El fenómeno Wenbanyama ya ha echado a rodar. El joven gigante francés ha cautivado a todo el mundo baloncestístico por esa combinación de físico y cualidades jamás vista. Todo el mundo entiende que el ex jugador de ASVEL es el próximo gran proyecto de la historia de la NBA. Así lo han insinuado personajes importantes en la escena como LeBron James o Adam Silver. Trataremos de analizarlo lo más detalladamente posible para que podáis entender el porqué de tanto murmullo alrededor de su figura.
El pívot francés actualmente está listado en una altura de 2’21 metros y una envergadura de 243 centímetros, una auténtica barbaridad. El contra punto es su pesaje; 95 kilos. Pese a ello, ha demostrado una gran capacidad de intimidación y no da la sensación de que sufra para cerrar el rebote defensivo. Lo más llamativo de Wenbanyama es cómo juega lejos del aro. LeBron dijo que lo suyo no era de unicornio (como se suele referir a los jugadores muy altos que lanzan de tres y tienen buen manejo de balón) sino de alien.
En su enfrentamiento directo contra Scoot Henderson, el segundo en discordia para el Draft de 2023, le pudimos ver botar entre las piernas a una velocidad de vértigo, con un gran cambio de ritmo y control de balón para hacer crossovers y conseguir sus propios tiros tras bote. La naturalidad con la que lo hace solo se le puede comparar a Kevin Durant, pero con diez centímetros más de altura. Aterra pensar en su techo en cuanto a autosuficiencia ofensiva.
Si a esto, que es lo más llamativo, añadimos la fluidez con la que lanza triples en Catch&Shoot y con los pies en movimiento, al más puro estilo especialista, y como corre la pista, con y sin balón, a gran velocidad y finaliza en carrera tanto alley-oops como mates a aro pasado hacen pensar que puede llegar a ser absolutamente imparable. Por mucho que intente reflejarlo escribiendo en un ordenador, el impacto de la joya francesa solo se puede explicar viéndolo jugar, porque es un trébol de cuatro hojas.
El siguiente punto a analizar debe ser la defensa. Si bien donde puede ser más diferencial es ayudando de traidor por su falta de masa muscular y su despampanante envergadura, ha demostrado ser más que correcto en la defensa individual. Es capaz de contener exteriores por su velocidad de reacción, pero también parece absorber contactos mejor de lo que uno pueda pensar a simple vista. Todo ello está siempre sujeto a su envergadura, que es un condicionante radical en la selección de tiro rival. Wenbanyama se puede erigir como un grandísimo protector de aro al más puro estilo Gobert, pero con infinidad de recursos ofensivos. Su evolución física marcará su impacto defensivo, como puede pasar con Chet Holmgren.
Pero tampoco es oro todo lo que reluce. Si bien la gran mayoría de la opinión pública entiende a Victor como un prospect de época, que es lo que está destinado a ser, hay varios detalles que han generado dudas sobre si merece la pena “tankear” para hacerse con él en el Draft. En su mayor porcentaje están relacionadas a su peso. Se entiende que un jugador de esa altura necesita por lo menos diez kilos más para competir en la mejor liga del mundo y chocar contra los grandes pesos pesados que pueden ser Embiid o Jokic. Pero no deja de ser un jugador de dieciocho años con todo su físico por desarrollar y mejorar situaciones como bloqueos directos o defensa interior en las que pueda necesitar mayor masa muscular para ser diferencial.
La otra parte de las dudas sí que viene de temas más ajenos al rendimiento deportivo. Siempre están presentes los prejuicios americanos a los proyectos desarrollados en Europa, es algo que siempre hace pensar dos veces si merece la pena elegir a ese jugador antes que a uno formado en la NCAA. Esa duda no debe estar presente por mucho más tiempo después de ver el recital (37 puntos) de Wenbanyama ante el G-League Ignite.
Pero sí puede volver ese remordimiento a raíz de la decisión de dejar ASVEL y la Euroliga en verano para destacar en Metropolitans 92 o Boulogne-Levallois, equipo parisino que no disputa competición europea. Esto ha provocado algunas críticas sobre la mentalidad del joven interior, sobre su egoísmo y poca intención de competir en detrimento de lucirse y mostrarse lo más posible. Al final, todo esto son puntillas que la gente intenta poner como contraprestación a la infinidad de elogios que recibe de forma más que justa. Son opiniones minoritarias y poco relevantes a la hora de valorar el impacto de ‘Wemby’.
Como conclusión, las críticas son casi imperceptibles en comparación con las cualidades del jugador que más merece el apodo de unicornio quizá de la historia. Nadie garantiza que vaya a ser dominante y tenga una carrera longeva y exitosa, igual que con cualquier rookie, pero tiene más números que nadie para lograrlo. Debe ser número uno del próximo Draft y recibir un trato en su futura franquicia a la altura de sus expectativas y cualidades. Veremos si consigue extrapolar ese dominio de todas las facetas a la NBA desde el primer día, pero Victor Wenbanyama es un nombre al que nos debemos acostumbrar de cara a los próximos años de baloncesto.
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