Un nuevo rico levanta la mirada en Europa con pretensiones de grandeza. A base de talonario, Darussafaka ha pegado el estirón y a día de hoy se codea con los más gallitos de Europa. Pero no siempre ha sido así. Si echamos la mirada atrás, hace cuatro años este club era uno de esos equipos que soñaban con alcanzar la máxima categoría del baloncesto turco. Durante cuatro temporadas, este club de un barrio humilde de Estambul tuvo que luchar por las divisiones inferiores del baloncesto otomano hasta dar el gran salto. ¿Al vacío? Nada de eso. Su presidente nunca lo permitiría. Y así fue. Ferit Faik Sahenk hizo emerger a Darussafaka. Y por la puerta grande. Él ha sido el principal responsable del brutal salto de calidad del equipo. Cuarto hombre más rico de Turquía y dueño por herencia de su padre del holding empresarial «Dogus Yayin Grubu» ha conseguido llevar a la máxima competición europea a un equipo del que nadie sabía nada. A todo esto, resulta que el Grupo Dogus, presidido por Ferit, fue seleccionado el año pasado por la Euroliga como patrocinador «Premium Partner». Un acuerdo que aporta tres millones de euros anuales, similar en estatus a Adidas. Semejante inversión le hizo ganarse una invitación para participar en la máxima competición europea. Y es que dentro de la Euroliga sólo la también empresa otomana «Turkish Airlines», con una inversión de seis millones, aporta más que Adidas y el Grupo Dogus.
Con todo lo extradeportivo atado, llegaba el momento de conformar una plantilla competitiva tanto a nivel nacional como europeo. Los dirigentes no se lo pensaron y trajeron de vuelta de la NBA a David Blatt. Brillante en la parcela técnica, el ex entrenador de LeBron James en Cleveland dejaba atrás su periplo estadounidense y volvía a Europa seducido por el dinero turco –firmó un contrato de dos años a razón de 1,7 millones por curso- y por el precioso proyecto que podía liderar. A su vez, los dirigentes ponían en manos de Blatt un cheque de 30 millones de presupuesto para poder traer a los mejores. El más abultado de toda la Euroliga por detrás del CSKA y a la altura de los clubes más importantes. También, tienen de su parte que, a la hora de convencer a grandes jugadores, la fiscalidad les favorece debido a que Dogus, el grupo empresarial, paga un porcentaje de nivel bajo a Hacienda. No se les escapa nada.
Tras su buen papel en su primera participación en la máxima competición europea llegando al Top 16, la directiva quería más y se ha propuesto lograr una meta ambiciosa que no es otra que alcanzar por primera vez en su historia la Final Four, que este año se celebrará en su ciudad. De ahí ese astronómico desembolso de dinero. Y de momento ahí se mantiene. Actualmente, encontramos al Darussafaka noveno en la clasificación, a tan solo una victoria (12) de Baskonia y Efes, quienes marcan, a día de hoy, el corte de los play-off. Casi siempre ha estado clasificado entre los ocho primeros exceptuando en la segunda jornada tras caer en su estreno europeo ante su público frente al EA7 Milán. Sin embargo, el súmmum en la clasificación llegó después de robarle la imbatibilidad al CSKA y colocarse terceros en la jornada 7. Como decíamos, el conjunto otomano se encuentra actualmente fuera de play-off tras sufrir tres derrotas consecutivos, aunque la victoria de hace dos jornadas ante Fenerbahçe les ha dado alas. Pese a ello, y aunque económicamente hablando no tenga ningún pero, hay que recordar la dificultad que entraña jugar en la más alta competición y más si eres un equipo novel (tan solo llevan dos años jugando Euroliga).
En el apartado estrictamente deportivo, los de Blatt son la quinta mejor defensa de la Euroliga con una media de 78,86 puntos, casi los mismos que anota, 79 puntos. Números que les lleva a ser el equipo número 15 en cuanto a valoración se refiere. Este pequeño bache de resultados ha pesado mucho, pero continúan en la pelea. Además, si a algo se pueden agarrar es al cuidado del balón. Darussafaka, junto con Real Madrid y Panathinaikos, es el equipo que menos balones pierde de la competición. En el cómputo global, tienen buenos ‘ladrones’, y es que Brad Wanamaker y Scottie Wilbekin ocupan un puesto destacable en la clasificación. Los americanos son, respectivamente, tercer y quinto jugador que más balones roban llegando a casi dos ‘hurtos’ por partido. A esto, debemos sumarle su seguridad en ataque. Brad Wanameker, fichado del Brose, está haciendo unos números de película y ya es el tercer máximo anotador de la competición con 15,1 puntos por partido. Le sigue Will Clyburn con 12,91 tantos por encuentro.
Con estos datos encima de la mesa, uno se pregunta cómo este equipo puede ser uno de los mejores de la actual Euroliga. La respuesta más inmediata es que su valor principal es el de su trabajo colectivo. Cada uno de sus jugadores aporta en todo lo que puede y piensa únicamente en el bien común. Blatt ganó, así, una Euroliga.
Cinco son los jugadores que destacan sobre el resto. Además de los ya comentados Wilbekin, Wanamaker y Clyburn, están Adrien Moerman y James Anderson. Entre ellos anotan el 75% de los puntos y dos de cada tres rebotes que capturan los de Blatt caen en las manos de estos cinco protagonistas principales. En cuanto a valoración no andan lejos de estas cifras ya que valoran 60 puntos de los 83 totales que logra el equipo. Completan la terna de destacados los jugadores ex ACB Marcus Slaughter, Dairis Bertans y Luke Harangody. Todos ellos se erigen como unos complementos perfectos para que el engranaje del equipo funcione.
Poco a poco se ha trabajado las victorias como local. Al principio de temporada, el Darussafaka mostró excesivos problemas en hacerse fuerte en su cancha del Volkswagen Arena, cuya escasa capacidad para tan sólo 5000 personas lo convierte en una olla a presión. Eso ha cambiado y tan solo cuatro equipos han podido ganar en Estambul de los 11 partidos disputados allí. Por ejemplo, CSKA, Fenerbahçe o Real Madrid, tres de los pesos pesados y grandes candidatos al título, cayeron en suelo otomano. Y no es casualidad. El conjunto de la Avenida Maslak Ayazaga fluye como pez en el agua en los denominados ‘partidos trabados’, aquellos con numerosos cortes de juego por faltas personales, baja anotación y donde las defensas son más activas y destacan por encima de los ataques. Respecto al aspecto ofensivo, sin embargo, deberán mejorar si aspiran a cerrar su gran objetivo de clasificarse para la siguiente ronda del torneo.
Por el momento, habrá que esperar a ver qué sorpresas nos deparan los últimos meses del curso, pero se prevén cosas interesantes. Un equipo surgido de la nada y con una inyección astronómica de dinero pisa, sin hacer apenas ruido, las trincheras de la Euroliga. Nadie los va a parar. Recuerden, el bien común es lo importante.
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