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Reflejos

El Jardín de Boston. La iconicidad hecha cancha de baloncesto

Si hay un lugar en toda la historia de la NBA que reúna una mística especial, es sin duda el Boston Garden, un templo del baloncesto americano que cruza historias a caballo entre la realidad y la fantasía.

Getty Images

El nuevo torneo de la NBA, In-Season Tournament, que empieza esta temporada 2023/24 traerá a la liga estadounidense varios cambios en su manera de entender, enfocar y ver algunos partidos. Además del gran objetivo de lograr el Larry O’Brien, todas las franquicias tendrán el desafío de levantar el trofeo de la nueva copa NBA por primera vez.

Uno de los cambios más visibles para todos los aficionados serán las canchas de todos los estadios. La liga ha creado un diseño global personalizado para cada franquicia y que sólo se empleará en los partidos que se disputen a lo largo de la temporada regular y que, además, cuenten para el torneo.

Dichos diseños tienen detalles en común para las 30 canchas, aunque evidentemente, tratan de mantener la esencia de cada franquicia en el resultado final.

Ese cambio resultará nimio para una gran cantidad de franquicias y aficionados, pero para los de un equipo en concreto, los Boston Celtics, les toca algo que es parte de la tradición del equipo del estado de Massachusetts, su parqué.

Probablemente no haya una cancha en todo el mundo del baloncesto más famosa o más reconocible que la de los Boston Celtics. El parqué de un suelo de madera de diferentes colores y con esa colocación alterna de un total de 247 paneles cuadrados de 2,5 m2 cada uno y de unos 4 cm de grosor es único. Los paneles se mantenían unidos con tablones de madera, tornillos de latón y la ayuda de 988 pernos. Se ensamblaba en dos horas y media por un grupo especializado de trabajadores conocidos como “Bull Gang” y ese peculiar estilo de colocación, esa disposición hizo de ese estadio que sea inconfundible, icónico y permanezca en la memoria colectiva, en la retina de todo seguidor de la NBA y del baloncesto.

En 1946 Walter A. Brown, primer propietario de los Boston Celtics, le encargó a Anthony “Tony” DiNatale, carpintero artesano de renombre de la ciudad y dueño de la East Boston Lumber Company, la instalación del suelo del Boston Arena, la primera casa de la recién nacida franquicia de baloncesto de Nueva Inglaterra. Había una crisis de la madera, ya que los Estados Unidos empleaba ingentes cantidades para cuestiones militares. Era el primer año post Segunda Guerra Mundial y había escasez de recursos materiales y económicos. Así que DiNatale, por entre unos 10.000 u 11.000 dólares, 3 veces menos de lo que costaba realmente por aquel entonces un encargo de ese calado, construyó el mítico parqué del Garden.

Getty Images

Tony le hizo esa gran rebaja y un gran favor a Walter Brown, que tenía problemas financieros por aquel entonces. Más adelante el dueño de los Celtics pudo devolverle ese favor al constructor dejando que, tras ser devastada en un incendio, DiNatale montara su serrería en el interior del Garden hasta pudo abrir de nuevo la suya.

Para cubrir la pista de Hockey Hielo del Boston Arena, inaugurado en 1910, actualmente sede de los Huskies de la Universidad Northeastern y que ahora se conoce como Mathews Arena, Tony recicló restos de madera de roble de los bosques de Tenessee que habían sido empleados para la construcción de barracones militares y que se acumulaban en un cuartel militar de la Segunda Guerra Mundial. Las tablas, demasiado cortas, obligaron a armar al artesano, un diseño totalmente original y diferente al de los demás parqués de la época. La madera era de buena calidad, con la particularidad de que los listones de madera eran de colores distintos y eso, se convirtió en un elemento reconocible. Ese suelo sagrado surgió de la necesidad ante la ausencia de recursos. Hoy por hoy no hay equipos que posean una pista que sea parte de su imagen, de su identidad, que sea “marca registrada”, que sea icónica.

Como el gran Tommy Heinhson, el parqué del Boston Arena, Boston Garden y TD Garden a lo largo de las décadas, ha sido testigo de la historia legendaria de los Celtics, cimentada desde las tablas montadas por DiNatale a finales de los años 40.

Richard Johnson es el director del “Sports Museum” de Boston desde 1982 que se encuentra en las instalaciones del TD Garden y que es de obligada visita si viajas a Boston. En ese museo puedes admirar recuerdos históricos de los Celtics y charlar con Richard que es una enciclopedia viva sobre el Garden y el equipo y que en alguna entrevista comentó:

«Hay algunos estadios que despiertan a los fantasmas, como Anfield, o el Bernabéu. El Garden es uno de ellos«

“Si los equipos sentían que era un suelo deficiente, lo utilizaba para una ventaja jugando con sus mentes. Eso generalmente funcionaba. Cuando los equipos nos ganaban en las raras ocasiones, nunca se quejaban. Lo extraño era que había más puntos muertos en el viejo Madison Square Garden que en Boston.”

Red Auerbach

Pese a todo, el suelo del Garden era considerado de los peores de la NBA, famoso por su superficie irregular, desgastada, con baches y desniveles, lo cual generó protestas y quejas por parte de rivales. Muchos denunciaban zonas o puntos muertos, donde el balón no botaba del mismo modo que en la gran mayoría de la superficie del campo. Los rivales comentaban que los jugadores de los Celtics conocían esas zonas y los forzaban a ir a esos lugares de la cancha para tratar de provocarles pérdidas o robarles el balón. Comenzó a crecer la leyenda de que la pista jugaba a favor de los locales.

Los Celtics nunca se plantearon cambiar el suelo para incomodar a los equipos visitantes y potenciar a sus propios jugadores. Era un juego mental, un factor psicológico que los de Red Auerbach jugaban a la perfección y que parecía hacer mella en los rivales. Él mismo comentó en alguna ocasión que “el parqué era tan malo que hacía que los rivales se convirtieran en malos”. Red quería que los rivales llegaran a Boston sintiendo que los Celtics tenían una ventaja de campo abismal, insalvable.

Quejas de que los vestuarios visitantes no tenían ventilación, que eran muy pequeños, que no había agua caliente, que hacía mucho calor en el estadio en verano y frío y humedad en invierno, que los aficionados eran muy agresivos… Nadie ajeno a la organización quería jugar en el Vetusto Boston Garden. El concepto “factor cancha” a favor de los Celtics en Boston se instauró en toda la liga y la leyenda, cierta o no, de que la pista, el parqué y las tablas beneficiaban a quienes las conocían se magnificó ayudado por Red y sus jugadores.

Cientos de anécdotas e historias al respecto se han contado, han crecido, se han magnificado y se han transmitido a lo largo de los años permaneciendo en el imaginario popular.

Bob “Houdini” Cousy, era conocido, entre otras cosas, por su excepcional manejo de balón y su capacidad para desconcertar a sus rivales. Se decía que podía driblar y cambiar de dirección de manera tan rápida y sutil que parecía que el balón estaba adherido a su mano. A menudo fingía que el balón rebotaría de una manera y lo hacía de otra. Sus habilidades para engañar eran legendarias. Parte importante de esa capacidad de engaño y de ensimismar al rival era su conocimiento y comprensión única del comportamiento del balón en el parqué del Boston Garden. Incluso dependiendo de la humedad y temperatura de la cancha sabía anticipar cómo reaccionaría el bote del balón en los diferentes lugares y en situaciones específicas durante el partido. Cabe recordar y tener en cuenta que todas esas habilidades con el balón también las llevaba a cabo en otras canchas, no solo cuando jugaba de local.

“Yo sabía dónde estaban las zonas muertas porque jugamos allí tanto que era automático. Cuando botabas en algunas zonas parecía que el balón perdía todo el aire y se quedaba clavado en el suelo. Tenías que botar con mucha fuerza para que volviese a tu palma nuevamente y no se quedase a mitad de camino. Cuando defendíamos, intentábamos forzar al rival a irse a esas zonas”

K.C. Jones

Durante un partido en la década de los 50s contra los Syracuse Nationals, actuales Philadelphia 76ers, Al Bianchi cayó al suelo y al levantarse, notó que su pie se había atascado en un agujero en el parqué. Ese agujero era conocido por los jugadores y personal del estadio desde hacía tiempo, pero en lugar de repararlo, simplemente taparon el agujero con un pedazo de parqué en vez de repararlo adecuadamente. Cada vez que un jugador rival se tropezaba o se enganchaba en el agujero, los jugadores de los Celtics sonreían y les contaban a los novatos la historia detrás de ese parche.

Cuando un jugador visitante caía al parqué y tocaba con las manos la cancha, los seguidores Celtic solían gritar en tono de burla:

«¡El suelo es de Boston!»

Estas son algunas de las historias que han ayudado a crear la leyenda del Garden. Auerbach siempre dijo que su objetivo era el de que sus rivales se sintieran incómodos al visitar Boston. Pretendía que “odiaran” jugar en ese estadio.

Íntimos enemigos como Pat Riley, cuando entrenaba a los Lakers, elevó una queja a la NBA durante las finales del 84 porque el vestuario visitante en el Garden no disponía de aire acondicionado, algo contemplado como obligatorio en las reglas que regían la competición en los 80s. La NBA se puso en contacto con las oficinas de Causeway St y finalmente Red claudicó y colocó una máquina de aire acondicionado en el vestuario que no funcionaba, ya que no se llegó a instalar, pero la máquina estaba.

Bill Laimbeer, archienemigo de los Celtics durante esos maravillosos años 80, tenía la “costumbre” poco higiénica de escupir al leprechaun del logo del centro de la pista antes de cada partido en el Garden.

Otros grandes enemigos de los Celtics como Wilt Chamberlain, una vez afirmó que el parqué del Boston Garden era el peor en el que había jugado. «El parqué era tan malo, resbaladizo y desigual, que me sorprende que nadie se rompiera una pierna».

Charles Barkley expresó su disgusto por el parqué del Boston Garden en varias ocasiones. En una ocasión, dijo: «El parqué del Boston Garden es uno de los peores de la liga. No hay nada más que decir al respecto. Es como jugar en una cancha de tenis».

Shaquille O’Neal, se quejó de la cancha del Boston Garden en varias ocasiones durante su carrera. Una vez comentó: «El parqué es como el parqué de la casa de tu abuela, resbaladizo y desigual».

Rick Barry, también expresó sus preocupaciones sobre la cancha del Boston Garden, diciendo: «Era una cancha terrible para jugar. No tenía consistencia en el rebote del balón».

Bill Russell solía derramar agua en el parqué en la zona del aro. En alguna ocasión explicó que lo hacía para que el agua “apaciguara” al suelo y así evitar que le causara problemas. Según El Señor de los Anillos, el parqué a veces podía ser irregular o traicionero y la humedad del agua lo hacía más predecible y, en su mente, más “amable” para su estilo de juego.

Los paneles de tablas, los 247 con sus respectivos tornillos y 988 pernos se colocaron en 1946 y se trasladaron del Boston Arena al Boston Garden en 1952. Durante su estancia en el Boston Garden, hubo parciales repavimentaciones, en 1972 y en 1993. En la temporada 1974/75 se colocó el logo de los Celtics en el centro de la pista, desde entonces, el leprechaun siempre ha estado presente en el suelo del Garden. Finalmente, parte de las originales tablas se mudaron con el equipo al Fleet Center, actual TD Garden en 1995, donde se mantuvieron 4 temporadas hasta 1999 cuando fue completamente reemplazado el suelo del estadio manteniendo fielmente aquel diseño del parqué y usando madera de colores distintos para honrar la tradición que dio pie a tantas historias en el pasado.

Cuando se inauguró el TD Garden como el nuevo hogar de los Celtics, se celebró una ceremonia especial en la que se introdujo una sección del parqué original del Boston Garden en el nuevo estadio. Un gesto para simbolizar la continuidad de la tradición de los Celtics y la importancia del parqué en la historia del equipo.

La NBA introdujo una norma que impone a las franquicias renovar su pista cada 10 temporadas, así que el actual parqué ya va por su tercera generación.

«Cuando entras al Garden, sientes la historia a tu alrededor. Te hace querer dar lo mejor de ti.»

Larry Bird

A lo largo de la historia de la franquicia, cuando surgía la posibilidad de reemplazar el parqué, muchos aficionados del equipo manifestaban su total disconformidad con el reemplazo, ya que temían que con unas nuevas tablas desaparecería la magia que albergaban. Cuando finalmente se tomó la decisión de demoler el Boston Garden, la gente de Boston expresó su deseo de comprar secciones del parqué como recuerdo. La franquicia decidió quitar con sumo cuidado el parqué original, sección por sección. Éstas, se cortaron en paneles más pequeños para venderlos como recuerdos. Se subastaron y muchos seguidores lograron estos pedazos deteriorados cargados de historia, de ceniza del puro de Red tras lograr tantas y grandes victorias, de sudor, de sangre, de lágrimas tras las brutales guerras libradas en ese mítico campo de batalla y los consideraron y consideran tesoros de un extraordinario valor.

Finalmente, y tras 77 años de historia, a lo largo de esta temporada veremos por primera vez, en los partidos que se celebren en el TD Garden del In-Season Tournament, un Jardín en Boston sin el diseño de Anthony DiNatale y sin el Leprechaun en el centro de la pista. Los Celtics jugarán en su estadio sin ese intransferible parqué y se romperá parte de esa conexión emocional tan importante y simbólica que tiene para los devotos al equipo y la ciudad Beantown.

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