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Retrospectivas ACB

Balones a Will (Thomas)

Convertido en un clásico de la liga ACB, Will Thomas lidera desde la calma y la sabiduría la revolución silenciosa del Unicaja de Málaga

Will Thomas con Unicaja
Sara Gordon / acbphoto

Verano de 2022. Atrás quedan las veintiuna derrotas cosechadas en la Liga Endesa, la no clasificación a la Copa del Rey y la eliminación en cuartos de final de la Basketball Champions League. Sumado a esas decepciones, se podría añadir la de un nuevo entrenador incapaz de reconducir la situación y una afición, en consecuencia, empezando a perder el interés en uno de los clubes históricos de este país, el Unicaja de Málaga.

Para atesorar una plantilla equilibrada y polivalente en la mejor liga nacional de Europa se requieren todo tipo de perfiles de jugadores. Los equipos ‘top’ europeos manejan rosters en los que todos aportan a los dos lados de la cancha a la vez que alternan posiciones para emparejar quintetos. Podemos decir de sobra que el club malagueño, aún rindiendo por debajo de las expectativas durante la temporada anterior, seguía estando dentro de esa lista de entidades importantes. Y eso para un club es crucial, ya que, inconscientemente, se facilita el proceso de fichar a jugadores talentosos y con alto rigor.

Entre las muchas incorporaciones que Unicaja materializó durante ese período estival, llama especialmente la atención una: William Benson Thomas.

Kill Will, así es como fue apodado en su etapa universitaria, es uno de esos jugadores en peligro de extinción, una especie cada vez más escasa. A lo largo de su carrera en el viejo continente, sus estadísticas individuales pasaron desapercibidas, quedando en un segundo plano. Sin embargo, ser un sobresaliente ala-pívot va más allá de anotar y realizar tapones; implica dedicarse por completo a luchar por la victoria para tu equipo. En ese sentido, Will no escatima en esfuerzos, ya sea derramando sangre, sudor o lágrimas, siempre está allí para contribuir a la causa.

En el baloncesto moderno, los espectadores tienden a valorar las canastas inverosímiles, los mates espectaculares y las asistencias brillantes por encima del rendimiento colectivo del equipo. Desde su primera temporada en Málaga en 2014 hasta su última en Valencia, Will Thomas nunca promedió más de 10 puntos por partido. Aunque este dato podría parecer insignificante, es importante destacar que en el transcurso de ese período, Will jugó más de 20 minutos por partido, lo que subraya la confianza que los distintos entrenadores tenían en él, a pesar de no ser un anotador compulsivo. Así mismo, la contribución de Thomas va más allá de las canastas anotadas; su lucha e inteligencia han demostrado ser fundamentales para lograr éxitos en los equipos en los que ha estado, ganando varios títulos a lo largo de los años.

El de Maryland se graduó en la Universidad Virginiana de George Mason, donde cumplió el ciclo de cuatro años jugando en la División 1. En su extraordinario palmarés universitario destaca el haber conseguido adentrarse en el CAA All-Defensive Team durante tres años consecutivos y el ser CAA Player of the Year en su último año.

Después de dejar Virginia, consciente de que no sería seleccionado en el draft, se vio en la necesidad de buscar oportunidades en otros países que le permitieran continuar su carrera. Con un futuro incierto en Estados Unidos, cruzó el charco en 2008 de la mano del Liège Basket belga, donde permaneció durante dos temporadas. Seguramente Michael Huger, quien fue el entrenador asistente durante su ‘senior year’ y había acumulado trece temporadas jugando en Europa, persuadió a Will al comentarle que aprovechar la oportunidad de jugar en Bélgica, dadas sus habilidades físicas, sería único para su desarrollo. Afortunadamente, Will Thomas siguió su consejo y en Liège, no solo adquirió conocimientos fundamentales de un estilo de baloncesto completamente nuevo, sino que también experimentó lo que significaba vivir fuera de su país. Aunque la liga belga no es reconocida por ser una de las más competitivas, marcó el inicio de la transformación y construcción de un estilo de juego que él estaba adquiriendo hacia una evolución significativa de su baloncesto.

Ya en la temporada 2012-2013, después de haber militado en Bélgica y Georgia, el americano recayó en la prestigiosa liga turca. No eran Fenerbahçe o Efes quienes le habían traído desde Oriente Medio, sino el Pinar Karsiyaka, actual club favorito a disputar la final four de la BCL. En esa campaña, el ala-pívot se consolidó como un cuatro versátil y multidisciplinar, pudiendo correr la cancha y usar sus brazos largos para defender. Adicionalmente, firmó números asombrosos (12.5 puntos y 5.2 rebotes) además de ser el segundo máximo reboteador del equipo. Por su parte, se estaba viendo a un jugador rompedor con ganas de hacer las cosas bien para triunfar. Todo su buen hacer se trasladó en resultados y el cuadro entrenado por Ufuk Sarıca y abanderado por Will Thomas y Bobby Dixon consiguió meterse en la final de la Fiba EuroChallenge, brindándoles la posibilidad de estrenarse en la EuroCup.

Sus actuaciones en Karsiyaka le abrieron las puertas al mercado italiano, de gran pedigrí y tradición en el baloncesto europeo. En Italia se iba a enfrentar a jugadores extremadamente talentosos que le iban a poner las cosas muy difíciles. No obstante, Will es de esos a quienes los retos no les atemorizan y siguió jugando a su manera mientras que los rivales las pasaban canutas intentando defenderle. Su paso por Italia fue todo un éxito. El hecho de haber fichado por un equipo menor le permitió resaltar sobre sus compañeros, y fue durante ese verano cuando se le ofreció, por primera vez, la oportunidad de jugar en nuestro país.

La trayectoria de William Benson Thomas en España ya es conocida por todos. Él es un clásico de nuestra liga que le ha devuelto la vida, junto a los demás miembros del equipo, a los cajistas. Este verano cumplió los treinta y siete años y acaba de alcanzar su partido número 200 con la camiseta verde, un auténtico lujo para un jugador extracomunitario.

A la vuelta de la esquina queda la Copa, donde Will Thomas y su tropa ya son historia por lo cosechado en Badalona. A pesar de todos los títulos que ha ganado, sigue siendo el mismo, un tipo que trabaja incansablemente manteniendo su filosofía. En definitiva, más allá de los logros, es la esencia de un verdadero campeón.

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