La Málaga baloncestística sigue en shock tras la exclusión del club Unicaja Málaga de la máxima competición continental. Una nueva realidad acecha bajo el sombrío panorama del dividido baloncesto europeo y no queda otra que mirar hacia delante y afrontar el futuro próximo como un nuevo reto. Una oportunidad de volver a crecer y de retornar a la élite con fuerzas renovadas. Sin embargo, la empresa no parece cosa fácil. La dura competencia de una pujante clase media y una pretemporada convulsa amenazan el camino de los hombres de Joan Plaza.
La principal novedad es que no hay novedad. El cuestionado coach Plaza, que tras dos años de un rendimiento ascendente acabó encallando el barco la pasada temporada (sin Copa del Rey), continúa al frente de la nave. El enturbiado ambiente y las malas relaciones que parece haber entre directiva y entrenador no son el mejor caldo de cultivo para afrontar una temporada tan exigente. Es ahora cuando el Unicaja tendría que dar un paso al frente y no acabar descolgado definitivamente de la aristocracia europea. Once años seguidos entre los 16 mejores equipos de Europa parece no ser suficiente credencial.
El año pasado por estas fechas el entorno era optimista y el proyecto se erigía como clara alternativa a la dictadura de Madrid y Barça. Cuatro meses después todo se vino abajo. La no clasificación para la Copa del Rey fue el momento crítico de la temporada, el punto de no retorno hacia la confianza y el divorcio entre equipo y afición. Lo prudente quizá hubiera sido demoler y volver a empezar. No obstante, se decidió conservar la fachada del edificio. A rebufo de los grandes y mirando de reojo a Valencia o Las Palmas se configuró fugazmente durante el verano una plantilla de autor, casi de cine independiente. Una apuesta con carácter y estilo.
Más apuestas que nunca
El proceso fue rápido y fácil, demasiado fácil… Sobre fichajes semi desconocidos sobresalía el nombre de Trevor Mbakwe: un paladín de la zona con cierto prestigio europeo. Un reconocimiento médico y dos partidos de pretemporada después, se desató la tormenta. El fichaje estrella era despedido de forma fulminante por las dudas respecto al estado de sus rodillas. Un contratiempo mayúsculo que amenaza con alargarse en Twitter y en los tribunales. Pero la psicosis por las rodillas sanas no acaba aquí, ya que el último sobresalto lo dio la incorporación final de la pretemporada. A Adam Waczynski se le detectaron deficiencias que hicieron incluso replantear su fichaje. No llegó la sangre al río y el polaco firmó un nuevo contrato con cláusulas preventivas.
Dudas y más dudas en una pretemporada que en lo estrictamente deportivo ha ido de menos a más. Malas sensaciones al principio, pero buena imagen al final contra equipos como Fenerbahçe o Real Madrid. Ya con Waczynski, el Unicaja doblegó sin demasiadas dificultades al nuevo Real Betis en la final de la Copa de Andalucía. Este fue el último ensayo antes de inaugurar la competición oficial en Madrid ante el vigente campeón de liga.
Un partido exento del sustituto de Mbakwe: Hamady N’Diaye. El pívot senegalés de 2’13 metros, de un perfil eminentemente taponador, no ha sido un fichaje avalado por la opinión pública. Su escaso bagaje en clubes de nivel genera desconfianza. Otro punto de desencuentro más entre club y afición, que esperaba a alguien de más enjundia.
Es difícil, por todo lo acontecido, saber dónde situar el listón de un equipo impredecible. Aunque ha dejado trazos de lo que quiere llegar a ser, es aventurado fijar unos objetivos. El principal argumento que presenta este Unicaja será un juego exterior explosivo, con Nedovic como presunto líder y escoltado por jugadores que prometen tiro exterior y puntos como Kyle Fogg, Jamar Smith, Oliver Lafayette y Adam Waczynski. En menor medida Dani Díez, del que se espera un paso adelante. Además, Alberto Díaz en buena progresión, apretará tuercas y colocará tornillos cuando sea necesario.
Si la batería exterior es de primer nivel, el juego interior genera más dudas. Con los talentosos Jeff Brooks y Dejan Musli, que debieran aportar fiabilidad, mas la intendencia de Carlos Suárez, el ya citado Hamady N’Diaye y Viny Okouo, que ha dejado buenas sensaciones en pretemporada aunque a priori no dispondrá de demasiados minutos. Se antoja por lo tanto cuanto menos limitado, si lo comparamos con otros equipos de similar nivel y por lo tanto descompensado respecto a los exteriores. Small-ball de libro con una referencia interior y jugadores complementarios. Veremos.
Ávidos de que se levante nuevamente el telón y se vayan despejando incógnitas, las expectativas y el optimismo no están precisamente por las nubes. Pero quién sabe, esto del baloncesto no es una ciencia exacta y este Unicaja desde las trincheras y haciendo uso del factor sorpresa puede dar alegrías a una afición últimamente desilusionada.
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