Connect with us

Suscríbete a la newsletter

Reflejos

El enigma Cousins

DeMarcus Cousins ha anunciado su renuncia a volver a la NBA. El que fue uno de los mejores jugadores de la liga, perdió hace ya tiempo su pulso contra las lesiones.

El “Bogeyman” (hombre del saco) es una criatura mítica que castiga a los niños por su mala conducta. Puede que a Demarcus “Boogie” Cousins le visitase tarde. Quién sabe si por sus constantes comportamientos polémicos dentro y fuera de la cancha o por apropiarse de su nombre. Lo cierto es que las lesiones castigaron a este jugador que parecía que iba a marcar una época en la liga.

En la NBA actual, el espectador ya no se sorprende cuando ve a un pívot tirar de tres, subir el balón o asistir como un base, y es que lo que hace unos años era algo extraordinario, hoy en día son las aptitudes que necesita un cinco para ser titular en una franquicia de la mejor liga del mundo. DeMarcus Cousins fue uno de los artífices de este fenómeno que  denominamos como el “jugador moderno”. Un base en un cuerpo de 2,08 metros y 122 kilos, en el caso del de Mobile, Alabama. Con tan solo 33 años, “Boogie” recientemente ha anunciado que no intentará volver a la NBA.

Los últimos años de Cousins en la liga fueron una especie de gira de despedida, como una banda de música a la que todo el mundo quiere ver para escuchar sus antiguos “hits”. Solo que en este caso únicamente pudimos ver a un DeMarcus Cousins totalmente lastrado por culpa de las graves lesiones que había sufrido durante su carrera. Tan lejos de su mejor nivel, como tan lejos ha estado estas últimas temporadas de la NBA, jugando en los Mets de Guaynabo de Puerto Rico y en los Beer Leopards de Taiwán, que le esperan para su debut este 2024.

En su etapa universitaria, “Boogie” ya apuntaba a ser una de las futuras caras de la liga. En aquellos Kentucky Wildcats compartía vestuario con su gran amigo John Wall, otra superestrella olvidada por sus lesiones y problemas de salud mental. En 2010 fue drafteado en quinta posición por los Sacramento Kings, una franquicia que iba sin rumbo desde aquel estelar equipo de Stojakovic, Webber y Divac entre otros. Aunque como equipo siguiese sin aspirar a nada, el atractivo para ver a los Californianos era ver a este jugador. Una fuerza de la naturaleza combinada con un talento único que dejó tarjetas estadísticas nunca vistas, como sus 55 puntos, 13 rebotes y 3 tapones contra los Blazers en 2016. Su etapa como “King” concluyó en febrero de 2017, cuando en el parón del All Star fue traspasado a los New Orleans Pelicans, formando así una de las parejas más temidas de la liga con “La Ceja” Anthony Davis. Justo un año después, a días de celebrarse el All Star de 2018, Cousins volvió a ser protagonista, pero esta vez por un suceso totalmente opuesto.

26 de enero, temporada regular. Los Pelicans estaban a punto de ganar a los Houston Rockets. “Boogie” se disponía a lanzar un tiro libre a falta de 14 segundos y ganando 113-109. Quién le diría a Cousins en ese instante que ir a por el rebote tras fallar el tiro libre sería la acción que peores consecuencias tendría en su carrera NBA. En esa secuencia, sufrió una de las peores lesiones que puede sufrir todo deportista: rotura del tendón de aquiles del pie izquierdo. Estaba siendo la mejor temporada de su carrera, tanto individual -25,2 puntos, 12,9 rebotes y 5,4 asistencias-  como colectiva. Fue su último partido como “Pelican” y como el DeMarcus Cousins que la NBA conocía.. Días más tarde, en el partido de las estrellas, Anthony Davis, todavía compañero en aquel momento, rendía homenaje a Cousins luciendo su apellido y dorsal. Es sarcástico pensar que lo más cerca de ver a Cousins a su gran nivel fuese solo por ver su apellido en la espalda, dado que Anthony Davis es un jugador con características similares.

Ese verano aún estando lesionado, los Warriors obtuvieron los servicios de Cousins, ofreciéndo un año de contrato. Conformaron un quinteto que, al menos por nombres; Curry, Thompson, Durant y el propio DeMarcus, eran claros favoritos. Estuvieron a un paso de confirmarlo, pero las lesiones de Durant y Thompson y un estelar Kawhi Leonard privaron al equipo entrenado por Steve Kerr del anillo, cayendo 4-2 en las finales contra los Toronto Raptors. Tras nueve temporadas en la NBA fue la primera aparición en Playoffs y finales para Cousins.

Su nivel no fue el mismo. Esta afirmación era reflejada en la cancha y en los despachos. Cousins seguía recibiendo ofertas, pero las cifras estadísticas bajaban a la par que las de sus posibles contratos. Preso de la nueva realidad, decidió firmar con Los Lakers de LeBron por 3.5 millones de dólares por un año. Uno de los alicientes que le inclinó a decantarse por los angelinos era reencontrarse con su amigo y ex compañero Anthony Davis, traspasado a los Lakers por un gran pack de jugadores jóvenes prometedores como Lonzo Ball, Brandon Ingram y Josh Hart. Toda esperanza de volver a ver a un gran “Boogie” se desvaneció cuando sufrió un desgarro en el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda, aún sin haber debutado en Los Lakers. Nunca llegaría el momento en el que Cousins vistiese la camiseta púrpura y dorada, ya que fue cortado el febrero, el mes maldito para él, de esa misma temporada.

Tras esa lesión los fantasmas de la retirada empezaban a merodear la siempre problemática cabeza de Cousins. No obstante, siguió probando suerte en diferentes franquicias. Houston Rockets, dónde se reencontró con su amigo John Wall, prácticamente en la misma situación que él; Milwaukee Bucks y Denver Nuggets fueron testigos en primera persona de un DeMarcus Cousins que dejaba destellos de su talento y calidad, pero que físicamente era incapaz de ser el jugador dominante que llegó a ser. Aún así, Cousins se siente agradecido con su etapa en la NBA. Más allá de las lesiones, el pívot ha sido muy respetado y ha conseguido formar y mantener una familia. Tras un sorprendente paso por Puerto Rico, se prepará para debutar en los Beer Leopards de Taiwán, algo ya quizás no tan sorprendente.

Nunca sabremos que podría haber sido de Cousins si no hubiese ido a atrapar ese rebote el 26 de enero de 2018. La pareja que formaba con Davis parecía imparable. Cousins afirmó que podrían haber sido como Tim Duncan y Michel Robinson en los Spurs. Nunca se sabrá, lo que sí sabemos todos es que en su mejor momento probablemente fue el mejor pívot de la liga. Un jugador único, odiado y querido por muchos por su personalidad y sus declaraciones. Pero que, por encima de todo, destacaba por su baloncesto.

Suscríbete a la newsletter

Suscríbete a nuestras newsletter y no te pierdas ningún artículo, novedad, o menosprecio a Los Ángeles Clippers

Si te ha gustado, no te pierdas...:

Elegancia y locura en Scott Skiles

Comentar

Respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

LA REVISTA

Abril 2o24 | 100 páginas

No eran malos. Eran peores. En nuestro nuevo número repasamos a alguno de los equipos más desastrosos de la historia de la NBA. Un especial a mitad de camino entre el drama y la comedia.

Suscríbete a la newsletter

Suscríbete a nuestras newsletter y no te pierdas ningún artículo, novedad, o menosprecio a Los Ángeles Clippers

Copyright © 2023 Skyhook Magazine | Revista de baloncesto en español

Síguenos
Suscríbete a la newsletter

Suscríbete a nuestras newsletter y no te pierdas ningún artículo, novedad, o menosprecio a Los Ángeles Clippers