a Kobe Bryant- también fue traspasado a cambio del inmenso paquete: (en todo los sentidos que se le ocurran, lector) Hasheem Thabeet.
A partir de ahí, tres años con dos títulos y el reconocimiento a un hombre que quizá de mucho que hablar… en un despacho oval.
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