Había una eliminatoria en los cuartos de final de la Liga Endesa que centraba más miradas que el resto. Un Valencia Basket contra UCAM Murcia que ya había tenido tensión en sus dos choques de liga regular. Victoria tras prórroga de los ‘taronja’ en feudo murciano en la jornada 13 y otra por la mínima en la cita número 26.
Dos equipos que habían luchado por la cuarta plaza durante todo el curso, con partidos intensos, cambio de entrenador en la capital del Turia, vaivenes e incluso cierto resquemor por Twitter. En este cruce de playoffs ambos coronaron en cancha ajena y todo se decidiría en La Fonteta de Sant Lluís el sábado 25 de mayo.
Podía ser la confirmación de UCAM Murcia como un proyecto que plante cara a los cocos del baloncesto nacional en los próximos años y clasificarse así a las primeras semifinales de su historia. Podía ser todo un doctorado para Xavi Albert, joven entrenador valenciano que se hizo cargo del equipo en un mar de dudas apenas diez partidos antes. Podía ser otro día de venganza para el extaronja Jonah Radebaugh. Todas las miradas puestas en los ajustes de dos grandes entrenadores españoles, que habían apostado por defensas en zona y presiones muy atractivas en los dos choques anteriores.
Jugadores de referencia en Valencia Basket como Ojeleye, Chris Jones o Damien Inglis llegaban a la batalla final con problemas físicos, así como UCAM Murcia no disponía de sus dos pívots, Simon Birgander y Marko Todorovic, dos de los grandes argumentos por los que el cuadro pimentonero había firmado esta grandísima temporada. Debía ser entonces un partido en el que ambos entrenadores optimizaran sus recursos si querían acceder a la siguiente ronda.
La organización de Valencia Basket había preparado el pabellón para la ocasión. Un pañuelo de color naranja en cada asiento para decorar una Fonteta que se vestía de gala como deseaba Xavi Albert en la rueda de prensa previa al partido. Una entrada acorde a la importancia del evento. Salto inicial. Ya no hay marcha atrás. Un equipo pondrá el broche a la campaña 23/24.
El conjunto local apuesta por un quinteto de gran altura al comienzo, con Brandon Davies atento para saltar al ‘trap’ siempre que encuentre la oportunidad. Poco tarda también el UCAM Murcia en presionar a toda cancha y Sito Alonso se encarga de tensionar el partido, capaz de pedir un challenge pasados apenas dos minutos.
Davies acogió con gusto el papel de faro taronja. Podía ser su último partido en el club y ‘Rambo’ trató de disipar esa teoría de la mente de su afición. El equipo universitario apostó por el triple en los primeros compases. Dustin Sleva fue el estandarte de los visitantes y reforzaba la opinión de muchos fans valencianos de terminar la eliminatoria con el cuatro estadounidense firmado como flamante fichaje de Valencia Basket (aunque esto no dejará de ser, por lo pronto, una utopía). El carácter de Justin Anderson, también desde los 6,75 m, otorgó la primera ventaja a su equipo al final del primer cuarto, 27-26.
El segundo cuarto dejó algunos detalles llamativos. Valencia Basket apostó por sus primeras defensas puntuales en zona. UCAM Murcia saltaba al dos contra uno cuando Inglis, que ejercía de pívot, recibía en el poste después del trabajo táctico de su banquillo para lograr estas situaciones. Todo el juego fluía perfecto bajo el criterio de ambos equipos, pues el primer tiempo muerto llegó con más de quince minutos disputados. Atípico para ser un partido de esta importancia.
Pero también se empiezan a vislumbrar las primeras malas noticias. Chris Jones entra y sale de la pista con una cojera muy visible y ambos entrenadores reciben aviso de técnica, incluso se sanciona una a Sito Alonso. La Fonteta estalla en júbilo después de reclamarla desde hacía ya muchos minutos y el sonido ambiente empieza a crecer. Situación similar a la del primer cuarto, 44-43 al descanso.
Valencia Basket aprovechó ese ambiente de caldera que empezaba a generarse en su pabellón para poner una marcha extra comandada por Brandon Davies. El pívot con pasaporte ugandés anotó dos triples y, después de robar un balón en cabecera, firmó un mate posando en el aire que desembocó en un canto al unísono de su afición: “¡Rambo quédate!”. El equipo local consiguió así su máxima ventaja del partido, nueve puntos.
Ahí apareció un especialista en los momentos calientes. Rodions Kurucs, que ya había tenido su encontronazo con la grada el primer partido, provocó una antideportiva de Josep Puerto y, ante los abucheos, pide a la grada que aumente los decibelios. La Fonteta estaba nerviosa a raíz de la personalidad del letón, que no dudó a la hora de enchufar dos triples que desvanecieron la renta taronja.
No fue el único cántico que entonó el pabellón valenciano, un “Sito es un llorón” largo y tendido ante las protestas del entrenador madrileño provocaba la reacción irónica del banquillo visitante. El cuarto termina con la tensión que la eliminatoria pedía desde el minuto uno. Dos puntos de ventaja, 63-61, para Valencia Basket tras un palmeo final de Yannis Morin, reciente fichaje que llegaba explícitamente para estos playoffs.
Jared Harper abría el último cuarto. El escolta también podía estar ante sus últimos minutos como jugador taronja, pero quedó retratado pronto. Harper debía defender a Jonah Radebaugh, exjugador del cuadro local que salió este verano después de una temporada decepcionante. El hambre de puntos corría por las venas del escolta estadounidense y pronto se llevó el encuentro a su terreno ante la desesperación del pabellón y del equipo rival.
Valencia Basket ya había vivido unos cuantos partidos en los que el equipo colapsa ante el buen hacer rival. La Fonteta trató de mantener en pie a su equipo con cierta animación o la pitada a Rodions Kurucs. Pero pronto cambió la cara y sólo se oía al pabellón para exigir a un Jaime Pradilla superado que lanzara a canasta cuando UCAM Murcia le otorgaba espacio.
Han cambiado las tornas, ahora es el sector de aficionados del UCAM Murcia el que resalta por encima del resto del pabellón. Los locales veían cómo se disipaban sus opciones de alcanzar las semifinales por tercer año consecutivo. Más de cinco minutos sin anotar en el último cuarto, incapaces de remontar aún con varios jugadores universitarios achacando la presión también (véase el tiro al canto del tablero de Kurucs). Pero había dos jugadores que demandaron el partido para ellos.
El ataque de Radebaugh, que su entrenador trabajó para buscarle tiros liberados, anotó quince puntos sólo en el último cuarto por catorce totales de Valencia Basket. La ley del ex se cumplía una vez más, Radebaugh saciaba su sed de venganza. Pero todo venía bien impulsado por la defensa de Morin, que nubló a los jugadores locales con sus largos brazos. Llegó a Murcia dos semanas antes y apenas ha necesitado adaptación. Su contundencia fue clave para una victoria histórica del UCAM Murcia, 77-84.
Muchas historias que acabar de contar. La de Valencia Basket y su Fonteta, que también está muy cerca de haber alojado sus últimos partidos como pabellón del club, que pronto se mudará al Roig Arena. El pabellón se vació antes del final, los aficionados descendieron por las escaleras de cada sector del graderío cabizbajos por haber vuelto a sufrir un desenlace desgraciadamente común durante este curso baloncestístico.
Y también la de Xavi Albert, que cambió la cara al equipo con su llegada, pero no lo suficiente para lograr el pase y evitar estas situaciones ya mencionadas. El entrenador valenciano parece que será el segundo de Pedro Martínez el año que viene. Y es que Valencia Basket comenzó a escribir un nuevo capítulo de su historia anoche. Medios como Encestando o el periodista Chema De Lucas confirmaron los primeros movimientos de la próxima temporada. El entrenador catalán volverá al equipo al que convirtió en campeón de liga en 2017 y de su mano un grandísimo talento joven como Jean Montero aterrizará desde Andorra con un contrato de tres años. Punto y final a otro año que sabe a poco en la capital del Turia.
Por su parte, UCAM Murcia había hecho historia. Dos victorias como visitante para alcanzar sus primeras semifinales de Liga Endesa. La recompensa a un año magnífico para el proyecto. Le preguntaron a Sito Alonso en rueda de prensa qué se siente al ser el entrenador artífice de este logro. Él respondió que lo más importante es lo que el equipo ha conseguido transmitir. Un muy buen desplazamiento a Valencia de una afición que crece y seguro tuvo una gran fiesta la noche del sábado. Alonso se siente muy orgulloso de ver cada vez más gente y más joven en el pabellón, “asegurar siete mil personas cada fin de semana”. El madrileño en el banquillo y Alejandro Gómez en la dirección deportiva. UCAM Murcia quiere haber llegado para quedarse. Espera el martes un Unicaja de Málaga que fue su verdugo en Basketball Champions League y que ha sido el mejor equipo durante la liga regular. Los pimentoneros seguirán soñando y buscando historias que narrar.
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