Análisis

Inevitables

Cuatro anillos en los últimos siete años. Historias diferentes para cada uno de ellos, pero idéntica esencia.

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Y volvió a acaecer. Ya lo dijo Rudy Tomjanovich allá por 1995: “Never underestimate the heart of a champion”. Cualquier fulano hubiera pensado que los últimos estertores de Kevin Durant con los colores de la bahía suponían el fin de aquel prolífero viaje. Dolorido y sosteniendo un tendón de Aquiles inservible, el 35 se marchaba siseado de un Air Canada Centre que dos días más tarde celebraría su primer título de campeón. Al vaticinado adiós de KD se sumó la grave lesión de Klay Thompson, último clavo en el ataúd de un grupo que había alterado el curso de la historia.

Aquel fue, probablemente, el mejor equipo de todos los tiempos. Un plantel al que sólo las lesiones privaron de rubricar el three-peat y quién sabe si de algo más. Nunca antes cuatro jugadores del calibre de Green, Thompson, Durant y Curry habían coincidido defendiendo la misma camiseta y todos ellos en su prime. Golden State causó pavor por todas las canchas de la NBA con su archiconocido ‘Quinteto de la Muerte’.

El equipo de los triples y el juego rápido. Los Warriors de Kerr y su inigualable 73-9. Pero sobre todo, los Warriors de Curry. Hubo quien dudó de él tras perecer frente a los Raptors. Ninguneado por muchos mientras Durant era foco de atención de todas las cámaras, Steph era consciente de que el mundo no estaba siendo justo; sus lágrimas en el Garden así lo atestiguan. Tenía muchas cuentas pendientes.

Con Green como único gran exponente de glorias pretéritas, el equipo cayó a la última posición de la liga un año después de jugar sus quintas Finales consecutivas. Lesionados y pasada la treintena, parecía harto improbable vislumbrar un nuevo resurgir en la órbita de San Francisco. No obstante, la falta de fe de algunos fue lo que imprimió ese extra de motivación una vez regresaran los Splash Brothers. Y es que cuando tienes a los dos mejores tiradores que jamás hayan pisado una cancha de baloncesto nada puede darse por sentado.

Cuatro anillos en los últimos siete años. Grupos diferentes, pero una misma esencia. Los Warriors de Stephen Curry, como Thanos y como señalaba el gran Gonzalo Vázquez la pasada madrugada, son inevitables.

Quinteto Ideal

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