Antes de que las montañas de Hollywood se impusieran en el paisaje sobre el pabellón de Los Ángeles Lakers, el frío y la nieve de Minneapolis fueron el primer hogar de una dinastía histórica para el baloncesto. Sid Hartman, fallecido el pasado octubre tras 100 años de vida dedicados al deporte y a su ciudad, pondría la primera piedra hace ya más de 76 años para que la actual franquicia de dorado y púrpura acabara bañándose en oro. Periodista durante casi toda su vida del Star Tribune de Minnesotta, aquel joven reportero sería un personaje fundamental para lograr imponer el baloncesto como una cultura en la metrópoli nevada.
Todo comenzó cuando Hartman conoció en 1947 que los Gems de Detroit estaban en venta. Aquella oportunidad hizo que el periodista convenciera a dos empresarios para que invirtieran y se hicieran con aquel “equipucho” en banca rota para traerlo al estado de los 10.000 lagos, de ahí su característico nombre actual. Aquellos Minneapolis Lakers hicieron que su nuevo pabellón cambiara el hielo del hockey por el reluciente parqué y así, Sid Hartman, pasó a dirigir la secretaria técnica de una franquicia que pondría a aquella fría ciudad en el mapa baloncestístico. Antes de que el equipo se trasladara desde el lago Cass a Venice Beach en 1960, el periodista multiempleado ya había convertido a aquel equipo en una franquicia ganadora. Encabezados por la superestrella del momento, George Mikan, aquellos Lakers de Minneapolis cosecharon 5 de sus 17 campeonatos totales antes de que Hartman abandonara la franquicia en 1957.
Con más de 20.000 artículos publicados entre 1945 y 2020, Hartman se ha erigido como un símbolo del periodismo deportivo americano y como una leyenda entre la población que le vio crecer. Su reconocimiento llega hasta tal punto que una estatua en su honor corona una de las entradas del actual pabellón de los Minnesota Timberwolves. Un hombre que ha pasado de contar las historias de un jugador, que él mismo convenció para que firmará por su equipo, como Mikan, a ver la esperanza de la actual franquicia de la ciudad con Karl-Anthony Towns como cabeza del proyecto.
Hijo de inmigrantes rusos y letones, Sid Hartman iría más allá del baloncesto y también sería uno de los artífices de la llegada del béisbol a Minnesota. Los Minneapolis Twins supondrían la vuelta de las cuatro esquinas y el periodista volvería a jugar un papel fundamental para que se concretara esa nueva oportunidad para el deporte. «A los 98 o 99 años estaba discutiendo con WCCO por un contrato de varios años”, explicaba un compañero suyo para The Athletic. Desde LeBron James, pasando por Kobe, Magic, Jabbar y Baylor, hasta acabar con Mikan, este periodista infatigable integrado en el Salón de la Fama de la NBA fue el artífice de una de las mayores instituciones de la historia del deporte. Se marchó junto a sus familiares y junto a una ciudad que nunca olvidará lo que hizo por ella.
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