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Análisis

Atlanta Hawks, el aliado de los contenders

Los Hawks se han convertido en uno de los mejores aliados para los contenders en los últimos años. Sin embargo, no han obtenido un retorno por sus jugadores, debido al mercado secundario de agentes libres que se abre tras el cierre de traspasos.

Getty Images

La NBA, ¿qué se puede decir de ella? Una liga que no para de cambiar y evolucionar en función del avance de los tiempos. Nuevos jugadores, nuevas tendencias, nuevas normas… Siempre cambia algo que hace que una temporada no sea igual a la anterior. Las bocanadas de aire fresco no dejan de rociar el baloncesto americano para ayudar a que los aficionados sigan en el pabellón o detrás de la pantalla ansiosos por ver lo que ocurre dentro de las cuatro líneas… Y fuera de ellas.

Un rectángulo en el que algunos ven una guerra, otros un deporte, e incluso otros solo ven a diez tíos corriendo detrás de una pelota para meterla en un aro. Pero lo que realmente ocurre es pura magia, armonía en movimiento durante cuarenta y ocho minutos muy difícil de explicar para quien no lo tenga en el corazón.

Parte de la bonita incertidumbre que provoca esta competición viene ligada a los altibajos que han sufrido sus integrantes a lo largo de la historia, y siguen viviendo ha día de hoy. Los Philadelphia 76ers son el ejemplo más claro y actual, habiendo vivido una reconstrucción a velocidad de la luz para salir del abismo más oscuro hasta plantarse como un favorito a ganar el anillo.

Philadelphia se ha reinventado (con la intervención de la NBA de por medio), y se ha subido a uno de los vagones que ascienden la primera pendiente de la montaña rusa que es la NBA. Pero para que unos suban, han de empujar a los primeros hasta que caigan de la cima. Uno de ellos han sido los Hawks, que han vivido la situación inversa y han descendido a una velocidad vertiginosa por el primer looping de la atracción. Sin embargo, en Atlanta, una vez más, empiezan a observarse los primeros brotes verdes en un tiempo récord de la mano de sus rookies .

Hasta entonces, las oficinas de los Hawks han realizado exactamente lo que no se debe hacer para reflotar un proyecto que se encontraba perdido en mitad del desierto. La cantidad de activos que han perdido a cambio de poco, o nada, han sido grandes contratiempos que han contribuido a que se tarde más en competir de lo previsto. Trae Young  y compañía hacen lo que pueden, pero haber dejado ir a jugadores valiosos con un buy-out ha sido motivo de ralentizar el proceso.

Trust… ¿The Process?

Perder piezas sin aprovechar el mercado de febrero sabiendo desde antes que no vas a luchar por meterte en Playoffs es una auténtica locura. Algo que ha pasado desapercibido en la liga por parte de muchos equipos sin aspiraciones, dejando ir a jugadores que pueden tener gran importancia para otros. Marzo es el mes de ofertas para los contenders que se refuerzan a raíz de los insatisfechos en los últimos de la tabla que salen libres a hablar con cualquiera teniendo un contrato normalmente mínimo.

Jeremy Lin, Marco Belinelli, Ersan Ilyasova y Dennis Schröder son los nombres que no han sabido gestionar en los últimos 365 días. Un grupo que no quería desperdiciar años de su carrera en reconstruir un plantel desde la nada, lo que deberían haber aprovechado para cambiarles por jóvenes o rondas del draft y no quedar con las manos vacías.

La comunicación entre gerentes y plantilla debe de ser transparente si se quieren contrarrestar estas situaciones buscando la mejor forma de quedar contentas ambas partes. Otra manera de evitarlo es sobrepagando por encima de su valor a muchos jugadores, como el caso de Lin, que hace imposible el negocio con franquicias que se mueven en el límite del impuesto de lujo.

Los Halcones han sido un mercadillo en el que compradores como Philadelphia, Oklahoma y Toronto han encontrado joyas a un precio regalado, lo que no beneficia a la competitividad. Un mal planteamiento de la temporada por parte de unos a mitad de esta se vuelve una recarga de talento para otros, siendo como el caso de Robin Hood, pero aquí son los ricos quienes roban a los pobres. Un ciclo que lleva a que los aspirantes a ser campeones sigan fortaleciéndose mientras los que buscan regresar a una dinámica ganadora siguen hundiéndose.

Adiós a dos tiradores rumbo a 76ers

Durante el transcurso de la temporada pasada, donde «The Process» no era ni una cuarta parte de lo que es ahora mismo, se empezó a notar la falta de algunos veteranos para suplir carencias. Mientras que los dos europeos, el turco y el italiano, no se encontraban acordes con los planes de los Hawks e hicieron presión muy fuertemente para llegar al acuerdo de terminar el contrato, saliendo así como agente libre rumbo a un destino más conforme a sus necesidades. Phila, adquiría con ello dos francotiradores que les venían como anillo al dedo para combinar con dos estrellas que no tienen apenas tiro exterior.

Tanto Joel Embiid, el gigante camerunés, como Ben Simmons, el inusual talento australiano, destacan por muchas cosas menos por ser unos lanzadores fiables. Mueven el juego, dominan la pintura y otros miles de intangibles que se les pueden encontrar les hacen ser muy valiosos, dos estrellas diferentes a las contemporáneas en su época, con el problema de la necesidad de estar rodeados de especialistas que cumplan las funciones que ellos no. Aunque la caja del reloj tenga el diamante, es necesaria la correa para llevarlo en la muñeca.

Los sistemas de Brown no podían funcionar sin tener a tiradores de perímetro que crearan los espacios suficientes para que sus matadores destruyeran el aro. En la temporada regular se les notaba y durante los Playoffs tener el riesgo de falta de tiro de tres ni se le pasó por la cabeza al entrenador.

Un miedo que obligó a los 76ers a ir en el mercado de jugadores cortados a por un lanzador sin saber que tendrían la suerte de encontrar dos que venían ya juntos del mismo equipo, lo que facilitaría la adaptación. Todo eran buenas noticias pensando que semanas atrás se hubieran tenido que desprender de activos o picks para llevarse a los baloncestistas del viejo continente.

Un regalo para OKC

Un verano muy prometedor se veía en el horizonte de la ciudad de Georgia con una buena elección en el draft pero una gran incógnita que había que aclarar antes: El destino del base alemán. Después de una bonita relación con los Hawks, estaban a punto de llegar al fin de la misma tras una lluvia de rumores que azotaba desde la prensa y redes sociales.

Aunque con la renovación se esperaba que pudieran cambiar las tornas de la partida para acoplarle con la futura promesa que iban a añadir. Algo que no sucedió pese al gran recibimiento al que nunca llegó a ser su compañero de vestuario y si su nuevo sustituto, el torbellino de la Universidad de la Oklahoma, destino a donde luego iría él precisamente. Un muy bonito detalle que nos regala la narrativa de la NBA entre dos ciudades que sin querer, se intercambiaron jugadores.

Los planetas se estaban alineando a favor de los de Atlanta, o eso pensaban ellos hasta el punto de especular sobre la pareja de exteriores que iban a llevarles a la gloria. Unos planes que se vieron truncados por los deseos de salir rumbo a Oklahoma del chico conocido por su mechón amarillo en la cabeza. Dando un bonito presente veraniego a los Thunder sin obtener nada tasado en el precio de Schröder ni mucho menos, pudiendo considerarse un atraco a mano armada o un favor al jugador que había pedido estar a las ordenes de Billy Donovan. Un trato que dejó una estrella fugaz llamada Carmelo Anthony que solo duró unas horas y una futura elección en el draft que puede convenir a la reconstrucción.

En OKC se han llevado el engranaje que les faltaba para ser una máquina ofensiva al nivel de las mejores de la liga sin perder ninguna pieza de gran importancia. Adquisición que les ayudó a dar un paso más en su camino a intentar desbancar a los Warriors de su dominio en el Oeste. Una gestión que sin duda ha quedado muy infravalorada pero puede ser una de las más acertadas en la última década si la adaptación con Russell Westbrook y Paul George es la correcta. La buena química debe de acompañar a este plantel en su camino si quieren lograr el éxito debido a que la calidad individual les sobra para derrotar a cualquiera.

El complemento de oro para Raptors

No recordar a “Linsanity” en su mejor momento es un pecado para un seguidor de la NBA en toda regla. Alguien que atravesó la barrera del parqué hacía el corazón de los aficionados con unas actuaciones que son imposibles de borrar de la memoria colectiva que almacena el baloncesto. Una versión de Lin que regresó en la presente season gracias a sentirse importante de nuevo con unas buenas sensaciones teniendo la pelota en sus manos. Jeremy se sintió tan bien consigo mismo y con su juego que creía que se le quedaba pequeño el lugar en donde estaba.

Un giro a su presente tenía que venir lo antes posible para que su explosión sirviera para ganar partidos y aspirar a dejar un legado, pidiendo la oportunidad de negociar con cualquiera por libre en vez de vía un traspaso, que se hacía imposible debido al salario muy descompensado que le habían firmado. Sus características físicas sumadas a su pulso en momentos calientes le transforman en un arma letal para decidir partidos en los últimos minutos.

La velocidad del jugador de descendencia asiática se convirtió en uno de los activos más llamativos para complementar un equipo campeón. Los cuales se encontraban llamando a su puerta como locos para intentar convencerlo con un contrato mínimo para ser un complemento que vale oro sin cobrarlo.

¿Por qué se beneficia a los aspirantes al anillo?

El famoso «mercado de cortados» si se analiza en profundidad es un regalo temporada tras temporada para los equipos que jugaran Playoffs. La oportunidad de poder reclutar a más activos para cumplir sus carencias tiene cosas positivas como la teórica mayor competitividad y mayor espectáculo, pero no obliga a los cuerpos técnicos a tener las ideas claras desde el principio.

La magia de hacer todas las rotaciones adaptándote a tus piezas, teniendo que hacer malabares en muchas ocasiones, se está perdiendo cada año más hasta el punto de que tres de los contenders del Este como Bucks, 76ers y Raptors han rehecho sus plantillas prácticamente en febrero con fichajes estrella como Harris, Mirotic o Marc.

La tendencia de la NBA, o lo que intenta, es que las franquicias débiles tengan fácil el rearmarse para subir. El hecho de firmar a jugadores, sobretodo veteranos, debe de ir secundado con saber las expectativas que tienen. ¿Qué se soluciona con esto?, no perder hombres para que sea más sencillo establecer las bases del equipo a la hora de reconstruir. El ejemplo claro del tipo de perfil a por el que deben ir, sabiendo estas circunstancias, es Vince Carter.

«Vinsanity» tiene un valor que haría que Warriors, Rockets, Celtics o cualquiera ansiara tenerle entre sus filas en verano, pero su forma de ser hizo que decidiera establecerse junto a unos chavales inexpertos y un entrenador que era su primer año como líder desde el banquillo. Una aventura en la que sabía que no iba a ganar campeonatos pero si a sentirse importante ayudando a desarrollarse a los chavales y afianzarse en el puesto a Lloyd Pierce.

El culpable de que existan cada vez menos profesionales como «Air Canadá» son las ansias de ganar lo antes posible que han dejado en segundo plano el amor a los colores que se defienden.

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