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Perfiles NBA

Derrick White y su improbable ruta hacia la cima

Derrick White, o cómo pasar de ser una figura marginal en la liga, a convertirse en un jugador de culto en los Boston Celtics

Derrick White

En el mundo del deporte de élite en general y del baloncesto en particular, la imagen del jugador exitoso a menudo se asocia con una gran confianza que parece desafiar la realidad y un ego desmedido e ingobernable.

Entre estos especímenes, entre las brillantes luces que iluminan a los más grandes, entre los aplausos de los entusiastas seguidores, se cuela una historia poco común. Una narrativa que desafía las expectativas, que contradice los arquetipos y estereotipos establecidos. La de un jugador con una humildad y una autoexigencia brutal y enfermiza. La historia de un individuo sin las cualidades físicas inherentes necesarias, para alcanzar el éxito en un campo tan competitivo como el baloncesto profesional.

Al inicio de la 2023-24 Derrick White se quedaba fuera de la lista de ESPN de los 100 mejores jugadores de la NBA. Sigue siendo uno de los jugadores más infravalorados de la liga, algo de lo que no es ajeno, que es un leitmotiv en su vida y que le da gasolina para seguir trabajando y superándose.

Esta es la historia de alguien que desafió las probabilidades y cuya falta de ego se convirtió no en un obstáculo sino en una herramienta inesperada en su enfermiza búsqueda por lograr su objetivo. Esta es la historia de Derrick White que, contra todo pronóstico, nos ha demostrado que los caminos hacia la cima pueden ser tan inusuales como inspiradores.

Con 11 años, el pequeño Derrick, en un trabajo sobre “Lo que quieres ser de mayor” en su colegio escribió:

“Hay muchas cosas que me gustaría hacer cuando sea mayor, pero si tengo que elegir una, una sola de ellas, yo quiero ser jugador de baloncesto. Juego todos los días, en la sala de casa tengo una canasta y juego con mi padre, los compañeros me dicen que soy muy buen pasador y también estoy mejorando el tiro.”

En ese trabajo escribe con determinación que le gustaría jugar a nivel universitario en North Carolina y profesionalmente en la NBA y en los Denver Nuggets.

«Desde los 4 años su personalidad siempre ha sido muy competitiva» – Richard White

Dos años más tarde, con 13 años, en octavo grado, en la Legend High School, ubicada en un suburbio de Denver, era un jugador de instituto que pasaba totalmente desapercibido. No contaron con él, ni siquiera, para el primer equipo. A esa temprana edad, el protagonista de esta fábula, se llevó una de sus primeras grandes decepciones. Lejos de abandonar, luchó en contra de su destino y fue capaz de darle la vuelta a ese revés y convertirlo en una gran motivación para demostrar que se estaban equivocando con él.

“Simplemente no te rindas. Sigue adelante. Sigue trabajando” – Derrick White.

Siguió adelante, siguió luchando contra la naturaleza y los estereotipos, y se convirtió en una leyenda, pese a su escasa estatura, de los Titans tras cuatro años en el equipo, registrando 1.085 puntos y 176 robos.

En su último año de instituto, Derrick White obtuvo una mención de honor estatal y un puesto en primer equipo de la Liga Centenario para los Titans. Lideró al equipo en los playoffs estatales en las temporadas junior y senior. En su última temporada, la 2011-2012, con unos escasos 178 cm y unos ínfimos 70 kg., promedió 19 puntos, 5 asistencias y 4 rebotes.

Derrick es, hasta el momento actual, uno de los tres únicos alumnos de Legend High School en llegar a profesional. Los otros dos son el jugador de de los Boston Red Sox (MLB), Bobby Dalbec, y el linebacker de los Jacksonville Jaguars (NHL), Chad Muma.

La graduación estaba muy próxima y rondaba una sensación de desasosiego, incertidumbre, incluso de desesperación, en el entorno de la familia White ante unas nulas perspectivas de futuro dentro del baloncesto. Nadie, ni una sola universidad había dado muestras de interés en contar con él.

Marcus Mason, su entrenador en Legend High School y uno de sus grandes valedores, llamó a al menos 50 o 60 entrenadores conocidos, con los que tenía una buena relación para hablarles de la proyección de White. La respuesta tipo que recibía era algo así como: “Marcus, tienes que estar loco, este tipo no es un jugador de baloncesto universitario, es demasiado pequeño”.

Mason se sorprendía de que los entrenadores y ojeadores universitarios estuvieran desaprovechando el potencial de su pupilo.

Richard y Colleen White, sus padres, grabaron cada partido, de su última temporada de instituto, con una cámara doméstica, para editar y montar una serie de highlights. Enviaron más de 50 DVDs y cartas a diferentes universidades en todos los niveles de todo el país. Pero Derrick no daba la talla para pasar al siguiente nivel.

Pese a su innegable capacidad en una cancha de baloncesto, ni siquiera apareció en el Top 150 de talentos de EE.UU según la prestigiosa Rivals.

“Simplemente no era tan grande. Simplemente no tenía el tamaño” – Cory Calvert, amigo de la infancia.

Una oportunidad, una esperanza

Cuando todo indicaba que tendría olvidar su sueño y aparcar el baloncesto, cuando prácticamente habían perdido toda esperanza, apareció Jeff Culver, el segundo entrenador que apostaba por el talento del de Parker.

En 2011, el entrenador estaba ojeando jugadores durante un torneo en Denver, cuando un chico flaco le llamó la atención.

«Podía ver lo delgado que estaba», dice Culver, «pero también sabía que el niño podía jugar. Tenía esa competitividad y la capacidad de hacer jugadas. Lo vi en el primer partido».

Lo más que le pudo ofrecer fue una “semi” beca de cuatro años que únicamente incluía comida y alojamiento.

Pese al hándicap de su tamaño, Culver tuvo en cuenta que White aun tenía 17 años cuando se graduó, que su padre era alto y que había un estudio médico, que aseguraba que Derrick era de crecimiento tardío y que potencialmente podría alcanzar los 196 cm al finalizar su desarrollo.

En ese cambio de temporada, la Colorado-Colorado Springs University (UCCS) de la segunda división de la NCAA, ofreció el puesto de entrenador jefe a Jeff Culver. El valedor de White aceptó la oferta y el primer jugador reclutado por el nuevo entrenador de los Mountain Lions fue Derrick.

En un giro de guion tremendo en la vida profesional de DW, Culver le ofreció una beca de 3.000 dólares, con la oportunidad de acceder a una beca completa de cara a su segundo año. Aunque la matrícula ascendía a un total de 20.000, la familia White corrió el riesgo ese primer año, apostaron por el talento de Derrick y gracias a un préstamo estudiantil, entró a formar parte de la universidad con la intención de aprovechar al máximo esa única e improbable oportunidad que se le había presentado.

Jeff, tenía previsto que Derrick saliera desde el banquillo, que empezara con un rol de suplente. Confiaba en sus virtudes, pero consideraba que debía crecer, tanto en la estructura del equipo como físicamente para pasar a un hipotético siguiente nivel.

Semanas antes de incorporarse a la universidad, junto con algunos de los que iban a ser sus nuevos compañeros de equipo, participó en una liga Pro-Am. Al primer partido llegó con las mejillas hinchadas, el día anterior le habían sacado las muelas del juicio, pero Derrick dijo que estaba bien y jugó como si nada. Una vez más rompió con lo esperado, destacó y sorprendió incluso a sus compañeros que se preguntaban: “¿Quién es ese niño?”

Ese verano el pequeño White creció 13 centímetros. La sorpresa de Culver y sus asistentes cuando vieron a Derrick fue gigante. Aun así, los Mountain Lions comenzaron los entrenamientos de pretemporada con Derrick de suplente. White jugaba contra los titulares y las victorias caían del lado del equipo reserva.

Vivía en un apartamento con Alex Welsh, su mejor amigo en la universidad y otros dos compañeros de equipo, todos titulares excepto él. Welsh recordaba:

“Derrick estaba matando a nuestros cinco titulares en los entrenamientos”. «Nos quitaba el balón, nos pasaba por encima, nos superaba en rebotes y su equipo nos ganaba en los entrenamientos».

Pese a superar todas las expectativas del cuerpo técnico, el plan seguía siendo el mismo, el rol de Derrick White sería partir desde el banquillo. Pero todo cambió después de un partido de pretemporada. Tras una dura derrota Jeff Culver, tras una charla con Jeff Sweet, uno de sus asistentes, tomó una decisión.

“Al día siguiente, al llegar al entrenamiento, lo colocaron directamente con los titulares”Alex Welsh

Desde ese día, Derrick fue titular en todos los partidos a lo largo de tres temporadas. Temporada a temporada su crecimiento físico y deportivo fue constante y se convirtió rápidamente en la estrella del equipo.

Ese tercer año promedió 25,8 puntos, 7,3 rebotes y 5,2 asistencias, guiando a su equipo a pelear por el torneo de la NCAA División II. En lo individual, el primer jugador de la UCCP en ser elegido para disputar el prestigioso All-American y a su vez fue incluido en el quinteto ideal de la Conferencia Rocky Mountain Athletic. A esas alturas, White se había consolidado como líder histórico de la universidad en puntos (1.912) y asistencias (343) hasta ese momento. La UCCS bajo la batuta de Culver era su hogar y tenían la oportunidad de lograr algo histórico en su cuarta y última temporada.

La Universidad de Colorado Boulder que compite en la Conferencia Pac-12 de la División I de la NCAA, y donde había destacado Chauncey Billups, un referente en el baloncesto de Colorado, se había fijado en él y le había llamado. Aceptar esa oferta implicaba abandonar su equipo, su casa, su gente, sus amigos. Tomar esa decisión fue una de los pasos más difíciles para Derrick, ya que no quería defraudar a nadie, y sentía que lo estaba haciendo.

Tras una dura conversación con su íntimo amigo, éste le exoneró: “Hermano, no, no estoy decepcionado. Estoy muy feliz por ti y nunca estaré enfado. Pero estoy triste.»

White estaba listo para seguir creciendo en Boulder a las órdenes de Tad Boyle. Estuvo sin jugar, una temporada, la 2015-16, debido a las reglas de transferencia de la NCAA y Derrick la aprovechó. Alcanzó su altura actual 1,93 y pasó mucho tiempo en el gimnasio trabajando para ganar peso. Puso alarmas en su teléfono para recordar comer a horas extrañas y se siguió formando en lo táctico. Todo ese trabajo supuso un gran avance para él, ya que la siguiente temporada tendría que enfrentarse a chicos de su edad con los físicos más imponentes del país. White estaba convencido de que ese paso era fundamental para poder ponerle en disposición de tener alguna «oportunidad de llegar a la NBA».

«Quería desafiarme al más alto nivel en Pac-12 jugando para la escuela de mi estado natal«, «Quería desafiarme a mí mismo» – Derrick White

Estaba preparado y promedió 18,1 puntos, 4,4 asistencias, 4,1 rebotes, 1,2 robos y 1,4 tapones en 32.8 minutos por partido con un acierto del 50,7% en tiros de campo y 39,6% en triples. Con esos números, fue incluido en el mejor quinteto de la Conferencia Pac-12 y lo más importante, sus grandes actuaciones hicieron que los ojeadores de la NBA comenzaban, por fin, a fijarse en él.

Su versatilidad como combo guard, con un gran rango de tiro, inteligente y aportando en ataque y defensa. Un talento que se comenzaba a proyectar como una posible futura elección, eso sí, tardía del Draft. Por delante de él destacaban perfiles similares como los de Markelle Fultz o Lonzo Ball.

Y llegó la noche del Draft. El 23 de junio de 2017 Derrick se quedó en su casa, rodeado de toda su familia para ver la ceremonia por televisión. Finalmente era el turno de los San Antonio Spurs de Gregg Popovich con una selección de primera ronda tardía. Tras unos instantes de tensión, Adam Silver pronunció las esperadas palabras para la familia White de Parker, Colorado: “Con el número 29 los San Antonio Spurs seleccionan a Derrick White”

La alegría en Denver se desató, el protagonista de la historia se quedó sentado, con una tímida sonrisa, no se podía mover. Lo había logrado, había sido elegido. A las 6 de la mañana del día siguiente, Derrick, el ya no tan pequeño Derrick, acudió al gimnasio para seguir entrenando de cara a su debut en la NBA.

«Nunca lo había visto, ni siquiera sabía que existía en el mundo. No sabía que estaba en el planeta»Gregg Popovich

Tras un largo y duro camino White se convirtió en el primer jugador de la segunda división universitaria en la NBA, desde la retirada de Ben Wallace en 2012.

El día que firmó su primer contrato profesional, llamó al Banco de Colorado para saldar la deuda que tenía con ellos. Quería cancelar el préstamo universitario que 5 años antes había pedido para poder continuar jugando al baloncesto, estudiar y luchar por su sueño.

Esta la historia de alguien que ha sabido superar dificultades, adversidades y negativas. Es una historia que va más allá del baloncesto, es una historia en la que el héroe, pese a tener todo en contra y gracias a una extraordinaria resiliencia, apoyándose en la fé en uno mismo, donde la perseverancia, la determinación y la lucha han logrado que el sueño de un niño de 11 años llegara a cumplirse.

“Nunca renunciéis a vuestros sueños, si vuestro deseo es jugar jamás dejéis de hacerlo, el baloncesto os encontrará, no importa dónde estéis“ Derrick White

Tras aparecer en las votaciones de los aficionados entre los 10 mejores guards de cara al All-Star 2024, hoy es titular en uno de los equipos más excitantes de la NBA, los Boston Celtics. En Beantown compite por tratar de lograr el 18º título para los de Massachussets.

Es el primer jugador de la NBA en la historia con al menos 200 asistencias, 120 triples, 50 tapones y 40 robos en los primeros 46 partidos de una temporada.

Esta es la génesis de Derrick White, un jugador de culto.

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