Guam: baloncesto en el corazón del Pacífico

Si algo me impactó de las llamadas “ventanas” FIBA del pasado mes de febrero fueron algunos de los partidos que tuvieron lugar en el clasificatorio para la Asia Cup de 2025. Pese a su nombre, esta competición aglutina tanto a las selecciones de Asia como de Oceanía, después de que en 2015 la FIBA decidiese unificar ambas competiciones continentales masculinas. De entre todos los participantes en esta última fase previa (algunos países disputan hasta tres rondas preliminares) me llamó la atención la presencia de Guam. Esta isla situada en el Pacífico, de apenas 170 000 habitantes, desconocida para gran parte de la población, había conseguido llegar al último paso previo del campeonato de selecciones más importante de Asia y Oceanía. La pregunta que me vino a la cabeza fue simple: quién juega al baloncesto en Guam y cómo su selección había llegado hasta ahí.

Lo cierto es que el vínculo de Guam con el baloncesto es lejano. Pero, en primer lugar, cabe mencionar que la realidad histórica y política de la isla ha condicionado de forma importante la realidad de su selección nacional de baloncesto. La mayor isla del archipiélago de las islas Marianas fue controlada por España desde el siglo XVI hasta 1898, cuando fue cedida a Estados Unidos como resultado de la guerra hispano-estadounidense. Desde entonces, es considerado por parte de la ONU un territorio sin descolonizar o área dependiente. Esto se debe a que EEUU lo considera uno de los catorce territorios no incorporados, es decir, no forma parte del territorio estadounidense como tal pero sí que está controlado por el gobierno de Washington, algo similar a lo que ocurre en Puerto Rico o Samoa Americana. Como particularidad, en la actualidad, es uno de los puntos clave a nivel estratégico para los intereses estadounidenses, es por ello que en la isla posee varias bases militares o de la marina.

Esta situación colonial ha determinado que la cultura estadounidense haya influido mucho en la realidad de Guam. Deportes como el béisbol o el rugby son muy practicados, al igual que el baloncesto, probablemente el más exitoso a nivel de selecciones. Fue en 1961 cuando se creó la Guam Basketball Confederation, la cual se incorporó a la FIBA en 1974. Antes de este hecho, la selección de baloncesto masculino ya había conseguido un bronce en los Juegos del Pacífico, competición en la que ha logrado tres medallas de oro, cinco de plata y dos de bronce hasta la fecha. También ha conseguido cierto éxito en los Mini Juegos del Pacífico (dos platas), pero su mayor logro llegó en 1999, cuando consiguió la medalla de plata en el Campeonato FIBA Oceanía. Se podría decir por tanto que eso de jugar al baloncesto no es algo reciente para la isla del Pacífico.

La realidad es que podría decirse que Guam se ha convertido en la tercera gran selección de FIBA Oceanía después de Australia y Nueva Zelanda. De igual modo, después de la unificación del campeonato continental con el asiático, Guam siempre ha logrado avanzar en las fases clasificatorias previas, enfrentándose a gigantes como Japón, China o Irán. Todo esto debe de considerarse un logro si se tiene en cuenta que la isla, de independencia limitada, posee la misma población que la provincia de Zamora. 

Las claves del buen rendimiento de una de las federaciones más pequeñas del mundo son varias. En primer lugar, la mayor parte de sus jugadores han decidido por propia convicción representar a la isla, pudiendo optar por jugar con Estados Unidos. La mayoría del rooster lo componen hijos de militares estadounidenses que en su día estuvieron destinados en alguna de las bases que se reparten por el territorio insular. Es el caso del escolta Earnest Lee Ross Jr, quien ha pasado por la G-League, la liga australiana o la japonesa. Pese a crecer entre Texas y Chicago, Ross decidió jugar para Guam y en la actualidad es uno de los referentes en el equipo, promediando más de 16 puntos por partido. Ocurre igual con otros jugadores como Tai Wesley (asiduo de la NBL australiana) o Curtis Washington (con experiencia en Reino Unido o Filipinas), quienes pasaron su adolescencia en la isla debido al trabajo de sus progenitores. Otros casos curiosos son los de Jericho Cruz (nacido en Filipinas) y Takumi Fukuda (originario de Japón), que decidieron jugar para Guam por sus vínculos familiares o profesionales con la isla.

Por otro lado, cabe mencionar que la mayor parte de sus jugadores proceden de universidades estadounidenses. Es decir, su base formativa y sus capacidades técnicas están verdaderamente trabajadas y amoldadas al baloncesto universitario estadounidense. Por ejemplo, Curtis Washington se formó en la USC, de la División I de la NCAA, la máxima categoría del baloncesto universitario. Ocurre igual con el caso de Jonathan Galloway, quien se formó en los UC Irvine Anteaters de la University of California Irvine y que ha pasado por la liga danesa, checa, turca o chipriota. Además, en la actualidad, Matt Fegurgur y Tomas Calvo (incluidos en la última convocatoria) se encuentran en universidades estadounidenses de la NCAA II y NCAA III.  

A todo esto hay que sumar que el modelo propuesto por la Guam Basketball Confederation busca un proyecto de continuidad y crecimiento a largo plazo. Pese a la obvia falta de recursos y a la reducida cantidad de jugadores disponibles, la gestión del baloncesto masculino, femenino, 3×3 y categorías de formación es cada año más provechosa. EJ Calvo, que ejerce tanto de entrenador principal masculino (desde 2012) como de presidente de la Confederación desde 2018, ha sentado la base de un modelo que busca crecer y alcanzar a corto plazo la clasificación para la Asia Cup o, incluso, un campeonato mundial.

Actualmente, la selección masculina de Guam ocupa el puesto 76 del ranking FIBA, habiendo experimentado una considerable mejora en la última década. Después de los recientes partidos clasificatorios para la Asia Cup de 2025 el combinado nacional guameño ha conseguido llegar a la última fase previa antes de la competición que enfrenta a equipos de Asia y Oceanía, teniendo que enfrentarse a las potentes selecciones de Japón y China. Todo ello pese a que muchos de sus jugadores siguen sin competir en ligas profesionales o a la inestabilidad de muchos de ellos para poder conseguir contratos en equipos de relativo nivel, combinando sus trabajos con la práctica del baloncesto. Es por ello que uno de los retos de EJ Calvo y su equipo es mejorar el desarrollo de jóvenes que en un futuro puedan formar parte del combinado nacional, todo ello con el objetivo de evitar la carencia de jugadores en ciertas posiciones y de mejorar el nivel colectivo. Por eso, además de potenciar las categorías de formación, entre otros proyectos, la Confederación está intentando desarrollar una liga nacional desde 2015, la cual reforzaría la importancia del baloncesto a nivel social.

En definitiva, la selección masculina de baloncesto de Guam es un ejemplo de cómo en un territorio de menos de 200 000 habitantes se puede conformar un combinado nacional que pueda aspirar a competiciones continentales. Pese a jugar en recintos ubicados dentro de campus universitarios, a tener una importante carencia de jugadores o a ser una pequeña Confederación dentro de la FIBA, probablemente acabemos viendo a Guam en alguna de las grandes competiciones de baloncesto de selecciones. Sin lugar a dudas, podría decirse que en mitad del Pacífico existe una utopía baloncestística que sueña con hacerse realidad.