“No creo que sea lo ideal para la NBA tener dos súper equipos. Creo que hay que tener un convenio que permita el mayor reparto posible de los grandes jugadores por todos los equipos”. Así de tajante se mostraba Adam Silver en una conferencia de prensa ofrecida el pasado 12 de julio con motivo de la celebración de la Summer League de Las Vegas al ser preguntado por la decisión tomada por Kevin Durant el día 4 de este mismo mes mediante una carta publicada en The Players´ Tribune. Como todos sabemos, en ese documento anunció que fichaba por los Golden State Warriors, vigentes subcampeones y poseedores del mejor récord de la historia en Regular Season (73-9).
El comisionado continuó diciendo que “no hay duda, cuando sumas un jugador así a un grupo de grandes jugadores, tienen una oportunidad mayor de ganar que otros equipos. Pero también hay un montón de cosas que deberían pasar. Veremos lo que sucede en Golden State. Pero sólo para ser claro, no creo que sea lo ideal desde el punto de vista de la liga”. Silver siguió hablando y nos dejó esta afirmación: “En términos de la creación de una liga en la que todos los equipos tengan la oportunidad de competir, creo que necesitamos volver a examinar algunos elementos de nuestro sistema para que no esté aquí el año que viene volviendo a hablar de estas anomalías”. A buen seguro, el heredero del cargo de David Stern tiene en la cabeza algunas ideas para acabar con estas “anomalías” como él mismo afirma. Es posible que algunas sean estas:
Máximo dos All Star por equipo
Esta puede ser una de las ideas menos realistas, pues tendría muchas incógnitas. ¿Si un equipo ha tenido 3 representantes en el partido de las estrellas uno se vería obligado a abandonar el equipo? ¿Cuál de ellos tendría que irse? ¿All Star de la pasada temporada?
Bien, esta temporada, Golden State ha tenido tres jugadores All Star (Stephen Curry, Klay Thompson y Draymond Green), a los que se suma Durant, quien también disputó el partido de Toronto. Cuatro All Star en la misma plantilla. Espeluznante. Bajo esta regla, tan sólo podrían permanecer dos de ellos, y seguramente los vigentes subcampeones no se habrían planteado acometer el fichaje de KD, pues entonces tendrían que buscarle una salida a Thompson y Dray, ya que sería bastante poco probable que le diesen puerta al MVP, Stephen Curry. También se podría dar el caso de que si un jugador desea permanecer en un equipo, renuncie al partido de las estrellas, lo que a buen seguro perjudicaría a la liga en el tema de las audiencias televisivas (ese es otro tema a tratar).
Tercera pregunta. ¿All Star de la pasada temporada? Sería lo normal, pues de lo contrario, obligaría a su equipo a buscarle salida a mitad de campaña, algo que afectaría a la marcha del equipo, al ser estos jugadores piezas claves de sus conjuntos.
El reparto del talento siempre ha sido uno de los principales objetivos de la NBA desde el momento de su creación, y esta norma lo distribuiría más que nunca. Dos All Star como tope por equipo haría un mínimo de 6 equipos con al menos un representante en el partido de las estrellas, con la consiguiente buena imagen y publicidad para los equipos que eso conllevaría. Esta medida en el Este no tendría tanta repercusión, pues en el pasado All Star, celebrado en Toronto, fueron 10 los equipos representados de dicha conferencia, tan solo repitiendo Atlanta Hawks, Chicago Bulls y Toronto Raptors. Por el contrario, en la Oeste, apenas fueron siete los equipos que figuraron, pues los Warriors tuvieron 3 representantes (bajo esta norma se tendrían que deshacer de uno, y con Durant, de dos), y Thunder y San Antonio tuvieron 2 jugadores cada uno.
Limitar la agencia libre
Esta medida supondría retroceder hasta los viejos tiempos de la liga, en los que los jugadores no elegían destino con libertad, y mucho menos las grandes estrellas. Hasta 1988, la agencia libre como la concebimos nosotros no existía como tal, y para que llegase a esto, se luchó durante años y años. En 1967, existía la reserve clause, una cláusula por la cual los equipos conservaban los derechos de los jugadores una vez finalizados los contratos. La única opción era negociar uno nuevo o jugar por decreto una temporada más para el mismo equipo si este no quería dejarle marchar o traspasarle. Rick Barry, queriendo saltar de la NBA a ABA, quiso plantarle cara a esta cláusula, al querer cambiar de aires. Sus opciones pasaban por firmar un nuevo contrato con los Warriors o quedarse una temporada entera sin jugar. Así lo hizo, de modo que con ese acto de rebeldía abrió la puerta para el libre tránsito de jugadores entre la ABA y la NBA, pero seguía habiendo ciertas limitaciones. Oscar Robertson, como presidente del sindicato de jugadores, luchó por la desaparición de la reserve clause. En 1976, tras la fusión de la NBA y la ABA, se sentaron las bases para la desaparición de esta cláusula prohibitiva para los jugadores y un pequeño embrión de lo que hoy conocemos como agencia libre, la Oscar Robertson Rule. Sin embargo, los equipos se tenían que seguir compensando unos a otros.
En 1988, la revisión del nuevo convenio colectivo, determinó que, finalmente, los jugadores podían ser agentes libres sin restricciones si llevaban al menos siete temporadas y dos contratos firmados en la NBA. A partir de ahí cambió todo y comenzó un proceso que ha acabado en las leyes actuales del mercado NBA tal y como lo conocemos hoy.
Es casi imposible tomar esta medida, pues iría en contra del libre tránsito de jugadores, y no se sabría bien cómo iban a limitar la free agency: si con la reserve clause, la Oscar Robertson Rule o se iban a inventar una nueva norma que impidiera tantos cambios de equipo de los jugadores cada verano.
Aumento más progresivo del límite salarial
Se llegó a proponer un aumento más progresivo del cap, pero el Sindicato de Jugadores rechazó esta medida. “Sabíamos que se produciría esa inyección masiva de dinero y que podría suceder algo como esto. Ahora lo tenemos delante, podemos ver cómo se está gastando ese dinero y no cabe duda de que es algo de lo que se hablará en próximas reuniones con el sindicato de jugadores. Pero han pasado cosas que no solo tienen que ver con el nuevo volumen del mercado sino que se basan en el deseo de un jugador concreto de reunirse con otros que ya han demostrado que pueden ser campeones. En el caso de Kevin Durant respeto absolutamente su decisión una vez que cumplió su contrato y fue libre para elegir. Tanto él como Golden State Warriors actuaron dentro de la legalidad” agregó.
Este aumento progresivo lo que haría sería precisamente evitar (o intentarlo) los súper equipos de los que habla este artículo, pues, si este verano hubiera subido, pongámosle 13 millones (la mitad) en lugar del brutal subidón de 26 kilos (38.23% respecto al límite de la 14-15) que ha sufrido, el fichaje de KD no se hubiera podido ni plantear, no sin perder más jugadores de las que ya lo han hecho, pues recordemos que ya han dicho adiós a nada más y nada menos que a Harrison Barnes, Andrew Bogut, Festus Ezeli, Marreese Speights, Brandon Rush y Leandro Barbosa, los cuales emprendieron marcha a Dallas Mavericks (Barnes y Bogut), Portland Trail Blazers (Festus Ezeli), Minnesota Timberwolves (Brandon Rush), Phoenix Suns (Leandro Barbosa) y Los Ángeles Clippers (Marreese Speights). Todos esos jugadores, quizás exceptuando a Rush, son pieza clave en el esquema de juego warrior y va a resultar complicado reemplazarlos.
Pero, como es normal, el Sindicato de Jugadores rechazó esta posibilidad, pues significa menos ganancias para sus miembros. Centremos nuestros pensamientos en los contratos a priori más inflados firmados durante esta agencia libre: Tyler Johnson 50Mx4 años, Timofey Mozgov 64×4 o Mike Conley, con 153×5 (el mayor contrato de la historia). Si les quitamos el 38.23%, que, como ya he dicho antes es el aumento sufrido este año en el cap (de 68M a 94), el contrato de Tyler Johnson sería el equivalente a uno de 7.72 millones/año la temporada pasada, por lo que no están sobrepagando a un jugador, le están remunerando acorde a un límite y a un rendimiento. Este tipo de contratos acabarán siendo más que habituales en la NBA actual y futura, por lo que esa oportunidad de ganar más con el nuevo contrato de televisión no la iba a posponer el Sindicato, dirigido por Chris Paul. Dentro de poco jugadores y liga tendrán que sentarse a negociar otro convenio colectivo, algo que puede perfectamente desembocar en un nuevo lockout.
Audiencias televisivas
El tema de los derechos de televisión y de las audiencias siempre ha sido primario en la liga, por lo que a la hora de tomar medidas que limiten la creación de súper equipos estarán a la orden del día. Los grandes dominadores nunca han sido malos para la liga (Jordan y los Bulls, por ejemplo), o sin ir más lejos estas pasadas finales han sido las segundas más vistas de la historia. Sin embargo, el quid de la cuestión está en qué atrae más a un aficionado, si unas finales entre los dos equipos que tengan varios de los mejores jugadores de la liga, pero que está cantado desde el inicio de la temporada y casi no hay lugar a sorpresas que la final va a ser exactamente esa; o una liga donde el talento esté más repartido y cualquier equipo que se clasifique para los Playoffs tenga alguna opción de llegar a la final, y por consiguiente, ver partidos igualados durante todas las rondas de postemporada. La solución parece fácil: Una liga igualada donde los equipos compiten entre ellos de tú a tú durante liga regular y PO y haya lugar a sorpresas, no la NBA que llevamos viendo los últimos años, donde el Este es el coto de caza de LeBron James y el Oeste está dominado por Spurs y Warriors (con permiso de los Thunder en 2012 o estos pasados Playoffs).
Naturalmente, a los espectadores les interesa más ver un partido compensado entre dos conjuntos, que pueda ganar cualquiera a una liga donde ya se sepa la final desde el inicio de temporada. Aunque, eso sí, una final como esa es seguida por millones de telespectadores en todo el globo. ¿Lo sería una final entre dos equipos más “flojos” pero con, a priori, más igualdad? Lo dudo.
Como conclusión, tan solo decir que, por muchas medidas que tome la NBA, la creación de este tipo de equipos es algo habitual y, por tanto, es muy complicado que desde la cúpula de la liga sean capaces de frenarlo.
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