El baloncesto parisino vive días de gloria. Con el objetivo de disputar la Euroliga y de convertirse en un equipo dominante en su liga doméstica, el París Basketball es a día de hoy uno de los proyectos deportivos más interesantes del continente.
Una de las primeras veces que escuché hablar del París Basketball fue en el verano de 2021. En concreto, llegó a mí la noticia que anunciaba el fichaje de Kyle O’Quinn por parte del equipo de la capital francesa. Me llamó bastante la atención que un jugador con más de 400 partidos en la NBA y que acababa de finalizar la temporada con Fenerbahçe decidiese jugar para un recién ascendido a la Pro A francesa. Después de buscar algo más sobre el equipo, creado en 2018, no fue complicado comprender que el París Basketball era, probablemente, uno de los proyectos más ambicioso de Europa.
Con poco más de seis años de historia, el París Basket ha conseguido convertirse en uno de los equipos más relevantes de la Eurocup y la Pro A francesa. El origen del club parisino está en la idea de los estadounidenses Eric Schwartz y David Khan, que buscaban crear un equipo de relevancia europea en la capital francesa. Schwartz, propietario principal, ya fue en su día un accionista minoritario de los Atlanta Hawks, mientras que Kahn ha ocupado cargos como el de presidente de operaciones en los Minnesota Timberwolves. El primer paso en el nacimiento del equipo fue la creación de la sociedad Paris Basketball Investments y la fusión llevada a cabo por el Domrémy Basket 13, el Ménilmontant Paris Sports y el Club Sportif du Ministère des Finance (CSMF), tres equipos parisinos que se unieron con el apoyo del ayuntamiento de la ciudad. Tras ello, Schwartz y Khan compraron la plaza del Hyeres-Toulon, equipo que se encontraba en una difícil situación económica en la Pro B.
Pese a lo que se pueda pensar, la realidad es que los dos primeros años de vida del París Basketball no fueron fáciles y el ascenso a la Pro A fue un proceso realmente complicado. Fue en la temporada 2020-2021 cuando el equipo logró ascender con una gran importancia por parte de Juhann Begarin, que llegó a ser elegido en el pick 45 de la segunda ronda del Draft de 2021 por los Boston Celtics. La siguiente temporada, la del debut del París Basketball en la máxima competición del baloncesto francés, llegaron al equipo Kyle O’Quinn y Axel Toupane, quienes poseían una amplia experiencia en la NBA. Además, se incorporaron también a la plantilla jugadores experimentados como Kyle Allman, Ryan Boatright o Amara Sy. Pese a que sobre el papel la situación era favorable para estar incluso en el top 8 de la liga, acabaron consiguiendo la permanencia en una agónica jornada final.
Aunque el París Basketball no destacase a nivel deportivo, la Euroliga tenía un gran interés por desembarcar en la capital francesa, un lugar estratégico en su proceso de expansión. Esto hizo que para la temporada 2022-2023 el equipo contase con una invitación, o “gold card”, para poder disputar la Eurocup. Este era sin duda un gran paso para conseguir estar entre los grandes equipos del continente. Para esta temporada la gerencia del equipo parisino apostó por la continuidad de jugadores como Allman, Kamagate, Begarin o Toupane. A ellos se sumaron Amar Gegić o Tyrone Wallace, quien poseía una amplia experiencia en la G-League y la NBA. Además, se apostó de forma arriesgada por Will Weaver como entrenador principal. Con una amplia trayectoria como asistente en Philadelphia 76ers, Brooklyn Nets o Houston Rockets, el estadounidense tenía la oportunidad de experimentar lo que era dirigir a un equipo europeo.
La temporada 22-23 no acabó como Schwartz y Khan esperaban. Weaver llevó al equipo hasta cuartos de final en la Eurocup, pero sus resultados en la competición doméstica no permitieron al conjunto parisino llegar a los Play-offs por el título, con un récord de 16 victorias y 18 derrotas. La apuesta por un técnico sin experiencia en Europa y el bajo rendimiento de los nuevos fichajes, salvo en el caso de Wallace (que promedió más de 16 puntos), llevaron al equipo a una situación en la que la mejora esperada no se consiguió. Esto fue lo que llevó a la propiedad a realizar una apuesta sobre seguro para la temporada 2023-2024, escogiendo como nuevo técnico al finés Tuomas Lisalo. Ganador de la FIBA Champions League 2023, Lisalo decidió convencer para embarcarse en el proyecto parisino a los jugadores que habían sido claves en su éxito en el Telekom Baskets Bonn alemán. TJ Shorts, Collin Malcolm, Tyson Ward, Michael Kessens, Leon Kratzer y Sebastián Herrera viajaron desde Bonn hasta París para buscar un nuevo éxito europeo. A ellos se unieron Nadir Hifi (por quien suspira media Europa), la promesa finlandesa Mikael Jantunen o Bandja Sy, que la temporada anterior había rendido a la perfección en el Metropolitans 92 de Wembanyama. Solo se apostó por la continuidad de Gauthier Denis y Mohamed Diawara.
Hasta la fecha, la enorme reestructuración del París Basketball ha permitido al equipo de la capital francesa competir de tú a tú con Mónaco y ASVEL en la competición doméstica. Pero, por encima de todo, el mayor éxito ha sido llegar a la final de la 7 Days Eurocup, la cual disputará con el JL Bourg en un derbi francés histórico. Después de dejar en el camino a históricos de la competición como Joventut o el Olimpija esloveno y al también ambicioso proyecto de los London Lions, podríamos decir que el París Basketball ha conseguido convertirse en un referente dentro de las competiciones europeas.
Como la nouvelle cuisine, caracterizada por su contraste total con la cocina clásica, por su innovación y vanguardismo, el París Basketball es un proyecto joven e innovador, sin precedentes, que aspira a conquistar Europa. Bajo el mando de Tuomas Lisalo, el club parisino ha conseguido construir un equipo que posee una identidad muy particular, con un bloque sólido en el que destacan el estelar TJ Shorts o Nadir Hifi, reconocido como una de las jóvenes sensaciones del baloncesto europeo. Pero, más allá de lo que a día de hoy es el París Basketball, el club parisino debe de entenderse como un proyecto que aspira a conquistar Europa, a mirar cara a cara a los grandes equipos de una Euroliga cada vez más competitiva.
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