Baskonia es uno de esos equipos en los que temporada tras temporada consigue aunar a su afición con un juego de nivel, además de divertido. Para que un equipo sea alegre debe tener piezas fuera de lo común o que el baloncesto que practiquen roce la excelencia.
El verano para el equipo vitoriano fue más complejo de lo esperado a pesar de encauzar movimientos durante la temporada, como fue la ansiada renovación de Markus Howard, la principal referencia anotadora del club gasteiztarra.
Algo muy común en el Baskonia es pescar en aguas más desconocidas o secundarias, apuntando a jugadores que están en constante crecimiento o que necesitan una oportunidad para comprobar y demostrar si están capacitados o no para jugar en lo más alto.
Chima Moneke, Nikos Rogkavopoulos, Nico Mannion, Khalifa Diop y Codi Miller-McIntyre fueron los cinco fichajes que realizó Josean Querejeta durante el periodo estival, pero en la presente pieza nos centraremos en el último jugador mencionado, en el base estadounidense Codi Miller-McIntyre, uno de los jugadores del momento en el panorama europeo.
Una carrera propia de un trotamundos
A sus 29 años, Codi Miller-McIntyre cuenta con una trayectoria un tanto peculiar, la cual repasaremos a continuación.
Desde que comenzó la universidad en la temporada 2012-13, de la mano de los Wake Forest Demon Deacons, hasta la actualidad, han transcurrido 12 temporadas. A lo largo de este periodo, Miller-McIntyre tan sólo ha permanecido en un equipo más de una temporada, y eso fue en su periplo por la NCAA, dónde cumplió el ciclo al completo con la organización de Carolina del Norte.
Una vez finalizado el periodo universitario, Codi Miller-McIntyre comenzó su particular vuelta al mundo, pasando por Bélgica (Leuven Bears), Rusia (Parma y Zenit), Estados Unidos (Texas Legend), Eslovenia (Cedevita Ljublajana), Serbia (Partizán), Francia (JL Bourg), Turquía (Gaziantep), Principado de Andorra (Morabanc Andorra) y España, dónde está encandilando a un público que ya lo conocía tras su paso por el conjunto andorrano.
Aunque no fue un camino sencillo, Codi Miller-McIntyre ha ido quemando etapas en gran parte de las mejores competiciones domésticas en Europa, lo que habla muy bien de su trabajo y también del buen ojo de los ojeadores y los equipos.
El base que todo equipo necesita
El baloncesto ha ido cambiando con el paso de los años, sobre todo gracias al enorme trabajo físico de los jugadores y la versatilidad que pueden ofrecer estos a sus técnicos a la hora de planificar distintos sistemas.
Centrándonos en la figura de Codi Miller-McIntyre, debemos decir que estamos ante un tipo de base que no abunda en el baloncesto europeo de élite, sino que más bien es un perfil tipo NBA. A pesar de medir 191 centímetros, el jugador del Baskonia tiene un físico envidiable, lo que le permite emparejarse con rivales más altos y no sufrir demasiado a la hora de los mismatch.
Otro de los puntos fuertes del base es la capacidad de juego en ataque y en defensa, siendo así uno de los pegamentos estrella para Dusko Ivanovic gracias a la facilidad con la que encuentra a sus compañeros y también con la alta capacidad defensiva exterior que auna y que le hace ser uno de los mejores defensores de la ACB y la Euroleague.
Por si todo esto fuera poco, Miller-McIntyre se está convirtiendo en un habitual de los highlights semanales tanto en la competición doméstica como en la competición internacional. Un ejemplo de lo que es capaz, lo que hizo ante Fenerbahçe en el Buesa Arena.
Su temporada en números
Quizás esto no debería ser así, pero es una realidad que a menudo se juzgan las temporadas de los deportistas por los resultados logrados, más allá de por las sensaciones o por lo que aporta al grupo a nivel colectivo.
Empezando por la Liga Endesa, el base estadounidense, con pasaporte búlgaro, promedia 10.9 puntos, 3.2 rebotes, 4.2 asistencias y 1.3 robos por partido, con una media de 11.2 de valoración por encuentro.
En cuanto a la Euroleague, el nuevo base del Baskonia debutaba esta temporada en la máxima competición internacional y no parece que le haya costado mucho adaptarse al ritmo de juego y a la competición. En 20 encuentros con la camiseta del equipo vasco promedia 8 puntos, 4.2 rebotes, 6.2 asistencias y 0.9 robos, para un PIR de 12.1 por partido.
Siguiendo con la Euroleague, Codi Miller-McIntyre se quedó a las puertas en dos ocasiones de conseguir algo histórico, un triple doble. Ante el Anadolu Efes se quedó a un rebote (14 puntos, 9 rebotes y 10 asistencias), mientras que ante la Virtus Bologna no lo logró por dos rebotes (10 puntos, 8 rebotes y 13 asistencias).
Cabe recordar que en la historia de la Euroleague tan sólo ha habido dos jugadores que lograron un triple doble; Nikola Vujcic con 27 puntos, 10 rebotes y 10 asistencias ante el Petrol Olimpija, y Nick Calathes con 11 puntos, 11 rebotes y 18 asistencias ante el Buducnost en la temporada 2018-19.
Lobo y paciencia como filosofía de vida
Si algo caracteriza a Codi Miller-McIntyre dentro del mundo baloncestístico es su filosofía y su ética de trabajo. Desde su llegada a Europa, momento en el que tuvo que dejar atrás a toda su gente, Codi tuvo que afrontar un nuevo ritmo de vida, y para ello se sintió identificado con el lobo.
¿Por qué? La respuesta es muy sencilla. El lobo es su animal favorito desde la infancia y desde el primer momento en el que tuvo que salir de los Estados Unidos se sintió como un lobo solitario, que tenía que buscarse la vida y adaptarse a los distintos ecosistemas. Lo que queda claro con esta visión del propio jugador es la importancia que le da a la constancia y al trabajo. Relacionado con esto también aparece el término de “paciencia”. En su presentación como jugador del Baskonia también habló de la palabra mencionada anteriormente, la cual le acompaña en redes sociales y asocia a su periodo en la escuela militar, la cual superó a base de mucho trabajo mental y esfuerzos necesarios para salir adelante.
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