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Análisis

Wolves, un balance (pese a todo) muy positivo

Pese a la serie ante los Mavs, toca hacer balance de una temporada excelente para el equipo de Chris Finch

Wolves 2024

Pese al considerable resbalón de las Finales de Conferencia, y apartando memes y análisis oportunistas de la ecuación, es un momento oportuno para indagar un poco más en la construcción que ha seguido la franquicia y el staff técnico para crear una auténtica máquina defensiva que funciona como un reloj suizo.

Y es que, el equipo dirigido por Chris Finch acabó la temporada 23–24 siendo el equipo con mejor Defensive Rating de toda la liga con 109.0, más de dos puntos por encima del segundo que fue Orlando Magic y prácticamente igual a estos últimos encontramos a Boston Celtics con 111.6, un equipo que terminó con un récord de 64–18 esta campaña, no olvidemos esto. Y todo ello con un Offensive Rating de 115.6, posicionado como el décimo sexto mejor equipo en esta estadística. Si tomamos ambas variables, esto nos dejaría un diferencial de puntos por 100 posesiones de +6.6 para Minnesota, ocupando el tercer lugar de entre todos los equipos de la liga, justo por detrás de unos Celtics que estuvieron intratables esta campaña y unos Oklahoma City Thunder que han sido sin duda alguna la revelación del año y su entrenador Daigneault el Coach of the Year.

Si observamos los cuatro factores más importantes de la estadística avanzada respecto a la defensa global de los equipos, estos Timberwolves ocupan un puesto realmente destacable en la clasificación de la liga. En porcentaje de eficiencia de tiros que permiten al rival, los Wolves son el mejor equipo de la NBA con 0.51 permitido. La media de la liga esta campaña estuvo en torno al 0.55 (exactamente .547). Pero es que en porcentaje de pérdidas de balón del contrario se sitúan en el quinto lugar con un 12.9%, es decir, fuerzan a sus rivales a perder el balón en muchas ocasiones debido en gran medida a los numerosos cuerpos grandes y expertos defensivos con los que se ha ido construyendo esta plantilla. Una vez más, en porcentaje de rebotes defensivos capturados por cada equipo, Minnesota ocupa el puesto seis de la NBA con 76.9%, a 1.5 de los primeros que esta campaña fueron los Sacramento Kings con Domantas Sabonis como estandarte. En esta categoría, el pívot francés es quien mantiene a los Wolves tan arriba, ya que el bueno de Gobert capturó 9.2 rebotes defensivos de media por encuentro de los 12.9 totales que registró este año. También influyeron los 6.8 defensivos del dominicano Karl-Anthony Towns, los 4.8 de un Edwards que siendo escolta es una autentica bestia reboteadora como ya veremos más adelante, y los 4.3 de un Naz Reid que fue elegido Mejor sexto Hombre del año y que tan solo promedia 24.2 minutos por partido, pero que los aprovecha y mucho siempre que está en la pista y su equipo lo agradece. Como último de los cuatro factores de la estadística avanzada en defensa, tenemos el respectivo a los tiros libres. El factor de tiros libres es una medida de la frecuencia con la que un equipo llega a la línea de libres y la frecuencia con la que anotan dichos tiros. En este caso Minnesota terminó la campaña con .197, ocupando el puesto veintiuno de toda la liga.

Pero para poner en buen contexto a este grupo y sus integrantes, se necesita mucho más que revisar los cuatro factores clave que componen la defensa de un equipo. Comparémoslo con los que para muchos se pueden considerar los mejores equipos defensivos de la historia. Arrancamos con la temporada 2003–04 donde ya encontramos a dos de los mejores quince planteles defensivos según los expertos: Detroit Pistons y San Antonio Spurs. Los dos mejores ratings defensivos de aquel año con 94.1 para los de Texas y 95.4 para los de Michigan. Nuevamente observando las mismas variables que para Minnesota, en cuanto al porcentaje de eficiencia de tiros que permiten al rival, estos dos colosos defensivos quedaron primero y segundo aquella campaña, con 0.43% para Spurs y 0.44% por parte de Pistons. En porcentaje de pérdidas ocasionados al rival Detroit era más intenso que San Antonio y ocupó el puesto seis de la liga con 15.5% por los 14.8 de los Spurs que se situaron en el décimo lugar. En porcentaje de rebotes defensivos San Antonio estuvo imparable aquel año y fue el mejor de toda la liga con 74.6%, y Detroit cayó hasta el puesto doce con 71.8%. Finalmente, el factor de tiros libres situó a Pistons en el tercer puesto de la liga con .202 y a Spurs en el décimo lugar con .215 de media. 

Con una dupla como la formada por Rasheed Wallace y Ben Wallace, los Pistons de 2003-04 eran un núcleo defensivo de élite gracias a sus condiciones físicas y a la capacidad de cambio perimetral de sus hombres grandes. Ese año, los Detroit Pistons tuvieron una increíble racha de cinco partidos al final de la temporada, limitando a sus rivales a menos de 70 puntos por partido, y contaban además con el jugador que ostenta a día de hoy el récord de mejor Defensive Rating de la historia de la NBA y ABA: Ben Wallace (87.48 DRtg). A lo largo de la campaña 2003–04, permitieron anotar solo 84,3 puntos por partido a sus rivales, promediaron siete tapones y ocho robos por partido y registraron un récord de 19 tapones contra los Indiana Pacers en el segundo partido de las finales de la Conferencia Este. En aquellas Finales de la NBA, vencieron a los Lakers de Kobe, Karl Malone, Shaq y Gary Payton. En los cinco partidos que duró la serie, los Lakers solo anotaron más de 90 puntos una vez, y en el Game 3 cerraron por completo a los angelinos permitiéndoles anotar tan solo 68 puntos. Por su parte, los San Antonio Spurs no ganaron nada ese año, pero aquel equipo de 2003–04 fue la mejor unidad defensiva en la carrera dinástica del equipo.

Sin David Robinson, los Spurs estaban a la caza de un segundo título consecutivo de la NBA, y a todos los efectos, fueron un equipo estadísticamente mejor: permitieron solo 84.3 puntos por partido y promediaron 6.5 tapones y 8.1 robos. Contaban con un Tim Duncan que, si la de Ben Wallace dijimos que era la mejor marca de la historia en la categoría de Defensive Rating, la del ala-pívot aquel mismo año es la sexta mejor de la historia. Ambas franquicias cuentan con planteles defensivos de los más laureados, siendo considerados en esta lista en más de una ocasión. Tanto los Pistons de la temporada 1989–90 como los Spurs de la 98–99 podrían ser mencionados aquí gracias a su gran impacto defensivo y al núcleo de élite con el que contaban. Y es que, hablamos de dos de las franquicias más representativas del apartado defensivo. Lugar al que, sin duda, estos Timberwolves quieren poder pertenecer en el futuro.

Si hablamos de expertos defensores, no podemos dejar de lado a Boston Celtics. Concretamente destacamos tres periodos de la franquicia de Massachusetts: temporada 1963–64 con Bill Russell, 2007–08 con Kevin Garnett y la campaña 2021–22 con un Marcus Smart defensor del año. Bill Russell fue el ancla de las cuatro mejores defensas individuales en una temporada en la historia de la NBA. En cada campaña desde 1961 hasta 1965, los Celtics obtuvieron registros defensivos históricos y mientras tanto, coronaban el pastel con guindas en forma de campeonatos. Bill Russell, con 29 años durante la campaña ‘63–64, consiguió 16 victorias compartidas en el aspecto defensivo, una marca que a día de hoy sigue destacando como la mejor de todos los tiempos. En 2008 con Kevin Garnett como estandarte defensivo, los Boston Celtics ganaron su decimoséptimo campeonato de la NBA. Jugadores como Pierce y Allen eran espléndidos defensores en las alas, y contaban con un base demoledor en el aspecto táctico como Rajon Rondo. Dependía de este y una robusta línea formada por Garnett, Kendrick Perkins, Leon Powe o Big Baby Davis, establecer un tono físico en defensa. Estos Celtics dejaron claro desde el principio que la unidad defensiva estaba entre las mejores de todos los tiempos y terminaron con un récord de 66–16, mientras que Garnett se llevaba a casa el premio al Defensive Player of the Year. Boston limitó a sus oponentes a 90.3 puntos por partido y promediaron 4.6 tapones y 8.5 robos, para finalmente aplastar a los Lakers 4–2 en las Finales de la NBA. Después de que la dinastía de la bahía revolucionara el juego en 2016–17, todos los equipos comenzaron a practicar otro estilo de juego, con más ritmo y fluidez, dejando más espacios sobre la pista. Este fenómeno ocasionó un aumento drástico en los puntos anotados y recibidos por partido.

Sin embargo, se podría argumentar que los Celtics de la campaña 21–22 rompieron la tendencia al alza y registraron la menor cantidad de puntos por partido de cualquier equipo en las últimas cinco temporadas. Todo ello motivado gracias a contar con dos de los mejores two way players de la liga: Jayson Tatum y Jaylen Brown. Ambos jugadores ofensivos élite que también cumplen de forma sobresaliente en el apartado defensivo. En la construcción del juego, contaban además con el Jugador Defensivo del Año, Marcus Smart, incluido por tercera vez en el Primer Equipo Defensivo de la NBA. En la pintura, Robert Williams III proporcionaba protección del aro, mientras que Al Horford sumaba un cuerpo grande para ocupar espacio. Pese a no lograr el título de la NBA, aquellos Celtics armaron una defensa histórica, así como la que formaron en 2007–08 o en 1963–64, y como Chris Finch y su staff técnico están consiguiendo en Minnesota.

No podemos dejar fuera de esta lista al equipo que cuenta con la mejor calificación defensiva de todos los tiempos en una temporada de la NBA, con una calificación de 91.3: los Washington Bullets de 1974–75. Los Bullets contaban con una fuerza interior dominante y potente compuesta por Elvin Hayes y Wes Unseld. Ambos pívots eran sólidos protectores de aro e intimidaban a los oponentes en la pintura, obligándolos a lanzar desde fuera, donde eran recibidos por Phil Chenier y Kevin Porter, defensores muy sólidos. Todo este entramado defensivo llevó a que los oponentes lanzaran con un 43.8% contra ellos, siendo la mejor marca defensiva de toda la liga. Además, contaban con un Hayes de récord, quien consiguió aquel año el segundo lugar en la lista de mejores Defensive Ratings de la historia con 87.60, justo detrás del ya mencionado Wallace en 2003–04. Especial mención por supuesto a los Indiana Pacers de la temporada 2013–14, quienes fueron una defensa sorprendentemente sólida en aquel momento con Frank Vogel como entrenador jefe. Hasta principios de enero, los Pacers permitieron 95.5 puntos por cada 100 posesiones, diez puntos más de la marca promedio de la liga (105.2). La pareja Hibbert-West era un problema en la pintura. Juntos les pusieron las cosas muy difíciles a los rivales. En las alas, Paul George y Lance Stephenson eran defensores por encima del promedio. Aquel año lograron unas Finales de Conferencia Este muy reñidas contra el campeón defensor Miami Heat. Un plantel muy bien equilibrado en todas las áreas del juego, muy semejante a lo que se está intentado construir en estos Timberwolves. Cuerpos grandes que sean capaces de defender en todas las posiciones del juego, intercambiando marcas y asfixiando a los rivales hasta provocarles errar en sus acciones.

De igual modo nos encontramos en esta lista a los Utah Jazz de 2020–21, que comparte además una sorprendente similitud con los Minnesota Timberwolves de esta campaña 23–24: al Stifle Tower Rudy Gobert entre sus filas. Considerado en un principio una absurda locura de traspaso, el reciente ganador del premio a Defensor del Año por cuarta vez en su carrera es un pilar indiscutible en la mejor defensa de la NBA. El pívot francés es el corazón y el alma de unos Wolves que terminaron con el mejor Defensive Rating en la temporada regular. Lideró la liga tanto en defensive win shares como en rating defensivo y promedió 9.2 rebotes defensivos y 2.1 robos por partido. Esta es la segunda mejor marca en defensive win shares y minutos jugados de toda su carrera NBA. Curiosamente le otorgan el premio justo después de que los Wolves tuvieran posiblemente su mejor actuación defensiva del año sin Gobert en la cancha. En el segundo partido de las semifinales de la Conferencia Oeste, los Wolves limitaron a los actuales campeones a tan solo 80 puntos y ningún jugador de los Nuggets superó los 20. Tan asfixiante fue la defensa de Minnesota que Murray y Michael Malone no pudieron contener la rabia y su sofoco con la situación que estaban viviendo les provocó ciertos gestos de muy mal gusto deportivo con árbitros y compañeros de oficio.

El cambio más esencial para Minnesota de cara a la serie contra Phoenix fueron sus esquemas defensivos de pick-and-roll. Chris Finch y el cuerpo técnico emplearon al francés en el nivel de la pantalla con mucha más frecuencia de lo que lo habían hecho en temporada regular. Minnesota recurrió a Gobert en múltiples ocasiones para defender a Bradley Beal, Kevin Durant y Devin Booker en aislamiento. Rudy no solo sobrevivió a ello, sino que encima lo bordó. En múltiples ocasiones, el defensor de los Wolves frenó al principal talento del perímetro de Phoenix. Pero este equipo no se trata únicamente del francés. Si bien los Wolves cambiaron su plan de juego defensivo en varios momentos de la eliminatoria, la identidad defensiva permaneció siempre intacta. A lo largo de la temporada las exhibiciones defensivas más sólidas de Minnesota se produjeron como resultado de la contención de balón de élite. Sus peores partidos de hecho se vieron reflejados por este factor: una mala contención de balón. Sin embargo, los de Finch parecen saber muy bien cómo detectar los errores, y sobre todo, cómo reajustarlos de cara al próximo duelo. Phoenix buscó agresivamente el espacio abierto al tratar de bloquear a los defensores perimetrales de primer nivel de los Timberwolves, pero se toparon continuamente con un McDaniels y un Nickeil Alexander-Walker que no querían cederles absolutamente nada. Nickeil y McDaniels borraron el espacio al jugar constantemente cerca de los manejadores de balón.

Con Tim Connelly como presidente de operaciones al mando, los Nuggets lograron convertirse en el mejor equipo del mundo y coronarse campeones el año pasado. Sin embargo, Connelly es ahora el gran artífice de estos Timberwolves que podrían arrebatarles la corona que tanto les costó alcanzar. Los coordinadores ofensivos de Denver en el segundo año NBA de Jokic, fueron Chris Finch y Micah Nori, ahora entrenador jefe y asistente principal, respectivamente, en el otro lado de la moneda. Para cuando los Nuggets se hicieron con el Larry O’Brien el verano pasado, Connelly, quien se encargó de draftear al serbio, a Jamal Murray y de realizar el traspaso de Aaron Gordon, el entrenador jefe Chris Finch y el asistente Nori ya se preparaban para dar con la clave de destruir el plan que ayudaron a diseñar años atrás. Y poco le costó a Connelly apretar el botón y romper los esquemas de la franquicia por varios lados. El primer movimiento de este con el equipo fue un controvertido all-in por Rudy Gobert, renunciando a cuatro primeras elecciones del draft y múltiples jugadores de rotación. Calificado como uno de los mayores desastres en la historia de los despachos, hoy parecen respirar mucho más tranquilos en Minnesota.

Desde aquel suceso, Edwards se ha convertido en una superestrella absoluta de la liga, Gobert acaba de firmar su cuarto trofeo a Defensor del Año y se convierte en el jugador que más veces lo ha ganado en la historia, McDaniels se ha convertido en una amenaza defensiva de élite, Alexander-Walker es un jugador tremendamente maduro para su edad y un complemento capaz de romper y desatascar cualquier entramado y han encontrado en Naz Reid un Sexto Hombre del Año que aporta desde el banco innumerables estadísticas, y ninguna acción negativa. Como se muevan este verano en el mercado puede significar la verdadera prueba de fuego de su progreso y de un presidente de operaciones que entró al juego mostrando todas sus cartas y que podría llevarse el premio gordo: formar una dinastía de la liga para muchos, muchos años.

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