Doug Smith es el símbolo, o el precursor, de esos Dallas Mavericks pre Nowitzky, o post Aguirre, busquen en lado que mas le convenga, que se pasearon por liga con mucha mas pena que gloria, la bandera de un equipo indolente y rancio como un trozo de pan de la semana pasada.
Smith fue escogido en quinta posición del draft de 1991 justo por detrás de otro Smith, Steve, bastante mejor que el. ¿Mejor? Smith, nuestro Smith, el parias, ya saben, de esta historia de condenados al olvido, fue un destacado jugador en la universidad de Missouri. Su portentoso físico le hacia dominar bajo tableros a los blanquitos que se atrevían a hacerle frente en la NCAA. Esto, dramáticamente para él, cambio una vez pasó al profesionalismo.
Pero volvamos al Smith de la universidad. Año 1991. El atlético jugador golpea con fiereza el banquillo tras acabar su participación en el partido por ser expulsado con cinco faltas. Eran los cuartos de final y enfrente estaba Kansas.
Otra vez mas, no podía haber vuelto a ocurrir. Durante toda su carrera universitaria, ni un solo título. Ni una sola final four. Nada de nada. Cierto es que los Tiger de Missouri nunca han sido un referente en esto, pero no podía creer que después de hacer la mejor temporada de su vida, no obtuviera ninguna recompensa. Los mas de veinte puntos y casi cuatro tapones tan solo le servirán al bueno de Doug para que su 34 quede en lo mas alto del viejo pabellón, guardando un recuerdo de tiempos que pudieron ser mejores.. o peores, como podremos ver enseguida.
Los Mavericks, un equipo que había perdido el rumbo un par de años antes, escogen al joven ala-pivot gracias a su cartel de cuatro potente físicamente y a la medalla de bronce que cuelga en su cuello tras el mundial de 1990.
En teoría la plaza es la idónea para un jugador de sus características, ya que en el equipo tejano no hay gente interior contrastada. Ni Herb Williams, ni Terry Davis, ni desde luego Donald Hodge parecen competencia seria para un tipo con un potencial que asusta… y con una personalidad que deja mucho que desear.
Al parecer la etica para el trabajo, que lo llaman ahora, o las ganas de mover el culo, que así lo citaban antes, no sera la mas idónea para el. Después de una temporada rookie medianamente aceptable, (al menos individualmente, porque el equipo no pasó de las veintidós victorias), las siguientes campañas fueron un continuo desplome.
Ya no quedaba apenas nada de ese jugador que fue comparado con Moses Malone en su época universitaria, y los restos de la estrella se fueron quemando velozmente. Cuatro años en los Mavs para acabar traspasados a los mustios Celtics de mediados de los noventa, papeles todos secundarios e interpretados siempre de forma amarga, con ese regusto del quiero y no puedo, o puedo y no quiero del que le acusaron muchos. Y como los actores que no lo dan todo, acabó interpretando papeles secundarios en la CBA, y algún fugaz cameo de contratos temporales con los Nets en 1999, con los que ni llegaría a debutar.
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