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Perfiles

Descanse en paz, Coach

Mucho más que el hombre que entrenó a Jordan en North Carolina. Dean Smith fue un gran entrenador. Un verdadero mito del baloncesto universitario.

No sé si Dean Smith subirá o no al cielo del baloncesto, si es que existe. Lo que sí sé, es que ese cielo tendría que ser sky blue, como la camiseta de UNC.

Cuando llega a UNC para ejercer la función de ayudante de Frank McGuire, Dean Smith no parecía gran cosa. Aunque tampoco se puede decir que estuviese exento de pedigrí: había sido campeón como jugador en Kansas, en un rol secundario, y luego se había convertido en entrenador ayudante, primero en la propia Kansas con Phog Allen y luego en Air Force. Pero el escándalo de apuestas de 1961, y la consiguiente marcha de McGuire a la NBA, suponen un giro de los acontecimientos. UNC es sancionada por la NCAA y ningún gran entrenador parecía dispuesto a asumir el mando de una universidad condenada a estar on probation, así que decidieron darle la oportunidad al novato. Dean Smith debuta en el banquillo de los Tarheels a la edad de 30 años.

Los primeros tiempos no fueron fáciles, como los de Coach K en Duke, y tardaría muchos años en sacudirse el sambenito de eterno perdedor, a pesar de su impresionante balance victorias-derrotas, conquistadas a pulso durante la época cumbre de las fenomenales batallas de la ACC. Seis veces seis se estrelló en la Final Four antes de ganar el título nacional en 1982, veinte años después de su llegada a UNC. Eso sí, entremedias, había ganado el NIT en 1971 y había recuperado para los Estados Unidos el oro perdido en Múnich, con un equipo mucho más cohesionado que el de cuatro años antes, formado esencialmente por jugadores de su propia conferencia.

Ese título nacional del 82 le quitó un peso de encima, y unas cuantas etiquetas, pero las críticas regresaron al ver cómo volvía a estrellarse una y otra vez en los Regionales a lo largo de toda una década. Los aficionados de Duke no tardaron mucho en empezar a recordarles a los de UNC que su K ya tenía dos títulos nacionales y el dean solamente uno. Pero el título de 1993, arrebatado en el último momento a los Fab Five de Michigan, restauró completamente su prestigio. Cuando se retira en 1997, sus dos campeonatos nacionales y su primer puesto en la lista de victorias totales, nada menos que 879, le aseguraban el sitio a la derecha del Padre [John Wooden].

Quien quiera encontrar peros, tiene algunos argumentos a su disposición. Dean Smith no deja de ser el arquetipo de entrenador universitario, siempre por encima de sus jugadores. Cuando Kenny Anderson rechazó la oferta de UNC, espetó que era porque no quería ser »otro potro más en la cuadra de Dean Smith». Y ahí está ese chiste atemporal: ¿Quién fue el último capaz de dejar a Jordan en menos de 20 puntos? Respuesta: Dean Smith. También se le puede reprochar que su four-corners delay offense, perfeccionada desde la idea inicial de McLendon, fue una de las causas de que la NCAA se viese forzada a instaurar el reloj de posesión, y de algún que otro bostezo. Final del torneo de la ACC de 1982: Virginia, 45 -North Carolina, 47

Eso sí, nadie podrá negarle que conocía, y que enseñó mejor que nadie, el oficio de entrenador; que tenía un gran talento para diseñar variantes tácticas capaces de solventar momentos complicados; y que sus equipos competían con una tenacidad y un nivel de preparación al alcance de muy pocos.

Pero quizás lo mejor que puede decirse de Dean Smith es que era buena gente, y que así será recordado por la comunidad de UNC y el mundo del baloncesto. Que siempre cuidó de los suyos, hasta en pequeños grandes detalles como sacarlos de la rutina de Chapel Hill y llevarlos de gira navideña a Hawái, o a Europa –véase su paso por el Torneo de Navidad del Real Madrid–, o acordarse de reservar una fecha en su calendario de partidos para las universidades que habían tenido el buen gusto de contratar como entrenador a uno de sus ex jugadores o ex ayudantes.

Tampoco está de más recordar que él fue el primer entrenador de la sureña ACC en ofrecer una beca a un jugador negro, Charlie Scott; o que se escondía para fumar, avergonzado de mostrar su adicción en público. Sí, Dean Smith fue un entrenador que supo hacer de su equipo una familia a la que sus integrantes se sienten vinculados de por vida.

Sirva de homenaje.

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