Han pasado más de tres años desde el hundimiento de Cafés Candelas Breogán Lugo en ACB con Tito Díaz a los mandos. Muy lejos quedan los Ray MacCallum o Volodymyr Gerun. Tras dos temporadas relegados al ostracismo de la LEB Oro y con una pandemia de por medio, Paco Olmos devolvió la ilusión al conjunto al Río Breogán el curso pasado.
Pero los hermanos Quintela y Kevin Larsen no se auguraban suficiente para asentarse en la máxima categoría del baloncesto español. Tito Díaz fue trasladado a la dirección general del club. La escuadra gallega prometía apuntar alto en un mercado lleno de melones por abrir y mediáticos jugadores dispuestos a bajar un escalón que les sirviera como trampolín de regreso a la élite.
Dzanan Musa, estrellado en Anadolu Efes después de volver de la NBA, sorprendió a todo el panorama europeo firmando por el equipo celeste este verano. El bosnio ha sido la piedra angular del proyecto desde el mismo día de su contratación; el foco mediático que permitía a Lugo llamar la atención de todo el viejo continente, además de un líder en la pista.
A él se le sumaron Trey Bell-Haynes desde el Crailsheim Merlins alemán y Rasid Mahalbasic, que había terminado la temporada en Mónaco. Ellos tres formarían la columna vertebral de la ambiciosa nueva etapa de Breogán en ACB. Paco Olmos dejó claras las intenciones de su equipo desde la primera jornada, en la que vencieron de forma contundente a Lenovo Tenerife. Nadie les iba a amedrentar y su plan de juego siempre sería esa valiente apuesta por un baloncesto dinámico y de alta anotación. Musa y Bell-Haynes se encuentrann como peces en el agua con este planteamiento.
El bueno de Dzanan está firmando 19’2 puntos y casi cinco rebotes con 41% en triples y 55% en tiros de dos. Una firme candidatura al MVP de la liga regular, pues es el máximo anotador, el más valorado (20’8) y el que más minutos juega (Bell-Haynes es tercero). El balcánico es el indiscutible jefe de la ofensiva lucense. Más maduro que en su estancia al otro lado del charco; ha mejorado su toma de decisiones, tanto en el tiro como a la hora de dividir. Otorga la certeza de generar peligro siempre que la pelota está en sus manos y mantiene a la defensa rival siempre en guardia. Un lujo a la hora de generar situaciones liberadas de tiro para sus compañeros. Alero de 2’05 con buen bote e infinidad de recursos. Para muchos, la principal razón de la clasificación del Río Breogán a la Copa. Sus exhibiciones ante Valencia Basket o Baskonia así lo demuestran.
Las pocas fechas en las que Musa no es amo y señor del encuentro, el equipo que ahora entrena Veljko Mrsic tiene variantes suficientes para funcionar. La electricidad de Bell–Haynes como principal ‘factor X’. El canadiense es el segundo jugador más valorado del equipo y ha despertado el interés de muchos equipos con mayores aspiraciones. Pero terminará la temporada en el Pazo. Parece que juega improvisando, pero no acostumbra a fallar en sus decisiones y consigue sus 13’4 tantos por encuentro con casi 40% en triples y casi 50% en tiros de dos. Un encaje fantástico el de este guard que nunca sacia su hambre de atacar en uno de los equipos que más dependen de esta faceta para ganar.
La calma la pone Mahalbasic. Un pívot moderno con gran visión de juego. A él se le atribuye la organización en muchos ataques finales. Distribuye desde el poste alto o bajo y aprovecha su juego de pies para suplir sus carencias físicas. Carencias que son más difíciles de ocultar en defensa, donde los escasos minutos de Jordan Shako son vitales para cambiar el ritmo del partido. Dos pívots muy diferentes pero muy complementarios entre sí. Lukovic e Iván Cruz también suben un punto atrás y dejan la zona libre al propio Mahalbasic o a las cruzadas que Musa emprende hacia el aro. Una plantilla confeccionada con cabeza, en la que todos cuentan con un rol definido e interiorizado. Nada puede salir mal si tus movimientos en el mercado tienen sentido.
Sergi Quintela, su hermano Erik y Mindaugas Kacinas amplían esa terna de soldados dispuestos a cubrir las espaldas a sus tres estandartes. Siempre seguros. Siempre correctos. Jugadores que aumentan el nivel general de su equipo. Pero, por encima de ellos, el escolta Tyler Kalinoski se ha afianzado como el sexto hombre del equipo (y por qué no de la liga). 10’6 puntos y un 47% de acierto en triples son la carta de presentación del que sirve como desatascador a los celestes. Es el quinto jugador que más triples mete y el octavo con mejor porcentaje. En definitiva, el Señor Lobo, soluciona problemas. Americano, con pasaporte y con todas las papeletas para asumir ese mismo cargo de tirador en un equipo algún escalón superior. Paco Olmos moldeó la personalidad del equipo. Leche Río Breogán pone su firma personal a cada uno de sus partidos. Es el sexto equipo en puntos anotados por partido, en asistencias y en triples por encuentro. El quinto en balones recuperados y en rebotes totales. Y el tercero en rebotes defensivos. La garra de los lucenses para atenazar los rebotes es vital para disminuir los errores defensivos. Están en la parte alta de la tabla en todas las categorías importantes ofensivas. Entretenimiento asegurado para el aficionado medio, que buscará ganarse el cariño de toda España en la cita copera. Con Mrsic a la cabeza, está por ver si el sello del equipo varía. Lo que está claro es que la gesta de la Copa del Rey afianza el proyecto en lo más alto y, una vez en Granada, nadie les hará despertar de ese sueño. Río Breogán quiere quedarse mucho tiempo en la Liga Endesa.
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