Piensa en un equipo de la NBA de los ochenta. Ahora piensa en el mejor jugador de ese equipo. ¿Lo tienes? Bien, pues debes saber que Bill Laimbeer ha estado, con toda probabilidad, metido en una pelea con él.
En aquella época Laimbeer era un jugador odiado por la gran mayoría de aficionados las franquicias de la NBA. Pero hay algo que nadie podrá negar, y es que Bill Laimbeer es un jugador inolvidable y su nombre siempre estará asociado a un equipo campeón de la NBA: Detroit Pistons.
En el año 1993 podía leerse en los periódicos de Chicago un anuncio que decia: «If you feel like punching Laimbeer, punch this” (Si te apetece pegarle un puñetazo a Laimbeer, dáselo a esto). El anuncio era de una compañía de telefonía que ofrecía información sobre los Bulls si llamabas a un número de teléfono. El anuncio del periódico de Chicago reflejaba un sentimiento que muchos aficionados de los Bulls, de los Celtics, de los Lakers, etc., habían tenido en alguno de los partidos que les enfrentaban a los Bad Boys.
Y eso no debería tener nada de raro. Los aficionados viven el deporte de una manera diferente y no es extraño tener episodios puntuales de odio durante un partido. Lo mas curioso sobre Bill Laimbeer es que las ganas de pegarle un puñetazo no eran exclusivas de los espectadores del equipo contrario. También lo deseaban sus rivales y, aunque no lo creáis, algunos de sus compañeros. Mahorn dijo de él: «Antes de ser compañero suyo pensaba que era un gilipollas. De hecho lo seguí pensando durante el primer año, pero me di cuenta de que era un jugador honesto y que jugaba siguiendo las reglas. Todos lo hacíamos, lo que ocurre es que las llevábamos al límite y las tuvieron que cambiar porque nuestro límite era un poco distinto al de los demás”.
Bill Laimbeer era el villano perfecto, pero tal vez la historia le ha juzgado de manera injusta. Es muy probable que si se hiciera una encuesta sobre los jugadores más sucios de la historia de la NBA, Laimbeer la encabezara sin muchos problemas. Pero no estaba exento de recursos. Su poco ortodoxo pero efectivo tiro y su excelente instinto (y pelea) por el rebote le permitieron sumar más de 10.000 puntos y 10.000 rebotes en una carrera de 13 años en la que llegó a ser 4 veces All-Star. Un jugador que limita su juego a ser sucio no puede ser capaz de firmar esos números.
Pero, no podemos negarlo, el recuerdo que queda es el de provocador. Su habilidad para llevar al límite al contrario hacía que se convirtiese en el jugador que, tal y como dijo Isiah Thomas: «Todo el mundo adora odiar a Laimbeer. Yo no diría que los fans le odien, ellos le quieren y le odian. Es un relación amor-odio. Aunque, si te digo la verdad, si yo no conociese a Bill, a mí no me gustaría tampoco”.
Podría pensarse que Bill Laimbeer , por su estilo de juego, provenía de un entorno difícil que hizo que tuviera que aprender a defenderse en la vida. Viéndole jugar se podría llegar a pensar que su infancia y adolescencia estuvo llena de episodios violentos y una vida dura que habían moldeado su carácter hasta el punto de hacerle insensible a lo que se dijese de él. Pero no es así. Laimbeer era, posiblemente, el único jugador de la NBA que tenía menos dinero que su padre, un alto ejecutivo de la empresa Owens Illinois Corporation.
«Al llegar a la ciudad la prensa escribía sobre nosotros y nuestro juego duro. Les preguntaban a sus jugadores si estaban preparados para enfrentarse a nosotros. Y una vez que pensaban en eso sabíamos que los teníamos». Bill Laimbeer
Pasó cuatro años en la prestigiosa Universidad de Notre Dame, donde no destacó como jugador de baloncesto. El baloncesto profesional no era una meta para él y Thomas recuerda que no creció como ellos, respirando baloncesto a diario: «Diría que creció respirando golf». Su discreto paso por Notre Dame hizo que fuera elegido por una de las peores franquicias de la época: los Cavaliers. Su siguiente paso fue ir a Italia, donde pasó una temporada en la que, según el mismo dice, «aprendí a tirar de tres y a rebotear».
Su vuelta a la NBA pasó desapercibida, ya que nadie podía ni siquiera imaginar que aquel jugador incapaz de saltar fuese a convertirse en una pieza imprescindible en los Bad Boys del 89 y 90. Sus mejores amigos en el equipo eran Thomas y Vinnie Johnson, dos chicos afroamericanos que venían de entornos difíciles. Isiah recuerda una anécdota en la que Laimbeer le hablaba sobre sus años estudiando en California y pescando langostas en Redondo Beach. «¿Lo has hecho alguna vez?», le preguntó. Thomas reconoce que en aquel momento pensó en cómo podía haber alguien tan mimado y superficial.
Un jugador que pertenece a otra época
Son muchas las voces que hablan sobre cómo la NBA ha ido, poco a poco, volviéndose más blanda y menos permisiva. La rivalidad que existía antes no tiene nada que ver con la que presenciamos hoy en día. Las estrellas de la liga pasan veranos juntos en familia y no esconden sus deseos por jugar juntos.
Laimbeer y Mahorn, compañeros en los Pistons, vieron cómo su carrera juntos llegaba a su fin cuando este último era enviado a los Phoenix Suns. Desde aquel momento Laimbeer consideró a su excompañero su enemigo.
Cada vez se controla más lo que ocurre en la cancha y se revisan gestos, palabras, faltas…¿Se imaginan las Finales de Conferencia de 1989 jugadas con las reglas actuales? Una de las jugadas más impresionantes de aquellas Finales se produjo en el sexto partido. En una lucha por el rebote entre Laimbeer y Pippen, el pívot de los Pistons golpeó sin intención -de verdad, fue así- a Pippen en la cabeza, y este cayó al suelo. El árbitro de fondo, lejos de parar el partido, arrastró por el brazo a Pippen hasta sacarle de la cancha para que el partido pudiese continuar.
Laimbeer fue un jugador que triunfó en una liga llena de talento y lo hizo gracias a una tremenda dureza, física y, sobre todo, mental. ¿Ha ganado Bill Laimbeer alguna pelea? «Yo no peleo, solo provoco. Después me marcho».
Como testigo a esa afirmación solo queda una pequeña cicatriz bajo su ojo derecho, la única marca que tiene en la cara. Podría ser de aquella vez en la que Bob Lanier le rompió la nariz, o de esa otra ocasión en la que Steve Stipanovich le dio un golpe de derecha, o de cuando Robert Parish le propinó dos puñetazos, o cuando Barkley le atinó un fuerte gancho de izquierda, o cuando Bird…
Los Pistons llevaron al límite las reglas, pero no sería justo pensar que ellos eran los únicos que golpeaban o provocaban. Simplemente eran los mejores haciéndolo y Bill Laimbeer abrazó aquella filosofía sin problemas. La defensa de aquellos Pistons era incansable y forzaba pérdidas en el rival. Laimbeer, un jugador con una capacidad atlética discreta, era valiente y único a la hora de provocar faltas. Los Bad Boys supusieron una nueva manera de interpretar un deporte que no debe ser limitado a una única forma correcta de ganar.
La historia ha decido recordar a Bill Laimbeer como el jugador más sucio de la historia olvidando que fue dos veces campeón de la NBA, cuatro veces All-Star, anotó más de 10.000 puntos, capturó más de 10.000 rebotes, tuvo que jugar contra Bird, McHale, Parish, Jordan, Pippen, Moses Malone, Charles Barkley, Magic, Worthy, Jabbar… jugadores que son leyendas y contra los que no se acobardó cuando llegó el momento de enfrentarse a ellos.
Por lo que aquí respecta, Bill Laimbeer se merece el reconocimiento de la NBA. Yo ya he abrazado a Bill , ¿y tú?
***
Por cierto, Bill Laimbeer protagonizó un videojuego, algo que otras leyendas de la época no pueden incluir en su currículum. Y, sin poder ser más adecuado, su nombre era ¨Combat Basketball¨
Suscríbete a nuestras newsletter y no te pierdas ningún artículo, novedad, o menosprecio a Los Ángeles Clippers