Tras dos años sin títulos en Can Barça este verano se puso fin a la longeva y fructífera etapa del tándem formado por Creus y Pascual, un cambio para el que se ha apostado por Rodrigo De la Fuente en los despachos y Georgios Bartzokas en el banquillo.
Hablar del técnico heleno es hacerlo de un entrenador habituado a ganar en lugares difíciles y cuya carrera no ha sido precisamente un camino de rosas. Desde sus inicios en el baloncesto de formación en Atenas pasando por el frío Krasnodar hasta llegar a uno de los banquillos más exigentes de Europa, la trayectoria de Bartzokas es garantía de éxito.
Sus estancias en los modestos Larissa y Maroussi sirvieron para dejar huella, hasta el punto de acceder al Top 16 de Euroliga con el segundo. Pero su momento cumbre en Grecia llegaría sin ninguna duda en Londres, con aquella Euroliga conquistada tras una espectacular remontada en la ya mítica final frente al Real Madrid.
Sin embargo, todo se torció en el fatídico mes de octubre de 2014, cuando una derrota en Copa frente a un Panathinaikos plagado de bajas desembocó en una furibunda reacción de la afición. Después de ser increpado decidió dimitir y dejar atrás una de las etapas más exitosas de su vida deportiva.
Tras estar alejado de los focos regresó dirigiendo el destino del Lokomotiv Kuban, equipo con el que se acabó convirtiendo en verdugo del propio Barça en los cuartos de final de Playoffs. En esa serie demostró las cualidades que le han llevado al Palau: capacidad para imponer su liderazgo psicológico sobre el equipo y habilidad extrema para convertir en estrellas a jugadores sin pedigrí.
Tyrese Rice frente al transatlántico blanco
Su llegada a territorio culé, en pugna con el italiano Andrea Trinchieri, le devuelven al primer plano mediático con el objetivo de volver a situar al conjunto azulgrana en la senda de los éxitos. Sus primeros meses han dejado ver pinceladas de lo que este Barça, con Tyrese Rice a los mandos, puede llegar a ser a pesar de que la plaga de lesiones está dificultando la adaptación del equipo a una nueva filosofía de juego. No será fácil el reto para el griego con un Real Madrid reforzado hasta los dientes y dos colosos en Europa como CSKA y Fenerbahçe.
La realidad en los primeros meses hace presagiar que el verdadero potencial del nuevo Barça se deberá ver a medio plazo, cuando se podrán deshacer de contratos elevados que este verano han lastrado la remodelación de la plantilla. El aperitivo para la afición ha llegado con el base estadounidense Rise, la contratación de Koponen como killer del perímetro y el oficio y la versatilidad de Claver para endurecer la defensa.
Las carencias en posiciones interiores y la falta de un segundo base de garantías escenifican las primeras lagunas de un proyecto preparado a dos años vista, aunque el soci no entienda de transiciones con la camiseta blaugrana. El hándicap al que se enfrenta Bartzokas es el de una plantilla con tintes de descompensación y sin un tres físico con el que lucir palmito por Europa.
El listón en esta nueva etapa no será tampoco fácil de superar si tenemos en cuenta la recta final con dos años casi en blanco –Supercopa 2015- acumulados con Xavi Pascual que, si bien es cierto, tampoco pueden ocultar la Euroliga, las cuatro ligas ACB, las tres Copas del Rey y las cuatro Supercopas que se conquistaron bajo la mano del técnico de Gavá.
Por si fuera poco, tocará gestionar la carencia de éxitos con la recta final de la carrera de Juan Carlos Navarro. Gran parte de las posibilidades de triunfo de la nueva etapa pasan por que esta ecuación se resuelva con acierto, al mismo tiempo que se instaura en la sección un nuevo modelo sin diferencias ni cambios de plantillas enteras cada verano.
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