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Análisis

Un menú Box Combo para el novato

Si algún día, por cualquier motivo, se encuentran ustedes en el estado de Georgia, en los Estados Unidos, hagan el favor de pasar por Athens. Es una ciudad de tamaño mediano en la que se ubica la Universidad de Georgia, que prácticamente absorbe toda la actividad de la urbe, y realmente no tiene ningún atractivo turístico. Pero allí pueden hacer tremendamente feliz a un chico de 20 años llamado Rayford Trae Young.

Confirmando los peores miedos de Young, resulta que, en toda la ciudad de Atlanta, hogar de los Hawks donde él juega, no existe ni un solo Raising Cane’s. Como confesaba en una entrevista a GQ, esta cadena de restaurantes, especializada en tiras de pollo, era el sitio preferido y la base de la dieta del joven tejano hasta que cambió su alimentación para competir al máximo nivel posible en la NBA. Ahora, el más cercano está en Athens, a una hora y media en coche de donde él vive.

En Lubbock (Texas, EE.UU), capital del condado con el mismo nombre en medio de la llanura tejana, había tres de estos restaurantes. Allí, Trae Young nació y creció feliz, cultivando su pasión por el baloncesto a raíz de su padre, Rayford Young, también jugador profesional en varios equipos europeos y con cierto éxito en su etapa universitaria, y también su amor por las tiras de pollo. Cuando marchó un año a la Universidad de Oklahoma también fue feliz, ya que la ciudad está repleta de Raising Cane’s. Ahora, en Atlanta, es feliz porque está cumpliendo su sueño: jugar en la mejor liga del mundo.

En el instituto, casi todo el mundo intuía que el pequeño Trae Young lograría grandes cosas en el mundo del baloncesto, pero nadie esperaba el rendimiento brutal que ofreció en la universidad. En el año que pasó en Oklahoma, antes de presentarse al Draft de 2018 en su año “freshman” realizando lo que se conoce como “One and Done” —pasar solamente un año por el baloncesto universitario para ser elegible en el Draft—, Young lideró a una universidad sin demasiado renombre baloncestístico a un sitio en el “March Madness”, las eliminatorias finales de la competición universitaria NCAA. Aunque cayó inesperadamente en primera ronda contra Rhode Island, terminó esa temporada liderando las estadísticas de puntos por partido y asistencias por partido de toda la competición. Nadie en la historia había hecho algo así.

En los Oklahoma Sooners promedió 27,4 puntos y 8,7 asistencias por partido. Metió 118 triples en 32 partidos con un acierto del 36% y llenó las redes sociales de imágenes suyas donde embocaba con plena confianza triples desde el “logo”. En este momento ya empezaban las inevitables comparaciones con quien, desde hace unos años, nos tiene acostumbrados a anotar desde esas distancias de tiro con soltura: Stephen Curry.

Aunque Young ha declarado que su jugador preferido y su ejemplo a seguir es Steve Nash, el rango de tiro que lo catapultó a la fama popular y la era NBA en la que desarrollará su carrera, marcada por el tiro de 3 puntos, hace que las comparaciones con Steph sean más acertadas que con la leyenda sudafricana, aunque con Nash sí comparte —salvando las distancias— una visión de juego envidiable.

Buceando en su desempeño en la NCAA, vemos varias características que lo hacen perfecto para triunfar en la NBA actual: Young ha eliminado casi por completo de su juego el tiro de media distancia, acorde con la ciencia baloncestística, que otorga hoy en día la menor eficiencia en el juego a este rango de tiro. Además, es un experto en el bloqueo y continuación. El mayor porcentaje de sus tiros exteriores son tras bote, con una velocidad de lanzamiento por encima de la media que compensa un punto de tiro no muy alto, otra característica que nos vuelve a recordar al base de los Golden State Warriors. Salir bien de estas situaciones de pick & roll le permite disponer de buenos tiros o dejar a sus compañeros en posiciones muy ventajosas de cara al aro rival con su gran visión de juego.

Con este armamento saltaba a la palestra del Draft, donde los jóvenes jugadores que luchan por hacerse un hueco se ven expuestos a análisis minuciosos que sacan todos los pros y contras de cada jugador. En el caso de Trae Young, como en el de Stephen Curry (cómo no), el mayor punto negativo era su físico. Con 188 centímetros de alto y rozando los 80 kg de peso, le llovían los peros en cuanto a su falta de fuerza física, agresividad en defensa y tamaño. Aunque los analistas le reconocían como listo para interceptar líneas de pase, dudaban en las defensas de uno contra uno y penetraciones agresivas del oponente.

Trae Young sabía que para atraer a las franquicias y conseguir un puesto alto en el Draft tenía que trabajar duro. Por ello, trabajó durante todo el verano en Los Angeles con su entrenador Travelle Gaines. Como el propio Young comentaba en la entrevista con GQ, con él y con los cinco batidos de proteínas que tomaba cada día consiguió ganar 6 kg de músculo y reducir su grasa corporal hasta un ínfimo 2%. Evidentemente, tuvo que ampliar su dieta, aunque confiesa que todavía sigue comiendo tiras de pollo y pizza. Al fin y al cabo, como él mismo justifica, todavía tiene 20 años.

La histórica campaña universitaria que llevó a término y el duro trabajo en verano lo llevaron a ser escogido en el número 5 del presente Draft. Young vio depositadas en él grandes esperanzas por parte de la franquicia que lo seleccionó, los Atlanta Hawks, que traspasaron a su base estrella, Dennis Schröder, para apostar por él y así darle el espacio y el protagonismo que un jugador tan especial como él merece. De momento no está dejando indiferente a nadie en la ciudad de los halcones.

Siguiendo con su progresión universitaria, lidera a todos los rookies en pases de canasta. En el apartado de anotación, con algo menos de 20 puntos por partido, le gana la partida al número uno del Draft, DeAndre Ayton (Phoenix Suns), y le pisa los talones al esloveno Luka Doncic (Dallas Mavericks), el líder actual en este campo. Pero lo más sorprendente llega en el apartado de asistencias, donde casi dobla a sus perseguidores inmediatos, también Ayton y Doncic. Young reparte 7 por partido, mientras que el resto apenas llega a 4, lo cual le convierte en el mejor pasador de la nueva hornada de jugadores y lo coloca en el top 15 de toda la NBA.

Trae Young ha empezado la temporada con intenciones claras de dejar su huella en la liga. El pasado 21 de octubre, contra los Cleveland Cavaliers, consiguió 35 puntos y 11 asistencias, una marca que lo situaba en un selecto club con otros dos nombres que serán inolvidables en la historia de la NBA. Los otros dos jugadores que durante su temporada de novato consiguieron anotar 35 o más puntos y repartir 10 o más asistencias en el siglo XXI son, ni más ni menos, que Lebron James en 2004 y (por última vez) Stephen Curry en 2009.

No sabemos hasta dónde llegará Trae Young. La liga, los Atlanta Hawks y los aficionados a este deporte tenemos muchas ganas de disfrutar con él, comparaciones aparte. De momento, si pasan por Athens, llévenle a Atlanta unas tiras de pollo de su restaurante preferido. Se las merece.

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