El pasado 23 de junio los Sixers no sólo eligieron a un jugador, eligieron un rumbo, una identidad para la franquicia. Las peculiaridades de Ben Simmons son tantas que colocarlo como piedra angular del proyecto condiciona casi íntegramente el futuro deportivo del equipo.
Philly ha aceptado el reto y se encuentra inmersa en un periodo de transición en el cual, tras recoger todos los frutos de los tres años de The Process, todo se encamina a rodear a su flamante proyecto de estrella con las piezas que mejor encajen.
Ahora bien, en un jugador rara avis como Simmons, esto no es una tarea sencilla. Su perfil prácticamente aposicional (al menos en este momento de su carrera) y el contraste entre sus principales virtudes (algunas puras de un jugador exterior, otras de uno interior) hacen que la elección de las piezas del puzzle exija cualidades muy concretas en sus acompañantes para que pueda desarrollar su juego al máximo.
En este artículo vamos a tratar de profundizar tanto en las características del propio Ben Simmons como en lo que necesita en sus futuros compañeros, y así tratar de vislumbrar un escenario ideal donde él pueda brillar y Philly aspirar a todo.
Aún falta mucho por hacer, pero algunos pasos del futuro de los Sixers ya están marcados.
Virtudes, carencias y el complicado dilema posicional
En primer lugar, hay que señalar que la cuestión posicional (si juega de base, point forward o alero) puede no ser tan relevante como mucha gente cree, y difícilmente será 100% definida a lo largo de su carrera. Muchas de las virtudes de Simmons contrastan entre ellas, pero al ser en algunos casos de auténtica élite, el objetivo debe ser sacar el máximo jugo de las mismas pese a que se sacrifiquen los roles tradicionales en la pista.
De esas capacidades, las más obvias son la dirección / visión de juego y la ejecución de pase, las cuales evidencian que Simmons necesita el balón en sus manos para ser plenamente productivo, porque intuitivamente busca generar para sus compañeros de forma primaria. Además, a esto se le suma su buen manejo de balón y un físico con potencial para convertirle en un gran finalizador cerca del aro, siendo ésta una doble amenaza encarando a su defensor en el 1 vs 1, ya que limita las ayudas gracias a su visión de juego.
Brett Brown ya ha dicho que le va a dar el balón a Ben Simmons y que será el encargado de dirigir y crear en primera instancia. Por tanto, su función principal está clara (juegue de base o de ala-pívot), por lo que la “posición” en el campo determinará otros desempeños secundarios, como la defensa o las vías de anotación secundaria.
Si se quisiera probar a Simmons como exterior (bien de alero o de base) el problema estaría en que su aportación está limitada por su rango de tiro, todavía escaso y poco eficiente, el cual se puede esconder mejor si se le coloca en el interior. Esto no quiere decir que no pueda desarrollarlo, ya que su mecánica no es mala y muchos expertos (e incluso el propio entrenador de los Sixers) dicen que su tiro no está roto y su confianza en el mismo irá creciendo. Pero esto tendrá que llegar, si llega, con el tiempo.
También habría que ver cómo Simmons responde ocupando una posición de perímetro en defensa. Probablemente, podría adaptarse para hacerlo de alero, aunque tendría desventaja ante aleros más rápidos o con buen manejo de balón, ya que su defensa perimetral es todavía mejorable. Otro inconveniente sería que al alejarle del aro se perdería parte de su aportación reboteadora en defensa, la cual ha demostrado ser sumamente fiable, añadiéndole la capacidad de arrancar el mismo el ataque y ser todo un peligro en transición.
Pero si habláramos de colocarlo como base, en ataque sería plenamente efectivo, pero a día de hoy no tiene los fundamentos defensivos para resolver el mismatch con garantías y sufriría en muchas situaciones. Quién sabe si en un futuro podremos verlo, pero ahora mismo parece complicado.
Por otro lado, si quisiéramos probarlo como interior, su altura y condiciones atléticas le hacen ser un jugador eficiente ocupando una posición de ala-pívot / point forward, la cual es hasta la fecha la mejor posibilidad para sacar provecho de su defensa y, especialmente, de su habilidad reboteadora. Simmons flojea en cuanto a intimidación bajo el aro pero su rapidez le permite ser muy versátil en cuanto a rotaciones y defensa de bloqueos directos, algo muy valioso en una NBA tan orientada al pick and roll.
En ataque, desde esta posición Simmons tiene un gran toque cerca del aro y se beneficia de ser ambidiestro, mientras que su juego de pies (aún un poco rudo) va mejorando y enseñando detalles. No obstante, su tendencia natural cuando tiene el balón es siempre iniciar la jugada desde el perímetro y si juego de espaldas al aro es utilizado hasta ahora marginalmente, por lo que no sería un interior al uso, ni mucho menos.
En definitiva, el hueco que ocupará Simmons el próximo año no sentará cátedra en el futuro, puesto que la próxima temporada será un campo de pruebas donde poder contrastar algo más importante: cómo se adaptan todas estas habilidades y condiciones del australiano en un entorno NBA. A partir de ahí, el progreso de sus cualidades, tanto las que ya están maduras como las que no, marcará su función y puesto en la pista.
En busca de socios exteriores con tiro y dinamismo
Lo común cuando se tiene un jugador de las características de Simmons es escuchar el “hay que rodearlo de tiradores”. Y sí, tienen razón, cuanto más pueda abrirse el ataque más ventajas podrá sacar. Pero debe ser más que eso.
En primer lugar, el juego off ball de los exteriores no se puede reducir a pasar bloqueos indirectos para buscar recibir en el perímetro. Simmons tiene la capacidad de ver pases realmente complicados y ejecutarlos, por lo que si los exteriores son inteligentes y pueden cortar hacia dentro de una manera imaginativa, el ataque se hará mucho más impredecible y no se reducirá al simple penetrar + doblar el balón para un triple. Las defensas NBA son cada vez más polivalentes y suelen acabar encontrando la manera de tumbar los sistemas rígidos (no hablemos ya de esto en Playoff).
Por otro lado, Ben Simmons es una bestia en transición, capaz de armar la contra él mismo tras coger el rebote defensivo. Por ello, es esencial tener a exteriores lo suficientemente rápidos y explosivos como para seguirle el ritmo y generar ventajas en contrataque para canastas fáciles.
El ataque, por tanto, debe tener tiro, pero también dinamismo y movimiento sin balón para que los propios compañeros de Ben Simmons generen esas ventajas que él puede aprovechar con su capacidad de pase.
Algunos jugadores que pueden servir como ejemplo (sin estar diciendo que puedan ser futuribles) dentro de estas características pueden ser Avery Bradley (tirador más que decente, buen cortador y muy rápido) o Demarre Carroll (prototipo de “3 and D”, con gran presencia física para un alero e inteligente juego off ball).
Del interior abierto al protector del aro
En la zona se requerirán dos perfiles opuestos cuya misión será complementar, en el primer caso, el ataque, y en el otro, la defensa.
En primer lugar y como en el anterior caso, disponer de jugadores que aporten tiro partiendo de posiciones interiores siempre sumará positivamente con un jugador como Simmons. Especialmente porque en este caso permitirá ensanchar el campo para que el australiano tenga siempre espacio en la zona alejando a los interiores rivales, que tendrán que arriesgar a dejar a su hombre solo yendo a las ayudas.
Por otro lado, se requiere un pívot más clásico que pueda aportar la protección del aro necesaria, una de las cualidades más valiosas (sino la que más) para cualquier juego interior. Además, en ataque puede jugar un papel también muy valioso si tiene la capacidad de correr en transición llegando como tráiler y es un finalizador contundente que entiende bien el pick and roll.
En el caso de que viéramos a Ben Simmons como jugador interior en versión point forward, el peso del segundo perfil en defensa debería de prevalecer a la hora de jugar junto al australiano. No obstante, existe una posibilidad complicada pero posible incluso en la actual plantilla (Joel Embiid), que es encontrar un jugador que pueda cumplir con ambos cometidos, lo cual sería lo ideal. Esto permitiría jugar a Simmons de cuatro a la perfección, y en caso de que se prefiriera ponerlo en el exterior, se podría acompañar de otro cuatro abierto para tener amenaza de tiro en cuatro posiciones (cinco si finalmente el australiano ampliara su rango).
El asterisco del base
Por último, es importante señalar, tal y como hicimos en este anterior artículo sobre Sergio Rodríguez y los Sixers, el papel particular que tienen los bases jugando junto a Simmons.
Como ya hemos explicado, el australiano tendrá el balón en ataque y se encargará de dirigir el juego como primer generador, pero no puede ser un “base” como tal debido a que en defensa supondría un emparejamiento de alto riesgo.
Por ello, el base elegido para el futuro debe ser productivo sin la necesidad de tener el balón en sus manos, sobre todo en dos funciones: tiro exterior y defensa. Estas son las dos cosas que Simmons como base no puede aportar, y es lo que hay que suplir en primer lugar. Teniendo en cuenta esto, encajan aquí perfiles como Patrick Beverley.
Después también hay que tener en cuenta que Simmons necesitará un apoyo a la hora de generar juego, ya que las defensas se centrarán demasiado en él y en los minutos de descanso que tenga hay que mantener la creatividad. Algún jugador de tipo «microondas», a ser posible versátil como para poder jugar de combo guard, sería una buena opción como fuente de anotación extra para partidos atascados o hacer daño a segundas unidades. Sergio Rodríguez podría funcionar aquí, o jugadores del tipo de Jamaal Crawford.
¿Cuándo veremos las piezas del puzzle encajar?
El aficionado Sixer todavía tiene que ser algo más paciente. Se tiene ya a la estrella y a un buen puñado de buenos futuros complementos jóvenes en el equipo, pero aún hay mucho por madurar. Y más cuando tres de ellos (Saric, Embiid y el propio Simmons) todavía no han debutado oficialmente en la NBA.
Este verano han llegado veteranos exteriores en el equipo para darle forma, mentorizar el vestuario, pero el futuro de dichas posiciones se conseguirá en los futuros veranos o con algún trade próximo.
Por tanto, todavía hay que esperar y ver cómo este caldo de cultivo prometedor va cogiendo forma, siendo el desarrollo de Ben Simmons fundamental en ello. Si, por ejemplo, el australiano consigue ampliar su rango de tiro, todo puede coger una nueva dimensión.
Lo que está claro es que a la oficina de Philly aún le quedan muchas piezas por reunir para que el rompecabezas esté por fin completo, pero gracias al australiano el panorama es cuanto menos prometedor.
Suscríbete a nuestras newsletter y no te pierdas ningún artículo, novedad, o menosprecio a Los Ángeles Clippers