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Análisis

Washington Wizards: Nobody Eats

“Estamos jugando como el culo”. “Cada uno tiene su propia agenda en el partido”. Las dos estrellas de los Washington Wizards, John Wall y Bradley Beal, valoraban así hace unas semanas el desastroso comienzo de su equipo en la temporada 2018/19. Al inicio de la tercera semana de noviembre tienen un récord de 4 victorias y 9 derrotas, y la química del equipo parece estar por los suelos. A esto se refería Beal cuando señalaba que cada uno tiene sus propias preocupaciones en cuanto a minutos, tiros tomados y balones que le llegan, y no piensan como un equipo.

Las sensaciones que se vienen experimentando en la capital estas últimas temporadas indican que, a pesar de tener una de las mejores parejas exteriores de la NBA, les falta una pieza más que los catapulte definitivamente hacia buenas participaciones en postemporada. En los últimos 5 años, han estado presentes en 4 ocasiones en los enfrentamientos de Playoffs, pero nunca han logrado superar las semifinales de Conferencia. La última vez que los Wizards superaron esta segunda eliminatoria fue en la campaña 1978/79, cuando cayeron en las Finales contra los Seattle SuperSonics. En aquel entonces no eran los Wizards, sino los Bullets, y esta temporada el hito cumplirá 40 años.

Con la llegada este verano del pívot all-star Dwight Howard, que parecía haber revivido el año anterior en Charlotte, añadían sobre el papel esa tercera pieza que les faltaba para estar entre los mejores. Además, Otto Porter Jr., Kelly Oubre y los también recién incorporados Jeff Green y Austin Rivers parecían completar una plantilla equilibrada y capaz de competir por todo, pero nada más lejos de la realidad. Una lesión en el piriformis (en el culo) dejaba a Howard fuera durante los primeros 7 encuentros, en los que los Wizards hicieron un récord de 1-6. Con él están 3-3, en mejoría, pero todavía con muchos aspectos que corregir en todas las facetas, tanto dentro como fuera de la pista.

La temporada es larga, y después de cada una de esas victorias el equipo parece haber salido del bache y disponerse a remontar, pero siguen sin cumplir las expectativas. ESPN los situaba al inicio del curso como sextos clasificados de la Conferencia Este basándose en los resultados de la temporada pasada, en la que terminaron con su jugador franquicia John Wall sin jugar la mitad de los partidos por lesión y un récord de 43 victorias y 39 derrotas que les valió el octavo puesto de su conferencia y un lugar en los Playoffs. Cuando consiguieron rescatar la temporada con Bradley Beal al frente en ausencia de Wall, el propio escolta de Missouri acuñó la expresión “Everybody Eats” (todos comen), que representaba el buen juego en equipo que estaban desarrollando los capitalinos sin su líder en la cancha.

Ahora oscilan en los últimos puestos de la tabla, sin una ventaja remarcable ante ninguno de los otros equipos, entre ellos Atlanta Hawks, New York Knicks y Cleveland Cavaliers, tres conjuntos sin ninguna aspiración competitiva esta temporada, y podrían acuñar un nuevo lema: “Nobody Eats” (nadie come). Antes del partido que terminó con la tercera victoria de los Wizards ante los Heat el pasado domingo, los de DC estaban promediando la peor marca reboteadora de la franquicia desde que la NBA recoge estos datos. Las cuatro victorias del equipo, a excepción de la última ante Orlando, coinciden con sus mejores partidos en el rebote, pero siguen siendo, tras los Cavs y los Wolves, el peor equipo en ratio defensivo de la liga. Son los terceros peores en porcentaje de tiro concedido, y los penúltimos en porcentaje de tiro de 3 concedido. ¿Por qué? Por cosas como estas:

Aquí podemos ver la nula comunicación en defensa de Washington. Porter señala a Wall dónde debe defender. En teoría, Porter envía ahí a Wall para poder llegar a la esquina, pero finalmente Aaron Gordon tira (y anota) cómodamente el tiro de 3 a falta de 3 segundos para el final del cuarto. Más ejemplos:

En este vídeo, primero vemos cómo, tras una buena defensa, Porter se queda con Evan Fournier (el mejor triplista de los Magic con permiso de T-Ross), y el bueno de Evan se pasa los últimos 8 segundos de posesión con los brazos levantados en el triple a la espera de recibir el balón. Finalmente, recibe y anota. ¿Nadie le dice a Otto Porter que durante 8 segundos tiene a un tirador solo en la línea? . En la segunda jugada, Wall se queda con Gordon. “Se queda”, porque nunca llega a estar a menos de 3 metros de él, y tira el triple completamente liberado mientras Wall deambula por la pintura sin saber muy bien dónde está. Esta falta de comunicación, de química de equipo, es la que está condenando este año a los Wizards.

Y en ataque también pintan bastos. Como indicaba en Twitter el periodista Zach Rosen, los de la capital están entre los 5 peores equipos de la liga en porcentaje de tiros liberados, tanto de 2 como de 3 puntos.

Además de tener malos porcentajes en los tiros sencillos, como curiosidad, tienen peor estadística de puntos por partido que su filial de la G League, los Capital City Go-Go. En ocasiones, tal vez por falta de confianza, renuncian a tiros liberados, como vemos a continuación en estos casos de Markieff Morris y Austin Rivers, para terminar las jugadas con pases comprometidos que terminan en posesión para el rival.

Este es un factor que obliga a los dos jugadores estrella, Beal y Wall, a asumir cada vez más tiros y jugar para ellos mismos, a la vez que aumenta peligrosamente el número de pérdidas de un equipo que debe cuidar bien del balón, ya que tienen grandes problemas en la transición defensiva. A continuación, vemos algunos datos y estadísticas reveladoras de los jugadores clave que nos pueden ayudar a entender la delicada situación que atraviesa la franquicia:

John Wall

En una entrevista pospartido, Wall protestó que le pitaban pocas faltas cuando entraba a canasta. No es un base tirador, así que necesita que se le haga justicia en las penetraciones agresivas para hacer sus números. Aun así, en este inicio de temporada ha estado muy cuestionado por los periodistas del entorno de la franquicia, hasta el punto de decirse en el blog de SBNation que sus malos hábitos le convierten en un all-star “buen jugador” pudiendo ser un “gran jugador”.

(Rosebar es uno de los mejores clubes nocturnos de alto standing de Washington DC, el cual suele frecuentar John Wall cada sábado).

En esta campaña, está tirando más triples que nunca (casi 5 intentos por partido) y, aunque insistimos en que no es su juego, en las últimas dos victorias ha metido 4 de sus 6 intentos tras llegar promediando la peor marca de su carrera desde que tira con regularidad. Además, registra su peor marca de asistencias por partido desde la temporada 2012/13. Nobody Eats, aunque el líder esté tirando de orgullo.

Bradley Beal

Igual que John Wall, está asumiendo más tiros exteriores que nunca (8 intentos) con los porcentajes más bajos de su carrera. Por todos es sabido que su relación con Wall no es idílica, y eso puede afectar negativamente al equipo a la hora de remar todos juntos hacia un objetivo mayor.

Otto Porter

Está pasando por un bajón en su carrera, que se vislumbraba ascendente año tras año. Desde que asumió minutos importantes en la rotación como titular allá por la temporada 2015/16, nunca había hecho promedios más bajos en anotación que este año, con apenas 10 puntos por encuentro. Este dato también nos puede ayudar a entender por qué Wall y Beal asumen más que nunca en el juego exterior.

Dwight Howard

Parece estar ya recuperado de su lesión. A su vuelta, desterró al banquillo a Ian Mahinmi, quien lo había sustituido como pívot titular y desapareció de la rotación como quien intenta hacer desaparecer su pasado, pero no funcionó acorde a lo esperado. Howard está recuperando minutos de juego (actualmente promedia los minutos por partido más bajos de su carrera NBA) pero la apatía se apodera de él en grandes tramos de cada partido. Es capaz de rebotearlo todo y de intimidar y modificar muchos tiros, pero sin embargo está haciendo sus peores números en rebotes y tapones desde su año de novato. ¿El físico le puede estar jugando una mala pasada? Si es así, la mentalidad de veterano podría explicar por qué está tirando menos que nunca (7 intentos por partido) pero anotando más que nunca, holgadamente por encima del 60%.

Role Players

Gran parte de la culpa de estas dos victorias consecutivas residen en los excelentes partidos de jugadores de segunda línea. Contra Miami y Orlando, Jeff Green ha promediado 18,5 puntos y 8 rebotes con excelentes porcentajes de tiro. Austin Rivers anotó 18 contra los Heat, y Satoransky apareció con 7 puntos en 12 minutos ante los Magic. Esto se ha visto reflejado en los finales de partido, donde los suplentes han contrarrestado la inconsistencia de algunos de los miembros principales de la rotación. Green ha estado presente, sentando a Markieff Morris y Dwight Howard en los respectivos encuentros. Rivers hizo lo propio con Porter, que está viendo reducida su cota de minutos en favor del hijo de Doc Rivers.

Sea como fuere, en la franquicia se han esforzado en dar confianza y seguridad a Scott Brooks. En principio su puesto como entrenador jefe no corre peligro, y la dirección confía en que este proyecto empiece a rodar más pronto que tarde. Cada victoria del equipo es un halo de esperanza que hasta el momento se había apagado la noche siguiente. Ahora, por fin han conseguido encadenar dos victorias consecutivas. ¿Podrán estabilizarse y encontrarse como equipo y a nivel individual?

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