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Estudiantes, otra vez

A lo largo de la historia han existido diversos equipos que serán siempre recordados por sus títulos o por los récords conseguidos. Los Angeles Lakers y Boston Celtics en la década de los 70, los Chicago Bulls de Michael Jordan o, más recientemente, los Golden State Warriors de Stephen Curry. En España también han existido equipos que se encuentran en la memoria de todos los aficionados al deporte de la canasta, como el FC Barcelona del triplete a comienzos del siglo XXI o el Real Madrid campeón de todos los títulos en juego la pasada temporada, por no mencionar al Tau Cerámica de los argentinos o al Unicaja campeón de la Liga ACB.

Sin embargo, en nuestro país hay dos equipos que siempre serán recordados por una filosofía. Independientemente de los jugadores que formen parte de la plantilla o de los títulos que consiguen o hayan conseguido a lo largo de la historia, la esencia del Fiatc Joventut y el Movistar Estudianes permanece inalterable con el paso de los años. Consideradas como las dos mejores canteras del baloncesto español, badaloneses y madrileños descubren cada temporada proyectos de jugadores con una elevada proyección, pero especialmente significativo es el caso del club estudiantil, que estuvo a punto de descender a LEB Oro hace un par de temporadas, y ahora vuelve a ilusionar a la afición gracias a la irrupción de jóvenes jugadores formados en el Ramiro de Maeztu.

En la temporada 2011/2012, el CB Estudiantes vivió la peor temporada de su historia. Un emblema del equipo estudiantil como Pepu Hernández dejó el equipo tras no dar con la tecla adecuada, ocupando su lugar en el banquillo Trifón Poch. Para intentar enderezar el rumbo de un equipo que había vivido una temporada anterior decepcionante, el club de Magariños decidió reforzarse con jugadores norteamericanos con una gran experiencia, como es el caso de Chris Lofton, Louis Bullock, Tariq Kirksay o Willie Deane. La situación del equipo no mejoró y, pese al gran año del joven Jayson Granger o del siempre competitivo Germán Gabriel, el conjunto madrileño descendió en la última jornada tras perder en casa ante el UCAM Murcia.

Sin embargo, uno de los equipos que lograron el ascenso no pudieron inscribirse en la máxima división del baloncesto español, situación que favoreció al Estudiantes para mantenerse en la liga ACB. Txus Vidorreta fue el encargado de hacer remontar el vuelo del equip estudiantil, objetivo que alcanzó la siguiente temporada tras cuajar una gran actuación. Pero la alegría duro poco en el Ramiro de Maeztu y las dudas volvieron a aparecer, por lo que este año el encargado de dirigir la nave madrileña es el gallego Diego Ocampo, un entrenador con experiencia en ACB y en el que la directiva estudiantil depositó todas sus esperanzas.

A nivel de jugadores, el equipo apostó por norteamericanos, una consigna que se ha repetido en los últimos años y que no ha surtido ningún efecto. Es muy difícil encontrar un jugador estadounidense que haya rendido a buen nivel con la camiseta de Estudiantes en los últimos años, y más aún encontrar alguno que haya dejado huella en la afición estudiantil, una de las mejores del panorama español. Este efecto de buscar gente estadounidense chocaba con la esencia del conjunto del Ramiro, cuya esencia no es otra que sacar continuamente jugadores de su cantera para convertirlos en proyectos con un futuro prometedor. La gestión de la cantera no ha sido la adecuada durante los últimos años, y hasta la consolidación de Jaime Fernández, no había ningún jugador bueno salido de Magariños desde la irrupción de Carlos Suárez.

Fernando Martín, Alberto Herreros, Carlos Jiménez, Alfonso Reyes, Rodrigo de la Fuente, Felipe Reyes, Sergio Rodríguez, Antonio Díaz-Miguel, Aíto García Reneses, Nacho Azofra o el propio Carlos Suárez son algunos de los jugadores que se han formado en la cantera estudiantil, que sin embargo en los últimos años carecía de jugadores con la confianza necesaria para demostrar su talento al más alto nivel. Sin embargo, esta temporada todo parece haber cambiado, al menos en lo que se refiere a la esencia del club, a la oportunidad a los jóvenes jugadores formados en el pabellón de Magariños.

Pese a la adquisición de norteamericanos llamados a liderar el equipo, como es el caso de Brandon Thomas o Tony Mitchell (sin mencionar al ya cortado Zach Graham), el actual equipo estudiantil entrenado por Diego Ocampo está liderado por tres jóvenes jugadores formados en la cantera estudiantil. El primero de ellos es Jaime Fernández, un «veterano» que cumple su cuarta temporada como miembro del equipo y es el capitán de la plantilla, explotando definitivamente como uno de los mejores talentos formados en el Ramiro en los últimos años.

Pero la gran sensación de este inicio de temporada es la dupla formada por Juancho Hernángomez y Darío Brizuela. El menor de la saga Hernangómez ya dio pinceladas de su enorme talento la pasada temporada, pero este año se ha consolidado no sólo como uno de los mejores valores del club estudiantil, sino también como uno de los mejores proyectos de futuro del baloncesto español. A sus 20 años, Juancho promedia 10.4 puntos y 15.8 de valoración en 23 minutos de juego en estos primeros 12 partidos de la temporada, siendo un de los referentes del sistema ofensivo de Diego Ocampo. Salvo sorpresa, en los próximos años aparecerán los grandes equipos europeos o la llamada de la NBA, pero mientras tanto, el CB Estudiantes debe sacar el máximo partido de este gran talento.

Darío Brizuela es otra de las grandes noticias del conjunto estudiantil en este comienzo de temporada 2015/2016. Con 11.2 puntos por partido, es por su descaro y su talento por lo que más está llamando la atención este jugador donostiarra que también se ha confirmado como uno de los mejores valores del equipo, además de mostrar una enorme implicación con el club madrileño. Junto a estos tres jóvenes jugadores aparece un elemento indispensable para que los talentos continúen creciendo, como es un bloque de jugadores veteranos y experimentados, liderado en esta ocasión por el trío conformado por Nacho Martín, Javi Salgado y Xavi Rey.

Ante la ausencia de respuestas positivas por parte de los norteamericanos, la fórmula de los jóvenes parece ser la más acertada para que el CB Estudiantes continúe creciendo con el paso de las semanas y se convierta en un equipo capaz de competir ante cualquier rival. Con la paciencia como mejor aliada para el desarrollo normal de los acontecimientos, el equipo del Ramiro de Maeztu tiene una excelente oportunidad para recuperar su esencia y volver a ser un equipo cuya característica principal era la de formar jugadores. En definitiva, el equipo del Magariños debe aprovechar la ocasión de crecer desde su identidad histórica.

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