La sombra de Sergio Scariolo

Ha sido un verano movido para el seleccionador español, Sergio Scariolo. El entrenador italiano se encontró con una copa del mundo muy difícil, con un nivel medio altísimo que condujo a la eliminación de España en la segunda fase tras sendas derrotas ante Letonia y Canadá, no sin pelear, con un nivel ofensivo lejos del deseado.

Por si fuera poco, su club, la Virtus de Bolonia, decidió prescindir de sus servicios con la temporada a punto de comenzar. Se dice que el motivo puede ser unas declaraciones de Scariolo que no gustaron a la directiva, sumado al descontento del coach por la confección de plantilla propuesta que terminó con la pérdida de uno de sus baluartes rumbo a Valencia, Semi Ojeleye. Precisamente el verdugo de Scariolo, y de algún otro, en el Mundial será su sustituto. El seleccionador letón, Luca Banchi es el encargado de realzar al histórico club italiano ¿Qué podemos esperar del cambio?

A simple vista, la plantilla no varía en exceso respecto al año pasado. Tiene muchos problemas para abrir el campo y ser efectivos desde el triple y dos mega contratos en Toko Shengelia e Iffe Lundberg que refuerzan este hándicap en el que vamos a profundizar en breve. Pese a ser campeona de la supercopa de Italia, la primera jornada de Euroliga, el primer test real, se saldó con suspenso con esa derrota en casa ante Zalgiris después de desperdiciar hasta quince tantos de renta. Lo podríamos llamar ‘Cordinier-dependencia’ y ya sería una mayor certeza que lo que pudimos ver el curso anterior donde ningún jugador parecía encajar en lo que Sergio Scariolo quería (recordar que Cordinier fue el segundo de los tres intocables que pedía el seleccionador español para aceptar la rebaja presupuestaria). Para evitar ese estilo de juego debemos analizar qué le faltó a la Virtus 22/23 y, por consiguiente, qué debe retocar Luca Banchi para hacer de este un equipo rocoso atrás y efectivo en ataque que sueñe con el TOP 8.

Nos remitimos sólo a datos y sensaciones de Euroliga porque es donde de verdad podemos medir el nivel en comparación con el resto de potencias del continente. El balance del conjunto de la región de Emilia fue de catorce victorias y veinte derrotas, que le sirvió para finalizar en decimocuarto puesto, justo por detrás de Valencia Basket. Apenas cuatro equipos, ASVEL, Milano, Estrella Roja y Zalgiris, anotaron menos puntos totales y peor fue aún el apartado de puntos recibidos, pues sólo Baskonia, Valencia Basket y ALBA Berlín encajaron más. En definitiva, sólo el equipo de Lyon con aplastante -260 englobó un diferencial peor que el -157 de los de Scariolo. Con una racha final de siete derrotas en diez partidos y un total en casa de 9-8 para desvanecerse en la carretera donde ostentó un 5-12, fue un equipo incapaz de extraer casi nada positivo. Unos registros para el olvido, más que insuficientes para pelear por los cuartos de final.

Si profundizamos en los jugadores, los máximos anotadores en cuanto a promedio, Ojeleye, Teodosic y Belinelli, jugaron 24, 26 y 21 partidos respectivamente, con los dos últimos sin poder aportar en muchos partidos por el castigo físico que supone la Euroliga. Fueron los únicos tres que alcanzaron la decena de puntos por encuentro. Para hacer hincapié en el problema desde el la línea de tres, Shengelia apenas lanza uno por partido aunque con buen porcentaje, Jaiteh y Bako no tienen capacidad para tirar y jugadores asiduos en los quintetos como Lundberg, Mickey o Cordinier no llegan al 30% de acierto y Pajola se queda en un 32%. Son cifras difíciles de recomponer este curso con una plantilla tan parecida. Quintetos con dos jugadores muy grandes y exteriores con poca autosuficiencia o “fáciles” de frenar con un buen scouting. No queda otra que repasar los movimientos de mercado de la Virtus para ver dónde pueden focalizar su juego para ofrecer un mejor rendimiento.

Con la incógnita de Lundberg y los problemas de salud de Polonara, en Bolonia cuentan con cuatro caras nuevas; Jaleen Smith y Dobric para los puestos exteriores y Cacok y Dunston para el pívot. Dos fichajes de altos vuelos por fuera, Smith es capaz de ser ese verso libre que tanto necesita este equipo y oxigenar a un Cordinier que parece estar destinado a actuar como generador. Dobric es un ala perfecto para el baloncesto europeo al que seguro le han llovido ofertas. Perfil distinto a Ojeleye, pero gran tirador tras recibir un pase, defensor de élite tanto al balón como en ayudas y, más importante, un jugador con poco ego que puede hacer de pegamento en este equipo. Pero nada cambia con los jugadores interiores, la pintura se mantiene colapsada porque ninguno de los efectivos es suficientemente peligroso de cara al aro.

La solución más cercana pasa por hacer de su pabellón un fortín, no un lugar donde ganas un partido sí y otro no. Esconder a Belinelli en defensa y utilizar al histórico tirador italiano como jugador de ‘pizarrazos’ en ciertos momentos. Aprovechar el físico de Hackett y sus hombres grandes para proteger el aro y ser un muro en defensa, capaz de cambiar de pares y atenazar muchos rebotes. Luca Banchi tiene ante sí un proyecto muy difícil. Una plantilla heredada (tampoco parece planificada por Scariolo) con costuras muy evidentes para la mejor competición de Europa. Vamos a ver un crecimiento exponencial de jugadores a los que ya les toca como Cordinier o Pajola. Podemos esperar que el ex entrenador del Strasbourg, reciente verdugo de Obradoiro en la BCL, sacará el máximo provecho de los puntos fuertes de este equipo. Son diferentes, mucho, a los de Letonia, pero sabemos que es un coach con una gran virtud para ello, y este roster tiene mucho músculo. La intriga yace en si esos puntos fuertes serán suficientes para contrarrestar los débiles. Veremos si el dueño y presidente Massimo Zanetti no maldice discernir de las opiniones de un Scariolo que ganó la Eurocup con la Virtus Bologna y cuyo criterio le ha servido para llenarse el cuello de medallas olímpicas y trofeos de campeón mundial y de Europa con la selección española. La tozudez y la improvisación no suelen ser buenas amigas de este tipo de proyectos aún por despegar y clarificar. El capitán obliga a cambiar de timonel y, sin tener ninguno de los dos la culpa, ese giro de volante puede terminar en colisión.