Cuando el pasado mes de Diciembre Giannis Antetokounmpo estampaba su firma en el nuevo contrato de renovación con los Milwaukee Bucks, proporcionaba un estado de paz y tranquilidad en todo el Estado de Wisconsin pero también pinchaba el globo de aquellas franquicias que andaban, desde meses antes, elaborando un plan de ahorro en sus cuentas para pujar este verano de 2021 por el Dios Griego. La vedette principal del mercado veraniego se bajaba del escenario mucho antes de que se encendieran las luces de la agencia libre.
Con el resto de primeras espada con contrato en vigor, estamos a escasos días de entrar en una Free Agency descafeinada en la que aprovechando la ausencia de grandes nombres, un buen puñado de buenos jugadores (pero no dentro del firmamento actual), se encontrarán delante de jugosos contratos, seguramente fuera de su radar por méritos y edad en algunos casos.
Dos son los nombres rimbombantes y con un currículum vitae a la altura de cualquier megajugador que se precie en este mercado. Pero hay truco. Kawhi Leonard y Chris Paul, dos de los protagonistas de los recientemente finalizados Playoffs y que acabaron con un sabor más agrio que dulce, tienen en su mano salir al mercado en busca de un nuevo destino y/o contrato. Ambos tienen una multimillonaria Player Option (36 millones para KL y 44 para CP3) a su disposición para mover ficha.
En ambos casos, todo parece indicar que no la ejecutarán y saldrán mercado. Pero también hay truco.
En el caso del base de los Suns (36 años), se da por hecho que la no ejecución de su Player Option se va a traducir en un nuevo contrato con el equipo del Valle por tres temporadas y un montante de alrededor de 90 millones de dólares.
En cuanto a Kawhi, rodeando siempre de interrogantes y enigmas a cada paso que debe dar en su carrera, todo hace indicar que como en el caso del base, optará por salir del contrato y firmar uno nuevo con los Clippers de unos 176 millones a repartir en las próximas 4 temporadas, aunque siendo Kawhi hasta que no firme…
Pero dejando a un lado estos dos futuros Hall of Famers, la agencia libre que arranca este 2 de agosto nos deja un puñado de jugadores ya veteranos pero que siguen rindiendo a buen nivel, otros jugadores que han firmado una buena temporada y esperan sacarle provecho a “su” momento, algún jugador de intendencia que espera ver valorado su trabajo no sólo con elogios públicos si no con varios ceros en su nuevo contrato, otros que buscan un último acuerdo para finalizar su carrera y algunos a los que no les importa si discreto año y aspiran a más de lo que merecen.
DeMar DeRozan, Kyle Lowry y Mike Conley son tres jugadores, que entrados en la treintena y con la vitola de All Stars, vienen de firmar una temporada realmente notable.
Los dos primeros (excelente temporada de DeRozan en San Antonio y simplemente buena de Lowry en Toronto) soñaban con un reencuentro vestidos de púrpura y oro para poder alcanzar juntos la gloria, pero el reciente traspaso que ha dado con Westbrook en los Lakers dinamita definitivamente esta posibilidad.
DeRozan (31 años) tendrá que buscarse las habichuelas y no sería descartable que los Spurs intentaran retenerle como mentor de sus polluelos y punta de lanza, aunque a estas alturas de carrera lo lógico es que busque un equipo con aspiraciones al título aunque ello suponga dejarse algunos millones por el camino.
En cambio Lowry (35), con su anillo de 2019 a buen recaudo, se decidirá por la franquicia que le ponga en la mesa los 90 millones por 3 años a los que aspira. Ha sonado para muchísimos equipos (Pelicans, Mavs, Heat, Knicks, Sixers…) veremos cuál es su próximo destino. Desde luego todo hace indicar que saldrá de los Raptors vía “sign and trade” para dejar algo en el que ha sido el equipo de su vida.
En el caso de Conley (33), tras un mensaje de su mujer en redes sociales hace un par de semanas, en el que parecía despedirse de la ciudad que les ha acogido los dos últimos años, las últimas noticias apuntan a una renovación con los Utah Jazz. El equipo de Salt Lake City quiere mantener la columna vertebral que les llevó a firmar el mejor balance en Regular Season y el base es fundamental para ellos. Eso sí, impensable que pueda acercarse a los 34 millones que cobró esta pasada campaña.
Tras estos tres jugadores situados en la zona noble de la liga, nos encontramos un pelotón de jugadores que tras una buena temporada esperan ver recompensado su esfuerzo con un buen montón de dólares encima de la mesa.
Normal Powell, aterrizado en Portland a mitad de temporada, demostró tanto en Toronto como en Oregon que su capacidad anotadora (18.6ppg) bien merecen más que los casi 11 millones que estaba cobrando. A sus 28 años está en su prime y no quiere dejar pasar la oportunidad.
En los Blazers esperan poder retenerlo, pero ahora mismo no es el problema principal que tienen por Portland y Powell acabará firmando donde más dinero le den. Está a puertas de su primer gran contrato y no va a especular.
Un caso parecido al de Richaun Holmes, quien tan excelente rendimiento ha dejado en Sacramento (14.2ppg y 8.7rpg) y que tras toda una carrera viendo los toros desde la barrera se ha destapado como un center muy peleón no exento de calidad y que rinde a ambos lados de la cancha. En la capital de California también están esperanzados en una renovación, pero no tienen mucho margen de maniobra y Holmes va a buscar un contrato que quizá cuadriplique los 5 kilos que andaba llevándose al bolsillo.
Para los Mavericks la continuidad de Tim Hardaway Jr es prioritaria… siempre y cuando no suponga un desembolso exagerado. El hijo del Rey del Crossover finalizó el contrato que le firmaron los Knicks en su día y que le supuso embolsarse 19 millones de dólares el pasado curso. Si bien su rendimiento es bueno y un balón de oxígeno para Luka en la anotación (casi 17ppg), no deja de ser un tirador de rachas y eso siempre es un riesgo que a saber si Cuban quiere asumir si el jugador se sube a la parra. Quizá las necesidades de los Mavs vayan por otro lado.
Cuando los Heat enviaron a Kelly Olynik a unos Rockets a la deriva y pensando en la siguiente campaña, pocos esperábamos un rendimiento tan extraordinario del jugador canadiense. Quizá la inercia hubiera llevado a cualquier a dejarse ir, pero Kelly (conocedor de su situación contractual), aprovechó el campo abierto y la falta de presión para jugar el mejor baloncesto de su carrera y dejar unos 19ppg y 8.4rpg que a buen seguro se van a traducir en un buen contrato. Seguramente sea lejos de Houston, pero para lo que llegó y lo que buscaba, los 27 partidos jugados con la camiseta de los Rockets valen oro.
Una de las más asombrosas revelaciones de los pasados Playoffs responde al nombre de Reggie Jackson. Ya en la treintena y tras una carrera de idas y venidas, el futuro de este disparado base tendía más a la liga china que a seguir en la NBA. Pero se destapó, y en un estado de gracia inaguantable se fue hasta los 18ppg en la brillante post-season de su equipo, haciéndose con el puesto de base titular y ejecutor en muchísimos momentos complicados que vivieron los angelinos. Seguramente lo que más le convenga a Jackson sea seguir en LA a las órdenes de Tyronn Lue, pero poca maniobrabilidad tienen los Clippers y Jackson (31 años), que viene de cobrar algo más de dos millones no se conformará con migajas en el que será su último contrato NBA.
Otro base que se ha ganado todo lo bueno que le pase este verano con el sudor de su frente es TJ McConnell. Pocos esperábamos un rendimiento tan sensacional de quien fuera principal competidor de Sergio Rodríguez en Philadelphia. En Indiana se ha destapado como un relevo de lujo para el base titular de los Pacers, capaz de revolucionar el juego y cambiar la tendencia de cualquier partido gracias a su impulsividad, intensidad y garra, no exentas estas virtudes de calidad. Es el cliché de jugador ideal para Indiana y seguro que Carlisle desea contar con él, pero viene de ganar 3’5 millones y está ante la oportunidad de su vida a los 29 años. Tendrá novias y acudirá a la llamada de la que más le convenza monetariamente hablando.
También nos encontramos con veteranos con una carrera ya hecha, que han firmado una temporada aseada y que buscan el que seguramente sea su último contrato en la mejor liga del mundo.
Tocó el cielo con su MVP en 2011 y tras empomar desgracia tras desgracia, Derrick Rose se ha vuelto a sentir jugado, nuevamente al amparo de Thibodeau y en su segunda etapa en New York. Como uno de los mejores sextos hombres del año, a sus 32 años D-Rose buscará un contrato algo más jugoso que los 7.7 millones que viene de cobrar. Thibs desea su continuidad y los Knicks han acabado encantados con él, pero algunas filtraciones apuntan a un regreso a Chicago, en lo que sería un precioso lazo a una carrera muy muy meritoria.
Un anillo y el imprescindible papel que ha jugado PJ Tucker en él, bien vale una renovación. Con 36 palos pero un físico a prueba de bombas, todavía tiene cuerda, ganas y poderío para seguir siendo un baluarte defensivo en cualquier contender que se precie y seguramente los Bucks –pese al poco margen que tienen- le pongan un par de años en la mesa, quizá a 8 millones que es lo que venía cobrando.
Desaparecido en combate en Detroit, sorprendente en Brooklyn, a Blake Griffin le vino de perlas el cambio de aires para reencontrarse consigo mismo, demostrar al mundo que todavía podía hacer mates y que quedaba jugador ahí adentro. Con 32 años y la ambición del anillo, lo lógico es que sigua en los Nets a precio de saldo. La pasta ya le llega desde la Motown.
Y por supuesto existen los que tras un año complicado siguen con altas expectativas, quizá queriendo ningunear la cruda realidad.
Las aspiraciones de Dennis Schröeder rondan los 25 millones por temporada tras rechazar 84 x 4 años con los Lakers hace unos meses. Todos nos echamos las manos a la cabeza tras esa negativa, más tras la irregular temporada del alemán y la decepción que supuso la prematura caída amarilla en Playoffs. Veremos quién es el valiente.
Victor Oladipo sufrió su segunda lesión grave de rodilla en 3 años el pasado mes de abril ya como jugador de Miami (su destino deseado). Su temporada ya estaba siendo más bien gris, y esta lesión que le mantendrá en el dique seco al menos hasta noviembre no hace si no complicar el panorama del otrora estrella de los Pacers.
Kelly Oubre Jr comenzó su andadura en los Warriors siendo una caricatura de jugador. Poco a poco se fue entonando pero ni por asomo fue el jugador que esperaban por San Francisco y el que en algún momento apuntaba en Wizards y Suns. Peleón pero errático cara al aro hasta decir basta, los Warriors ni se plantean renovarlo y él espera sacar 20 millones al año. Complicado, la verdad.
En Denver se le tiene mucho aprecio por su polivalencia y dedicación, así que la no ejecución de su Player Option (14.7 millones) hace pensar que Will Barton llegará a un acuerdo con los de Colorado para extender su compromiso algunos años más a un precio de unos 15 anuales, aunque a nadie le extrañaría que sus delirios de grandeza le empujaran a pedir más dinero.
Todo el año en blanco para un Spencer Dinwiddie que también declinó su Player Option con los Nets (12.3 millones) y que busca nuevo destino tras su etapa de 5 temporadas en Brooklyn donde ha destacado tras un inicio dudoso en Detroit. Aún está en edad de merecer (28) pero los 20 millones a los que aspira parecen muchos tras un año en blanco.
El caso Andre Drummond es tremendo. Años y años en Detroit rellenando estadística, siendo incluso All Star… pero los meticulosos aficionados de los Pistons hartos de él y de su indolencia defensiva por mucho rebote que cogiera y sintiéndose ignorados por la MassMedia… hasta que el tiempo les ha dado la razón. Su final de temporada en Lakers destapó definitivamente sus vergüenzas y ahora, a sus 27 años sale al mercado con el cartel por los suelos.
No obstante recibirá ofertas y quizá alguna jugosa, pero dudo que algún equipo contender apueste por él aunque en Los Angeles no han descartado su continuidad (sic).
Y hasta aquí los agentes libres más importantes en este próximo mercado. Como se puede comprobar, salvo Kawhi y CP3 (y no parece que vayan a cambiar de aires), ninguno con suficiente capacidad para cambiarle la cara a un equipo y ser diferenciales para que un equipo aspire a algo gordo con su sola presencia.
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