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Perfiles NBA

Jeremy Sochan o cómo huir de la ortodoxia

Jeremy Sochan es un jugador indescriptible. Su historia, su trayectoria deportiva y heterodoxo juego hacen del jugador de los Spurs uno de los más particulares y llamativos de la NBA.

Lo primero que puede llamar la atención sobre Jeremy Juliusz Sochan (Guymon, 2003) es su pelo. Sus continuos cambios de colores e incluso dibujos recuerdan sin lugar a dudas al mítico Dennis Rodman. Precisamente, la segunda cosa que llama la atención de Sochan son sus tatuajes y su estilismo fuera de la cancha, los cuales lo acercan más aún a la estética “rodmaniana”. En tercer lugar, su “heterodoxa” forma de lanzar los tiros libres a una mano no ha dejado indiferente a nadie. Pero, por encima de todo, lo que más impacta de Sochan es lo que no es tan llamativo o visible: su capacidad para escapar de lo que entendemos como “baloncesto”.

La vida de Sochan cambió con apenas dos años de edad. Jeremy se trasladó desde Oklahoma hasta Inglaterra cuando solo tenía dos años, junto a su familia, en la que el baloncesto era ya una pieza clave, pues su madre Aneta era una conocida ex jugadora polaca. De hecho, si profundizamos en las raíces polacas de Sochan, su segundo nombre es en honor a su abuelo Juliusz, quien llegó a ser presidente de la asociación regional de baloncesto de Varsovia.

Fue en  Milton Keynes, en un país en el que el baloncesto es un deporte casi minoritario, donde Sochan comenzó a destacar en su etapa de instituto. Una segunda mudanza lo llevó hasta Southampton, donde jugó en el equipo juvenil de los Solent Kestrels, un asiduo de las ligas profesionales británicas. A su vez, cabe señalar que durante estos años Jeremy pasaba los veranos en Polonia, para cuya selección nacional juega y con quien consiguió ser el MVP del Europeo Sub-16 en 2019.

Sochan finalizó su etapa de secundaria en Indiana, concretamente en La Lumiere School, para más tarde decidir para la Universidad de Baylor antes de dar su salto a la NBA. Pero, antes de iniciar su etapa universitaria, en plena pandemia del COVID-19, Jeremy decidió dar otra vuelta a su desarrollo como jugador y marcharse al Orange Academy de la Pro B alemana, la tercera división del país. Allí, en la pequeña localidad de Weißenhorn, Sochan se empapó del más puro baloncesto europeo bajo las órdenes de Anton Gavel, el exjugador esloveno y actual entrenador del Ratiopharm Ulm. En 25 partidos pudo comprender lo que era el basket FIBA y desarrollar, entre otras cosas, su tremenda capacidad defensiva. Después de esta experiencia  alemana, Jeremy  comenzó su andadura en los Baylor Bears de la Universidad de Baylor, promediando 9.2 puntos, 3.5 rebotes, 1.9 asistencias y 1.3 robos, lo cual le sirvió para ser elegido en la novena posición del Draft de 2022 por los San Antonio Spurs.

Jeremy aterrizó en San Antonio, después de una formación que lo había llevado por Inglaterra, Alemania e Indiana, habiéndose empapado de diferentes estilos y formas de ver el baloncesto. Quizás, fue este “particular” recorrido lo que llamó la atención de los Spurs, una franquicia que en los drafts suele buscar jugadores “gourmet” y “exquisitos”, dejando de lado grandes números cosechados en etapas universitarias, los cuales demuestran únicamente una realidad y no un futuro. Puede que también fuese la mirada de Gregg Popovich la que vio en Jeremy un jugador único, uno de sus futuros jugadores fetiche. Lo que sí que ha quedado claro en este tiempo es que su elección fue una decisión clave para la reconstrucción de la franquicia texana.

En su primera temporada en Sochan promedió 11 puntos, 5.3 rebotes y 2.5 asistencias en 26 minutos. Unos números que pese a no destacar le sirvieron para entrar en el segundo quinteto de rookies de la temporada 22-23, un galardón que se fundamentó en las capacidades defensivas que demostró, a la vez que su polivalencia. Es precisamente esa polivalencia, esa capacidad de adaptación, la que Popovich quiso potenciar en su primera temporada. Y es que en más de una ocasión el veterano entrenador ha destacado esta capacidad de jugar en cualquier posición, a la vez que su capacidad defensiva. De hecho, Pops ha llegado a decir que es un jugador “salvaje”.

La llegada de Victor Wembanyama, la cual cambió la realidad de los Spurs y de la NBA en general, fue todo un catalizador para Jeremy. En un esquema ecléctico y nada habitual, después de una primera temporada en la que comprendió el papel que podría tener el jugador estadounidense-polaco en la liga, Popovich decidió probar a Sochan como base. Así, Jeremy se convirtió en un atípico manejador con el que los Spurs buscaban aumentar el  ritmo de juego, la altura del quinteto y la capacidad física del mismo. Pese a que los resultados hasta ahora no han sido tan buenos como se esperaban, lo cierto es que esta circunstancia reveló con creces la polivalencia y la capacidad de adaptación ante cualquier circunstancia que posee Sochan, un jugador que indudablemente no puede circunscribirse solo a la posición de ala-pívot.

Más allá de lo puramente colectivo, cabe destacar la conexión que han establecido Sochan y Wembanyama. Puede que su amplia variedad de recursos, su heterodoxo juego o su visión de tinte europeo del baloncesto sean las que hayan hecho que ambos jugadores establezcan un vínculo que trasciende a lo que ocurre en la pista. Sochan sabe que su función es suplir las carencias físicas y defensivas que presenta Wemby, este, a su vez, es conocedor de su responsabilidad para comandar a una joven franquicia en reconstrucción. Esta conexión queda patente en partidos como el que disputaron esta misma temporada contra Portland, donde ambos consiguieron un doble-doble. De hecho, Jeremy consiguió 31 puntos (12/20 en tiros de campo) y 14 rebotes, siendo probablemente su mejor partido desde que está en la liga. Sin lugar a dudas, Wemby no solo ha aterrizado para brillar, también es un elemento diferencial para potenciar las características  de alguien como Sochan.

En definitiva, Jeremy Sochan es algo más que su pelo de color, su particular dinámica en los tiros libres o su gusto por la moda. Sochan no es Rodman, pese a que el empeño por compararlos sea constante. El estadounidense-polaco es realmente un jugador total, diseñado para desarrollar un juego heterodoxo y moderno, capaz de aportar intangibles y de ser vital para la victoria anotando menos de 10 puntos. Porque Jeremy Sochan lleva toda su vida huyendo del baloncesto ortodoxo, tomando un camino distinto y practicando un juego difícil de comprender pero tremendamente eficiente.

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